
Julio Barroso (40) no duda un segundo en subrayar que fue jugando por Colo Colo donde alcanzó su máximo y mejor rendimiento futbolístico. Fue en el equipo albo donde fue recibido como si hubiera vivido años en el Monumental, el club con el que sumó varias coronas a su vitrina y del que se despidió no como hubiera querido, luego de una campaña que lo tuvo al borde del descenso.
Tampoco se la piensa mucho antes de responder lo que para él representa Colo Colo, su cercanía con el hincha que hasta hoy no lo olvida y de las miles de veces que ha debido detenerse a saludar porque alguien lo ha reconocido.
-¿Qué es Colo Colo para un tipo que jugó tanto tiempo ahí?
Es lejos el equipo más grande de Chile. Lo digo siempre, pero lo trato de hacer de manera justa, racional, de lo que veo y lo que vi, no solo como exjugador de Colo Colo. Es un equipo muy grande, muy relevante en lo cotidiano de la gente, lo que representa para el pueblo trabajador, el pueblo de cierta manera humilde. Jugar por Colo Colo tiene realmente un nivel de presión, de pasión, de euforia, como lo dicen todos, a nivel de Selección Nacional.
-¿Fueron los mejores años de tu carrera?
Sin duda, no porque lo hice mal en O’Higgins o en Ñublense, sino porque fue el lugar donde uno demuestra su nivel en altos grados de exigencia. Mi desafío era mostrar mi nivel, como no pude en su momento hacerlo en Boca Juniors, o en equipos importantes. Por eso digo que fueron mis mejores años, por el hecho de que mi rendimiento estuvo a la altura de la de la exigencia que tenía el club.
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-¿Qué es lo que más recuerdas de tu primer título en Colo Colo? Fueron punteros casi todo el torneo y le sacaron nueve puntos de distancia a la Católica.
A mí se me dio algo extraordinario, uní el título de O’Higgins (Apertura 2013) con el de Colo Colo (Clausura 2014). Para mí fue algo extraordinario salir de campeón con un club como O’Higgins, y meterse en Colo Colo, que no era campeón hacía varios años y tenía una demanda altísima por serlo. El nivel que se vivió, el grupo que se armó, en todo sentido, jugadores, cuerpo técnico, fue súper lindo. Si uno lo tuviera que escribir creo que no sale tan bien.
Julio Barroso: “Colo Colo necesita cinco jugadores de nivel”
-¿De cuáles compañeros te acuerdas? Era un plantel con muchas figuras.
Había muchos en realidad, decir dos o tres me sería injusto. Llegó (Esteban) Paredes de México, que la rompió; vino (Jaime) Valdés de Italia; (Emiliano) Vecchio también la dejó chiquita; Gonzalo Fierro, jugador de Selección y Flamengo, también jugó extraordinario; Justo Villar, otro mundialista. Estaba Chapita Fuenzalida. Entonces había cinco jugadores de niveles altísimos. Colo Colo necesita más de dos jugadores de esos niveles para marcar diferencia, tenés que tener mínimo cinco para empezar a decir ‘bueno, acá estamos’. Y eso era lo que nosotros hacíamos en cada cancha del país. Llegábamos y se notaba el respeto que generábamos por los nombres que tenía el equipo.
-¿De tus compañeros de zaga, con quién te complementaste mejor?
Con Matías Zaldivia hicimos una buena dupla primero, y después me tocó con Maxi Falcón. No quiero ser malo con quienes estuve porque realmente todo han sido muy respetuosos. Siempre fui una persona que trataba de ayudar a mi otro central de compañero, de brindarle el complemento que le faltaba y que él fuera mi complemento. Trataba de hacer ese ejercicio y cuando lo hice, gracias a Dios con ninguno tuve dificultades. Pero destaco a Maxi porque decir ‘qué buena dupla’ cuando salís campeón es facilísimo, pero con Maxi nos tocó pelear el momento de presión más extremo que tuvo Colo Colo, la época de pelear el descenso. Esa mochila es mucho más pesada que pelear para ser campeón. Aparte, en un club con una historia de que nunca había descendido.
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-¿Salvarse del descenso en Colo Colo es más estresante que pelear el título?
Sí, con Colo Colo, por no tener descenso en su historia. Como Boca Juniors. Era tremendo el nivel de estrés, de tensión que se vivía en esos momentos, y no todos lo soportaban. Mira que he visto compañeros que no podían soportar ese momento, entonces por eso lo destaco a Maxi, fue un guerrero y a mí me encantan los guerreros. Recuerdo que un poco eso describe lo que pudimos hacer en su momento, aplicar euforia, pasión, garra, porque no se jugaba bien.
Las gracias a Héctor Tapia y la amarga despedida de Colo Colo
-Héctor Tapia, José Luis Sierra, Pablo Guede, Mario Salas, Gustavo Quinteros. ¿Quién te marcó o quiénes?
Me quedo mucho con Héctor, como lo he dicho otras veces, porque me abrió la puerta y confió en mí, y eso que en Colo Colo es un lugar donde ofrecen cincuenta mil centrales por temporada. Si él y Miguel Riffo, que fueron los encargados de armar ese plantel, no me elegían, mi historia no se hubiese escrito en Colo Colo, más allá de los siguientes entrenadores, a los que no quiero menospreciar de ninguna manera, porque cada uno intentó y me hizo mejor jugador o mejor persona o quitó cosas de mi persona que no eran correctas también, porque hay un montón de cosas que uno aprende con un entrenador. Pero creo que si Héctor no abría esa puerta, todas las notas que se escribieron no existirían. Además que tuvo un trato personal conmigo muy bueno. Junto a Miguel me hicieron sentir como que yo pertenecía de antes a Colo Colo, y eso es lindo cuando uno es recibido en un club que vive con tanta presión alrededor.
-¿Qué gesto o muestra de cariño atesoras de parte de un hincha colocolino?
Me han brindado un montón de regalos, camisetas propias de hinchas a veces, cuando salíamos del Monumental y nos cruzábamos en los autos. Pero para mí la identificación más linda que tuve con el hincha fue con la persona que me regaló un gorro de un almirante, era una persona que realmente trabajaba en la Armada. Esto es demasiado, dije, porque era un regalo para mí. Me encantó y me emocionó un montón. Esa conexión que el hincha tuvo conmigo aún la siento. Es el agradecimiento hacia ese cariño el que a veces uno no sabe describir o ponerlo en palabras, pero que supera la expectativa.
-¿Fue difícil irte de Colo Colo?
Difícil, obviamente. Me hubiese encantado que fuera de otra manera. Lo he dicho muchas veces porque es un lugar que brindé mi corazón en el buen sentido de la palabra. Por ahí yo pretendía que fuera de otra manera.

-¿Crees que los clubes tienen que ser más prolijos, más allá de que están en todo su derecho de no seguir con el jugador?
Decir cómo se podría despedir a un jugador no sé si me corresponde a mí decirlo. No me tendría que haber despedido así de Colo Colo, sobre todo con la historia del club. Capaz que de otra manera no me dolía tanto, a eso me refiero. No digo que un club tiene que quedarse toda la vida y sostener a un jugador. Los clubes tienen el derecho de elegir quién, pero obviamente que lo esperaba por ahí de otra manera, y más luego de haber zafado del descenso.
-¿En algún momento aspiras a ser entrenador de Primera?
No es algo que me desespere. Lo tomo con paciencia, preparándome, porque puede pasar. Es como cuando estás en inferiores, nadie dice cuándo vas a jugar en Primera. La labor de uno es estar preparado. Ahora lo que hago, sí lo trato de hacer con todo el amor, la pasión, porque siento que detrás de un chico que hoy estoy entrenando, está también la ilusión que yo tuve. Entonces no puedo brindarle solamente la cuestión de que ‘tomá la pelota, andá’, total, a mí me pagan un salario. No lo puedo hacer, siento que traiciono mis valores con los que fui formado. Me apasiona mucho poder entregar al menos un chico integral, que aspire a tener una superación, tenga una conducta con valores, en una sociedad en la que a veces algunos chicos no saben ni decir buenos días. Entonces todo eso me interesa. Me interesa porque nos hace mejor no solo como deportistas, sino como sociedad, porque el fútbol es algo que es totalmente social.