¿Es Sebastián Jaime (38) recordado con honores en Universidad Católica? No, ni mucho menos. Sin embargo, hay algo que es indesmentible: el recordado exdelantero, que en Chile defendió a Deportes La Serena, Unión Española, UC, Curicó Unido y Rangers, estuvo en un momento fundamental para el cuadro cruzado.

El ariete llegó a San Carlos de Apoquindo en un momento en que La Franja era objeto de inmisericordes burlas por parte de rivales y odiosos varios, debido a que siempre terminaba segunda en los campeonatos nacionales... La UC coqueteaba con los títulos, aunque en la meta se le escapaban; pero desde que ganó la corona con Mario Salas, con Jaime en el plantel, la historia cambió radicalmente.

En conversación con En Cancha Prime desde su natal Argentina, el goleador recuerda esos años en Las Condes, de cómo se gestó el título que puso fin al maleficio, la relación con el DT de ese entonces, Mario Salas, el plantel estelar que lo recibió y otros episodios de su estadía.

La historia tenía a Sebastián Jaime en Estados Unidos, donde partió luego de estelares temporadas en Unión Española. Recuerda el ex futbolista: “Fui a Estados Unidos y tenía una percepción de que el fútbol no era algo tan visto. Pero cuando voy ya había jugadores de nombre, como David Villa, Steven Gerard, Kaká. Había estado David Beckham. La MLS empezó a contratar figuras. Querían meter a los jugadores estrellas, para levantar el fútbol, porque nosotros sabemos que allá el béisbol, el football y el básquetbol son los fuertes”.

Sebastián Jaime en Utah, un show con otras costumbres

-¿Sentías que llegabas a un mundo futbolístico algo exótico para nuestros estándares sudamericanos?

Cuando llego a Real Salt Lake, que estaba en Utah, en la capital de los mormones, lo más famoso que había en la ciudad (Salt Lake City) era el Utah Jazz, del básquet. Pero me encontré con jugadores de buen pie, buena calidad y físicamente unos animales. Así que me quedé como ¡epa!, no vine a cualquier equipo. Nada que ver con lo que yo pensaba, están en un nivel que es tan alto, la exigencia, que la competencia es buenísima. Te tienes que entrenar el doble, no te puedes relajar, te tienes que meter más al gimnasio. Me costó un poco los primeros meses, el fútbol de Estados Unidos es muy competitivo.

El ex delantero en su paso por Real SAlt Lake de Estados Unidos.
Sebastián Jaime.El ex delantero en su paso por Real SAlt Lake de Estados Unidos.

-Pero ¿concuerdas en que se vive de una manera distinta? Mira lo que pasa ahora, se funda un equipo sin ninguna historia, como Inter Miami, se contrata a un superastro como Messi y se construye un equipo alrededor suyo…

Mira, hasta el periodista de allá es muy light. No es apasionado. Nosotros, los sudamericanos, somos apasionados por el fútbol, lo vivimos, lo sentimos y lo conversamos toda la semana. Se ve, como que los jugadores que van retirándose, los últimos cartuchos los llevan a la MLS o a una competencia como en la que está Cristiano Ronaldo, en Arabia Saudita, que no lo ve nadie. Ligas de grandes jugadores, pero que les falta algo más, explotar esa pasión que nosotros tenemos. Más allá de que Miami está lleno de latinos, no se puede generar lo mismo. Sí, hay veces que son entretenidos, pero muchos no te atraen. El dinero que manejan en esa liga te permite armar un equipo, traer cinco jugadores estrellas, rodearlos y tratan de ganar un título.

-Es como un show más, ¿no?

Eso les encanta. Es todo show. Me acuerdo que cuando entraba a la cancha había música, las pantallas gigantes pasando jugadas, música y canciones. Cuando te parabas en la mitad de la cancha, el himno nacional, porque eso no falla ¿eh? Fuegos artificiales para donde tú quieras, goles con fuego atrás de los arcos. Me acuerdo que me festejaban a mí cuando hacía una media chilena en cualquier parte de la cancha o le hacía un sombrerito a uno y era ese el show para ellos. No era ganar, sino como hacer una pirueta. Era como un circo, algo raro, algo que salga de lo normal. No hacer un gol con la cabeza, que sí, lo festejan, pero si metes una bicicleta, un caño, lo celebran más que el gol. Afuera hacen parrilla, ponen proyectores. Tiene su atracción de otra forma; es todo un show.

El impensado aterrizaje en San Carlos de Apoquindo

-En esos años, los partidos entre Católica y Unión eran bravísimos. Después de Estados Unidos, vuelves a la UC. ¿Alguien te lo reprochó? ¿Te cuestionaron en algún momento esa decisión?

Me llamó la atención que el único equipo que me llamó cuando yo estaba en Estados Unidos fuera Católica. Tenía contrato hasta 2016 en Utah y resulta que yo era jugador MVP e iban a traer a otro y no podía haber dos. Éramos el ecuatoriano Joao Plata y yo, así que me dijeron “te quedas, pero no vas a jugar, porque no te podemos inscribir. O, buscas otro club”. Dije en ese momento que no me podía quedarme sin jugar, imposible. Mi representante me contó que había esta opción de Católica, que Mario Salas me había pedido y ahí se dio para volver.

-Llegaste a un equipo de Universidad Católica ya armado…

Iban cuatro partidos y esos cuatro Católica los había ganado. Cuando llegué fue difícil ser titular, porque habían pasado cuatro fechas y habían ganado, haciendo un buen papel. Me tuve que quedar de suplente, cosa que no me gustó mucho, pero Mario Salas me explicaba que equipo que gana no se toca…

El goleador jugó 22 partidos y marcó tres tantos en su paso por la UC. Foto: Agencia Aton.
Sebastián JaimeEl goleador jugó 22 partidos y marcó tres tantos en su paso por la UC. Foto: Agencia Aton.

-¿Y no había comentarios por tu pasado en Unión? Insisto, los partidos entre Católica y Unión eran muy calientes en esa época…

La hinchada de Católica nunca me quiso, más allá de que hayamos salido campeones tres veces. Me lo hacían sentir. Había algunas pifias, pero como al equipo le iba bien, no se notaban tanto. A mí me sorprendió mucho que cuando jugamos contra la Unión, la gente (de Unión Española), en ningún momento me reprochó nada, nunca me faltó el respeto, con el mismo cariño de siempre, porque Unión era mi casa y yo solo estaba defendiendo otra camiseta, obvio que no la que el hincha le gustaba a su jugador que salió de la casa… Lo mismo me pasó cuando me fui de la UC de vuelta a Unión: ahí sí aprovecharon y me insultaron de todos colores cuando me vieron con la camiseta de la Unión. Ahí te das cuenta, que por mucho que haya ganado tres títulos, no me siento uno más de los cruzados.

-¿A quién le dolió entonces?

Yo me siento mucho más identificado con Unión y sé que a la gente no le gustó o le dolió que me fuera a la UC. Le dolió mucho más que a la dirigencia, que no hizo una oferta o no me llamó para que yo volviera ese año. Me dieron la oportunidad de trabajar en Católica y no podía desaprovecharla.

Un estigma que quemaba en el alma a la UC

-Si bien no brillaste en Universidad Católica, fue un periodo muy especial en el club, porque venía con ese estigma de ser “los segundones” y el plantel que tú integraste logró quebrar esa tendencia con los títulos. ¿Se sentía esa presión por los segundos lugares?

Yo me reía al principio, porque a mí me tocó estar en el lado bueno; cuando salimos campeones con Unión, la Católica quedó segunda. Me causaba risa, pero después cuando ya nos acercábamos al final del torneo y podíamos lograr el título, mis compañeros me empezaron a contar sus experiencias y ahí ya no me estaba gustando nada el tema, porque lloraban y tenían problemas depresivos grandes por el tema de tener una carga emocional por no lograr el título, por tenerlo tan cerca…

-¿Tanto así?

Es que desde 2011 hasta 2016, Católica siempre peleando la punta, pero no podía conseguir el título, siempre saliendo segundos; por eso el estigma de segundones. Cuando llego al club, me hicieron la misma pregunta, yo dije que esa mochila la tendrían otros, yo no, y venía a salir campeón. Yo a mis compañeros también les dije: “Sé la presión que tienen, pero vamos a lograr algo, vamos a conseguirlo”. El Huaso Álvarez era uno de los que más sufría y a mí me ponía mal escuchar su historia de no lograr los títulos. Y cuando llegaba el tiempo de que estábamos ahí tan cerca, de verle la felicidad, de llorar, de sacarse ese peso de encima, me ponía más contento verlo a él feliz que haber ganado el título. Los chicos que estaban en ese plantel no la pasaban bien, necesitaban cortar esa racha de segundones…

-Fue un punto de total viraje en la historia reciente de la UC…

Arranca una Católica totalmente diferente, con una mentalidad con Mario Salas que arrasaba. Ese año, logramos tres títulos. Después me ofrecieron seis meses más en Católica, para jugar la Sudamericana, pero justo me llama Martín Palermo y me dice que me quería en Unión, así que “Martín, allá voy”. Ya me había contactado cuando estaba en Arsenal de Sarandí; yo tenía ganas de ir, pero era difícil irme de Unión. Pero esta vez, con Palermo en Unión, no lo dudé. Cumplí mi función en la UC, pero vuelvo a mi casa.

-Llegaste a una Universidad Católica que, como contabas, había arrancado ganando ese torneo y, más encima, con delanteros en un nivel excepcional, como Nicolás Castillo, David Llanos, Roberto Gutiérrez. ¿Te costó por eso también brilla más en la UC?

Totalmente. Nico estaba con la flecha para arriba, tocaba una pelota en el área y era gol. Jeisson Vargas, que era el chico que supuestamente yo iba a cubrir en esa posición, también explotó. Venía de las juveniles y ese año la rompió. Si yo hubiera llegado quizás dos meses antes de arrancar el torneo y me hubiese preparado, quizás hoy yo tendría otro nombre en el club. Pero estaba muy bien el equipo. El Chapa (José Pedro) Fuenzalida, Nico Castillo, David Llanos, Jeisson Vargas. Había una competencia en delantera, que salía uno y entraba el otro y era muy difícil para Mario Salas manejar eso. Porque el Pájaro Gutiérrez también, un jugador de inmensa categoría. Mantener a esos jugadores, que ya venían de tener nombre, no es fácil tenerlos motivados. Esa era la cualidad que yo le doy a Mario Salas.

Y hasta que llegaron los títulos a San Carlos de Apoquindo.
Universidad Católica.Y hasta que llegaron los títulos a San Carlos de Apoquindo.

-¿También era de conversar mucho con el jugador Mario Salas?

Sabía cuando uno andaba medio a medio. Se te ponía a hablar y te preguntaba bien qué te pasaba, qué podíamos hacer. Se lo dije en la cara, que yo iba a ser parte del equipo y que siendo relevo no me alcanzaba, que quería dar un poco más. El jugador cuando es titular tiene más posibilidad de hacer goles, cuando uno entra los últimos 15 minutos es difícil entrar en ritmo de partido y hacer alguna jugada de gol y en todos los sentidos.

-¿Y qué te dijo?

Me dijo: “Seba, te encuentro toda la razón, pero también quiero que te pongas en mi lugar, que si yo veo que bajan el rendimiento los muchachos, soy el primero en ponerte. No te estoy endulzando la oreja, pero los que están tienen un nivel, no baja ninguno, no me la hacen fácil”. Me explicó que le gustaba ese cara a cara y que dijera las cosas de frente, en vez de andar después con cara de culo hablando por las espaldas. Mario siempre me dijo la verdad y a mí me dejaba tranquilo su verdad. Él te decía, “es por esto y esto”.

-Volvamos a ese plantel con tanto delantero en buen momento. ¿Te has puesto a pensar alguna vez hasta dónde habría llegado Nicolás Castillo si no hubiera sufrido la lesión que lo sacó tanto tiempo del fútbol?

Él era, indudablemente, el 9 de la Selección de Chile. Pero, a veces hay jugadores que están tocados por la varita mala. Esas lesiones te perjudican y te empiezan a perseguir una tras otra. ¿Sabes cuál es el problema? Ya no es la lesión, sino que acá arriba, en la cabeza. Juegas con el corazón, pero si no tienes bien lo de arriba, ¡chao! El dolor lo generas desde acá arriba. Nico habría tenido otro estilo de carrera, otro final, en la Selección habría tenido más oportunidades, porque tiene unas condiciones extraordinarias. Es un animal, la pegada, los tiros libres, el finiquito. Me encantaba.

Sebastián Jaime celebra un gol con la UC. Un equipo que rompió la historia.
Universidad Católica.Sebastián Jaime celebra un gol con la UC. Un equipo que rompió la historia.

La espinita que le quedó clavada a Sebastián Jaime

-¿Te faltó algo en tu carrera?

Sí. Esta será la primera vez que comente esto, pero me faltó retirarme jugando en Unión Española, tener un partido de despedida con mi gente. Siento que quedó esa ventana, desde la última vez que estuvo el Chueco (Miguel) Ponce y que me dijo que fuera a hablar con Cristián Rodríguez, en ese momento gerente general. “Dile que te necesito, que necesito un delantero como tú”; me cuenta “me trajeron ahí un cabro, pero necesito gente de experiencia, alguien de la casa”. Yo le respondí que siempre estaba para Unión. Fui a hablar con Cristian y me comentaron que el plantel ya estaba conformado. Fue la última vez que intenté volver.

-¿Te cerraron las puertas?

Después, tuve ataques de bajón y tuve que ir a un siquiatra, porque sentía que me iban a llamar y mi cabeza estaba como que quería volver a jugar. Llamé directamente a Jorge (Segovia) y cuando me dice que el plantel estaba cerrado, ya está… El 2022, lo había llamado y me dijo que las puertas de Unión siembre estaban abiertas para mí, por eso ese año volví con César Bravo, pero el 2023 ya estaba conformado el plantel…

-O sea, quedaste con esa espinita…

Sentí que podía haberle dado un año más a mi carrera y en Unión. Siento que me quedó el último partido para despedirme de mi gente, del cariño. Estoy agradecido de los años que viví en Chile por el cariño de la gente de Unión Española. Donde iba, había un hincha de Unión y todos me trataron de la misma manera. No conozco a nadie que me diga algo negativo o malo; puede que alguno se haya quedado con que perdía los goles fáciles y hacía los difíciles. Hoy, yo pongo una foto que estoy viendo a la Unión o pongo un mensaje y todo el tiempo mi teléfono explota por los comentarios lindos. Necesito despedirme de ellos, con un saludo en el estadio, cerrando mi carrera hermosa.

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