Dos años y medio alcanzó a estar Carlos Lampe (38) en el fútbol chileno. En Huachipato, para ser más precisos, su primer destino en el extranjero cuando estaba cercano a cumplir los 30 años de edad.

Las expectativas del portero boliviano se cumplieron a satisfacción, según sus propias palabras. Dejó amigos y un buen recuerdo en la hinchada del club penquista. Al comienzo le afectó el frío sureño y sufrió con las canchas rápidas y mojadas, pero Lampe reconoce que creció como arquero y que al final de su recorrido por Talcahuano, salió como un futbolista más completo.

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-¿Cómo llega a Huachipato, su primer club fuera de Bolivia? ¿Por qué se va a jugar a Talcahuano?

Yo tenía tres ofertas, porque justo habíamos jugado la Copa América en Estados Unidos. Casualmente también me había tocado jugar contra Chile (2-1 ganó La Roja). Tenía una opción para irme a Irán, otra a Colombia, pero decidí ir a Chile porque habían salidos campeones, era una liga que había crecido muchísimo, ordenada. Chile estaba en su mejor momento histórico y sentí que Huachipato era la decisión correcta.

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-¿Cuando llegó a Huachipato sus expectativas se ajustaban a lo que era el club?

Era lo que me había imaginado, lo que me había contado un amigo que conocía. Me dijo que era un club ordenado, que cumplía, que allá todas las canchas eran buenas. Después hablé con Omar Merlo y decidí aceptar la propuesta.

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“Crecí mucho en mi juego de pies en Huachipato”

-El técnico era Miguel Ponce y usted llegó ya con una trayectoria no menor porque tenía casi 30 años. ¿Qué recuerda de esa etapa?

A mí me tocó el proceso de que cuando debuté casi no se jugaba con los pies. Después del 2012, los arqueros empezamos a jugar mucho con los pies. Lo de jugar salido siempre lo tuve, desde mi debut, porque tuve técnicos que venían con esa idea de salir fuera del área a rechazar una pelota en caso de pases filtrados. Pero normalmente salía y rechazaba nomás. Con Miguel, que es un técnico que le gusta mucho tener la pelota y que no la rifemos, los primeros seis meses fueron durísimos. En el sur llueve muchísimo en invierno, cancha mojada, rápida, pases fuertes, controles; crecí mucho en mi juego de pies con Miguel y su preparador de arqueros, Carlos Guerra. Entrenaba más con los pies que lo que trabajaba con las manos. Me hicieron ser un arquero mucho más completo.

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El arquero boliviano guarda muy buenos recuerdos de su paso por Huachipato. Admite que se fue del club siendo un guardameta más completo.
Carlos Lampe en el estadio CAPEl arquero boliviano guarda muy buenos recuerdos de su paso por Huachipato. Admite que se fue del club siendo un guardameta más completo.

-¿Se fijaba en algunos arqueros chilenos en aquel tiempo?

Sí, para mi un referente siempre fue Claudio (Bravo). Jugaba en las ligas más competitivas y era un arquero muy completo. Juego de pies, centros, achique.

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-¿Lo conoce personalmente?

Muy poco, a veces nos quedábamos a conversar un rato, pero siempre hubo una muy buena relación. Alguna vez intercambiamos camisetas. Nunca tuve ningún problema con los chicos, soy un agradecido de Chile. Me trataron muy bien, me hicieron sentir muy cómodo. Mis respetos a la Selección de Chile siempre fueron los mayores.

-¿Y de otros arqueros que estuvieran jugando en la liga chilena que le llamaran la atención?

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El crecimiento de Brayan Cortés yo lo viví estando en Chile. Lo enfrentaba en Deportes Iquique y de ahí dio un salto a Colo Colo. Al comienzo le costó adaptarse porque era un club grande, pero después lo hizo muy bien. Lo mismo Gabriel Castellón, un arquero completo.

“Me quedó pendiente una gran campaña en Huachipato”

-En Huachipato tuvo la posibilidad de jugar con futbolistas de calidad, Yeferson Soteldo, Omar Merlo, Válber Huerta, Ángelo Sagal. ¿Alguno que le haya impresionado?

Pasaron varios... Cuando me estaba yendo aún estaba Rómulo Otero. Ángelo, Soteldo, Bizama, Válber, el chico Valenzuela, Carlos González, Víctor Dávila, Altamirano, la verdad es que tuvimos una camada linda. Me quedó pendiente una gran campaña con Huachipato, lo más cerca fue la semifinal de Copa Chile que jugamos y perdimos por penales (con Santiago Wanderers). Esos años siempre estuvimos en mitad de tabla, Huachipato es un club formador, muchos jóvenes. Yo llegué con 29 años y era el mayor del plantel.

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-Huachipato es el segundo club donde más ha jugado después del Bolívar. ¿Es también el segundo club que más quiere?

Yo le tengo mucho cariño. La gente me trataba increíble, la ciudad me gustó mucho. La verdad es que se extraña, quedé con muchos amigos por allá. A la ciudad y a Chile les tengo mucho cariño. Me adapté muy rápido. Fue la primera vez que salía de Bolivia, era un sueño que tenía pendiente, fui a cumplirlo y terminé quedándome dos años y medio.

-¿Tuvo alguna posibilidad de jugar en otro club chileno?

Sí, tuve una posibilidad de ir a Colo Colo cuando llegó Agustín Orión. Me habría gustado ir a un grande. Pero había una deuda de tres jugadores que eran antes de Huachipato, Véjar, Vilches y otro más, entonces se trabó la negociación y llegó Orión. Iba por buen camino el interés, la propuesta...

-¿Se frustró mucho por no haber llegado a Santiago?

Obvio que tenía las ganas de llegar a un club de Santiago, recién llevaba seis meses en Chile, me fue bien en el primer campeonato, me adapté rápido a la idea de Miguel, al fútbol chileno. Cuando me ha tocado jugar en Chile o en Argentina se me ha hecho más fácil, porque aquí en la altura estás acostumbrado a otra velocidad de pelota, más rápida, tienes menos tiempo, entonces ir a jugar a nivel del mar era para mí mucho más fácil. La trayectoria de la pelota, como que tenía un tiempo más para poder atajar.

"Cuando me ha tocado jugar en Chile o en Argentina se me ha hecho más fácil, porque  en la altura estás acostumbrado a otra velocidad de pelota, más rápida, tienes menos tiempo".
Carlos Lampe"Cuando me ha tocado jugar en Chile o en Argentina se me ha hecho más fácil, porque en la altura estás acostumbrado a otra velocidad de pelota, más rápida, tienes menos tiempo".

Carlos Lampe, el arquero de los récords

-En Huachipato rompió un récord en 2018 que tenía el meta Carlos Arias, al estar 463 minutos sin recibir goles...

Sí, y no es mucho, porque en Argentina tengo un récord en Atlético Tucumán con más de 700 minutos, y en Bolivia también, con más de 600 minutos. El de Argentina es el récord de un arquero extranjero con más minutos en cero. No es tanto, pero es en un equipo que presiona mucho, que intenta jugar, entonces por ahí quedábamos muy expuestos. Y en Huachipato recuerdo que el gol que me hicieron para romper el récord estaba en posición adelantada, fue de Curicó y no había VAR en aquel entonces.

-Además tiene otro récord, el de número de atajadas en una Copa América... a Chile, diez tapadas.

No lo tenía, él que sí tenía era el de 13 atajadas a Brasil por Eliminatorias. Encima, diría que doce de esas atajas fueron de cerca, la otra fue un remate de Dani Alves que se la saco casi en el ángulo. Ese día Brasil fue muy superior, pero yo tenía un imán, las pelotas me pegaban en el cuerpo, en la cara. Al final fue un empate sin goles en La Paz.

-¿Piensa que si hubiera nacido en otro país sudamericano hubiese llegado a jugar en Europa?

Si yo hubiera tenido pasaporte comunitario, bastaba. Desde la Sub 20 tuve acercamientos con clubes de Europa, pero es muy difícil que llegue un arquero que no tiene pasaporte comunitario. Tuve la posibilidad de tenerlo porque mi bisabuelo paterno era alemán, pero hubo requisitos no pudimos conseguir.

-Su grave lesión durante estas eliminatorias en Santiago (rotura tendón de Aquiles) no es algo que se olvide. ¿Quedó con la sensación de que faltó una disculpa de parte de Eduardo Vargas?

No, para nada. No hay nada contra él ni contra nadie. Las cosas se dieron así. Me tocó en la etapa final de mi carrera. Creo que también era un momento de parar. Nunca antes me había lesionado, nunca había parado, había jugado muy seguido. Era un momento de parar, de tomarme un descanso, de meterme mucho más al gimnasio. Se demostró que la lesión me hizo bien, volví muy bien a jugar, con un mejor nivel, con más potencia, más rápido, más ágil. Las cosas se dieron así; sé que cualquier jugador habría hecho el gol. Quizás algún equipo habría hecho fair play cuando vieron la lesión. Porque cuando pasó, yo supe lo que me había pasado desde un primer momento. Sabía que se me había roto el tendón, y por eso no pude puntear el balón, porque había hecho un buen control y tenía el pase listo. Pero nunca hablé con nadie, ni nadie me mandó un mensaje. En la cancha, Gabi Arias se acercó, me acuerdo de alguna de sus palabras. Al final, todo quedó en una anécdota de mi carrera que la tenía que vivir. Porque es raro el jugador que se retira sin haber sufrido una lesión grave.

El arquero boliviano recuerda que desde un primer momento supo la envergadura de la lesión. Pero sostiene que tras su recuperación, volvió más fuerte y más rápido.
Carlos LampeEl arquero boliviano recuerda que desde un primer momento supo la envergadura de la lesión. Pero sostiene que tras su recuperación, volvió más fuerte y más rápido.

“Lloré en la clínica, pero no por la lesión, sino que de felicidad”

-¿Aquella lesión es el punto más negativo de su carrera?

No lo veo como negativo. A los seis meses ya estaba en condiciones de volver a jugar. Habría sido algo negativo si ese partido con Chile no lo hubiéramos ganado. Pero volvimos a ganar de visita después de 30 años en una Eliminatoria. Yo lloraba en la clínica, pero de felicidad, no porque me hubiera roto el tendón, eso lo iba a recuperar. La lesión la tomé de la mejor manera, con la madurez con la que ya me encontraba.

-¿Le queda aún la espina clavada de no haber podido jugar un partido en Boca Juniors?

Me quedaron las ganas, pero después con lo que hice en Atlético Tucumán se me pasó todo. Fue triste irme de Boca sin poder jugar. Si hubiera estado habilitado para jugar en la liga, lo habría hecho, pero solo era para Copa Libertadores y eran cuatro partidos. Pero obviamente me habría encantado jugar, en La Bombonera, con la gente que te alienta, que te hace convertirte en una bestia. Pero después mi perseverancia, mi deseo de insistir, me llevó a vivir cosas muy lindas en el fútbol argentino.

-¿Es la pasión fuera de la cancha el principal aspecto diferenciador que hay en Argentina respecto de la liga chilena o de la boliviana?

Sí, es un punto la pasión. En todas las canchas juegas con 35 mil personas. Por ejemplo, acá en Bolivia solo lo ves en los clásicos; en Chile, cuando juegas contra Colo Colo, la U o Católica. Que se llenen todos los estadios juegues contra quien juegues es una diferencia muy grande. Y lo otro es el aspecto físico. La liga argentina es muy fuerte, de mucho roce.

-¿Jugar en Atlético Tucumán o en Boca Juniors es la misma diferencia que hacerlo en Huachipato respecto a Colo Colo?

No, no, no, es menor la diferencia. Desde el primer partido sientes la presión. Yo llegué a mi primer entrenamiento en Atlético Tucumán, en el estadio, y fueron dos de la barra a apretarnos porque el equipo estaba en zona de descenso directo. El partido anterior al que yo llegara se había empatado de local ante Colón y nos tocaba ir a la cancha de River. Así fue mi primera práctica. Yo venía de Vélez, un club espectacular, pero no tuve protagonismo, prácticamente no jugué. Decidí irme a Atlético y se convirtió en mi segundo hogar. Fue una de las mejores decisiones que tomamos como familia. Hicimos una gran campaña, peleamos el campeonato hasta el último. La gente llenaba el estadio, era una olla. Esa cancha está en mi top cuatro de donde más se siente la presión en Argentina.

"Fue triste irme de Boca sin poder jugar. Si hubiera estado habilitado para jugar en la liga, lo habría hecho, pero solo era para Copa Libertadores y eran cuatro partidos", recuerda.
Carlos Lampe en Boca Juniors"Fue triste irme de Boca sin poder jugar. Si hubiera estado habilitado para jugar en la liga, lo habría hecho, pero solo era para Copa Libertadores y eran cuatro partidos", recuerda.

-¿Y por qué no se quedó?

Cuando llegué a Atlético lo hice por un desafío personal, no por el dinero. Quise demostrar por qué me habían llevado al fútbol argentino, a Boca. Llegué a Atlético ganando menos de lo que ganaba en Vélez. Tenía contrato vigente con Atlético, pero la situación del país estaba complicada. Apareció Bolívar, me ofreció dos años de contrato. Atlético me ofreció algo más de dinero, pero no eran las mejores condiciones. Yo también necesitaba volver al país, estar más cerca de la Selección, jugábamos Copa Libertadores con Bolívar, así que llegamos a un acuerdo con Atlético.

Carlos Lampe y el baile que aún le falta antes del retiro

-¿Siente que Bolívar es la última estación?

No, yo creo que me queda para un baile más por otro lugar.

-¿Podría ser Chile?

Pero obvio. A ver: si me retiro en Bolívar, soy feliz. Debuté en Primera división en el Bolívar. Tengo un cariño enorme por este club, por lo que es, por lo que ha crecido. Yo estuve en los tiempos de las vacas flacas y luego llegó Marcelo Claure y se convirtió en un club poderoso, con una infraestructura increíble, con un centro de alto rendimiento top. Sería muy feliz si toca retirarme en Bolívar. Pero veremos lo que depara el futuro, todavía me siento muy bien físicamente.

-¿Sigue pensando en los 40 años como edad de retiro?

Vamos de a poco, pero yo creo que a esa edad tranquilamente llego.

-Olvidemos Huachipato, porque ya fue parte de su trayectoria, ¿en qué equipo chileno le gustaría jugar si le dieran la oportunidad de elegir?

Pregunta difícil esa. Todos tienen su encanto, pero a mí me gustaría jugar en un club grande. Se siente la presión, la gente va al estadio. Después de los grandes, hay clubes que son interesantes también, Santiago Wanderers, que no está compitiendo al máximo nivel, pero que tiene una linda hinchada; Unión Española, que siempre peleaba arriba, u O’Higgins, del que me han hablado maravillas de su centro deportivo. Veremos qué pasa...

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