
El ex delantero Sebastián Óscar Jaime (La Plata, Argentina, 30 de enero de 1987) dejó una huella importante en el fútbol chileno. En una carrera profesional de 14 años, el goleador que llegó en silencio a Deportes La Serena en 2010, para luego dar saltos inmensos a Unión Española y Universidad Católica, entre otros equipos, destacó siempre por su velocidad y capacidad goleadora, aunque hasta el día de hoy, y según propia confesión, no faltan los hinchas que a modo de broma le recuerdan que “erraba las fáciles”.
En Santa Laura lo idolatran; en San Carlos de Apoquindo, no tanto, pero le tienen cierto cariño porque su llegada coincidió justamente con el momento en que el elenco cruzado rompió la maldición de los segundos lugares.
Hoy vive en Entre Ríos, en su país natal, y aborda esta conversación con En Cancha Prime, principalmente, desde la vereda de un fanático de Unión Española, que reza todos los días paran que los hispanos se salven del descenso.
- Más de esta entrevista: Sebastián Jaime recuerda cómo lloraban en Universidad Católica por no ganar títulos y su gran dolor con Unión Española
La historia, eso sí, comenzó mucho antes, cuando debutó en el profesionalismo en el modestísimo Defensores de Cambaceres. Luego pasó a Argentinos Juniors, el primer equipo donde pudo gritar campeón, y bajo la conducción de un viejo conocido de nuestro fútbol y que sería clave en su desarrollo deportivo. “Tuve la posibilidad de pegar el salto a Primera División, en Argentinos Juniors, a un selectivo. Allí estuve jugando en el torneo reserva, cuando el Bichi Borghi me ve y me empieza a citar a entrenar con el primer equipo. Al verme que hacía bastantes goles en reserva, comenzó a premiarme con concentraciones, luego llevándome al banco de suplentes, hasta tener el debut en Primera, contra Independiente, de visita”.
El consejo de Borghi que fue clave en la carrera de Jaime
-Un viaje directo a Primera División, con pocas escalas entremedio…
Esa temporada (2009/10) fue consagratoria, porque hacía muchos años que Argentinos Juniors no lograba un título. Llegar desde muy abajo y poder debutar en Primera y participado en algunos partidos… Un cuerpo técnico con el Bichi, (Hernán) Nano Torres, Carlos San Martín, y un plantel muy unido y muy joven. Logré allí mi primer título”.
-¿Qué enseñanzas te dejó Claudio Borghi como entrenador?
Bichi fue una pieza clave en mi carrera. Cuando finaliza el año, las posibilidades de que él siguiera eran muy bajas, porque lo quería Boca. Me acerqué y le hablé en persona, cara a cara, para saber sobre mi continuidad, si es que me iban a tener en cuenta. Siempre le estaré agradecido, porque me asesoró y me dijo: “Seba, si me voy, te recomiendo que vayas al fútbol chileno, porque es donde vas a andar muy bien”. Yo sabía poco del fútbol chileno, claro Colo Colo, la U, Cobreloa, por la Copa Libertadores, pero no era mucho de ver los partidos…
-Borghi siempre ha tenido esa imagen de técnico muy cercano con el jugador. Lo ratificas, entonces…
Me sorprendió mucho por el hecho de cómo se relacionaba Claudio con los futbolistas. Tenía una relación tan cercana con cada uno de los jugadores, con los juveniles incluso, con los que no jugaban, con los más grandes. Era de hacer muchas bromas, de hacer muy llevaderos los entrenamientos y generaba un ambiente tan humano, tan lindo de disfrutar. La parte humana del Bichi para tratar con los jugadores fue una clave importante. A mí me dejó crecer como jugador, con la libertad de que, cuando necesitaba hablar con él, no tenía ningún problema. Te aconsejaba, te iba encaminando a ser un profesional. No aflojar, dar siempre el máximo en los entrenamientos. Bichi te veía bien y te llevaba como premio a una concentración. Él iba llevando a los chicos, para no desalentarlos, tenerlos siempre con ganas de estar en el plantel.

-Además, ese Argentinos era un equipo bastante “chileno”, por así decirlo. Aparte del Bichi, estaban Emilio Hernández, Nicolás Peric, Ismael Sosa, que también jugó en Chile…
Y Pablo Lenci, que era ayudante del Bichi, que jugó en Católica y que en ese plantel era la parte del humor, que todos estuvieran de buen ánimo. Nano Torres (PF), que hoy está en Unión Española. Había una buena parte de Chile metido en ese equipo y, quizás, por eso mismo Claudio me vio con esas condiciones y me fue aconsejando, ya que me veía jugando en el fútbol chileno.
-Tú llegaste a Chile, prácticamente, como un desconocido a Deportes La Serena, pero no te costó mucho adecuarte al fútbol de acá…
Era la segunda vez que me iba fuera de mi casa, de mi país. Cuando tenía 18 años me fui a probar a Italia y me estaba yendo bastante bien, pero no aguanté, porque con cinco horas de diferencia, no podía comunicarme siempre con la familia, porque o estaban trabajando o durmiendo. Me costó adaptarme y a los dos meses pedí que me liberaran, porque extrañaba mucho. Me decían que me quedara, que aguantara, que me iban a hacer la ciudadanía, pero les dije que agradecía, pero que no estaba cómodo.
-O sea, ya sabías lo que significaba estar lejos de casa…
Ya estaba más maduro, con ambición de querer ser alguien y marcar en un país vecino. La Serena fue el equipo que me abrió las puertas, firmando un contrato por un año, sabiendo que en ese año tenía que demostrar. Cuando me senté en la oficina, me preguntaron cuántos goles iba a hacer en la temporada. ¡Ja! Yo les dije que 15 y se empezaron a reír todos en la mesa, porque Serena estaba en una posición muy difícil, en que necesitaban salir de la zona de abajo. Ahí, la viveza de mi representante, porque dijo “si Seba hace 10 goles, firmamos una cláusula aparte para que le paguen”. Ellos respondieron “si hace medio gol, estamos contentos”. En ese campeonato, jugué 18 partidos y marqué 11 goles. Ahí me vio el Coto Sierra, quedó encantado con mi forma de jugar y me pidió para Unión Española.
-Dices que no conocías mayormente el fútbol chileno. ¿Qué impresión te llevaste?
Muy competitivo; muchos argentinos. De hecho, en La Serena tuve dos compañeros, Ezequiel Medrán, que estuvo en Boca, y Diego Guidi. Después en Unión estaba el Pipa Estévez, los uruguayos Diego Scotti, Martín Liguera. Me sorprendió que hubiera tantos extranjeros y lo potenciados que estaban los equipos, con jugadores de nombre, qué se yo, (Rodrigo) Kalule Meléndez, (Arturo) Sanhueza, (Humberto) Chupete Suazo. O sea, había nombres y también iban surgiendo jóvenes que se iban para afuera. No era fácil. Vi una competencia muy difícil, porque los planteles estaban muy bien conformados. Me costó los primeros años, era otro ritmo, otra calidad de jugadores. Yo me tenía que ganar la titularidad. Imagínate que los cuatro años que estuve en Unión Española jugamos Copa Libertadores y eso me encantaba, porque nunca había jugado una Libertadores.
Una época dorada para Unión Española
-Sin dudas llegaste a un equipo de Unión Española que funcionaba muy bien. ¿Tienes alguna explicación de por qué se les escapó el título en 2012 ante Huachipato?
De locales, al haber ganado 3-1, la verdad es que yo me fui muy, pero muy contento. Hice dos goles, pero quedaba la vuelta y no iba a ser fácil. Resulta que, cuando empezamos ganando allá, se nos puso un velo en los ojos y nos olvidamos de jugar. Apenas hizo el gol (Dagoberto) Currimilla se nos borra todo, empezamos a sentir que se nos venían. Después, los goles que nos convierten, era sentir una presión tras otra. Cuando entras en esa, de maquinarte la cabeza y no te salen las cosas, piensas en lo peor. Me sorprendió mucho, porque después de jugar el primer partido en Santa Laura, sentía que el campeonato era nuestro. Confiamos en que ya teníamos el título y no fuimos a jugar a Talcahuano de la misma manera. Fuimos a aguantar más el resultado, nos encontramos con un gol a favor y eso nos generó esa contradicción. No pudimos hacer nuestro juego, Huachipato que encuentra esos goles y nada que hacer…
-Demás está decir que fue un golpe demasiado duro...
Fue lamentable, por todo lo que habíamos hecho, por la forma que tenía de jugar Unión Española. En esos momentos, ningún equipo en Chile jugaba así, con tanta tenencia. Creí que, después de ahí, sería difícil, porque se fueron varios jugadores. Pensé que volver a pelear un título era muy difícil, lo veía lejano. Pero, a medida que fueron llegando los refuerzos, se fue afianzando el equipo, nos fuimos sintiendo cómodos y el Coto Sierra tiene eso, que forma planteles en que lo humano es lo primordial.
-Pero, ¿cómo se recompone un equipo después de un golpe así? Porque Unión no es un equipo acostumbrado a pelear todos los años. No era como para decir “bueno, perdimos este título, vamos el otro año de nuevo”…
Súmale a la pérdida del campeonato que se fueron jugadores claves, como el Gordo Vecchio, Eduardo Lobos, Mauro Díaz, los que nos daban juego a los delanteros. Pero en una pretemporada siempre que estar la motivación del DT a los jugadores, no perder lo que habíamos hecho, que no era malo, solo que nos quedamos en 90 minutos en una cancha visitante en que nos llevaron a los penales, por no tener la cabeza donde teníamos que tenerla. Pero con las llegadas de Gustavo (Canales), de Pato (Patricio Rubio), empezaron a complementar bien y rápido el esquema de juego que quería el Coto. Con los que estábamos nos entendíamos muy bien. Fue fácil por ese lado, nos fuimos encontrando y vimos que el plantel todavía estaba fuerte.

-Un campeonato 2013 muy difícil, peleando punto a punto con Universidad Católica…
Muy trabado y duro con Católica hasta el final, por diferencia de goles. Siempre Católica se quejaba por las definiciones. Creo que antes había jugando un partido de ida y vuelta con la U que ya estaban celebrando, con gorritos y silbatos, porque habían ganado el primero y cuando fueron al Nacional se lo dieron vuelta. Después, con nosotros, por diferencia de goles lo ganamos. Al otro año lo volvieron a cambiar (título para O’Higgins), pero Católica no podía ser campeón, porque siempre iban modificando la manera y quedaban desfavorecidos.
-Qué delantera tenía Unión Española para ese torneo, a todo esto. Sebastián Jaime, Gustavo Canales, Patricio Rubio…
Había gol ahí arriba. Era difícil para los rivales. Imagínate hoy en día si quieres jugar con tres puntas, así… Yo iba más por afuera, pero también puedo jugar por el centro, como Gustavo o como el Pato, que son dos 9 de área. Yo soy más de flotar con los delanteros y me gusta más, por la velocidad.
-De hecho, el gol del título en 2013 nace de una jugada tuya por la izquierda…
Claro, pase que me da Christian Cueva… Mira, otro que llegó ese año, el peruano Cueva. Vino, sobresalió y ¡qué increíble el salto que pegó! ¡Creció una barbaridad! A mí me sorprendió, porque cuando lo tenía como compañero sobresalía, era un chico que tenía condiciones; no tanto como el Gordo Vecchio, porque para mí, el Gordo por allá arriba y después venía Christian. Pero cuando llegó afuera, pegó un salto que daba gusto verlo. La personalidad que agarró, ser capitán, tener la 10 en la Selección Peruana. Unión dio con los jugadores que tenían que estar. Hoy, la gente me sigue escribiendo y extraña ese plantel de 2012, de 2013.
-¿Qué recuerdos tienes de esa Unión Española en el plano internacional? Porque en esos años, era un equipo que, entre otras cosas, eliminó a Tigres de México, derrotó a Bolívar en La Paz, se la peleó a Boca Juniors, le ganó a Botafogo en Brasil…
Es que si me echas a andar la memoria, a Independiente del Valle también, que hoy es un equipo grandísimo de Ecuador. Lo que le jugamos a San Lorenzo, campeón de 2014 (victoria 1-0 en Santa Laura y empate en Argentina). Estábamos confiados, con mucha fe. Fuimos a Tigres y ganamos allá, haciendo nuestro juego. Ir a La Paz, que no es fácil. Nos plantábamos igual y sacábamos resultados. Fueron tres o cuatro años que a mí se me pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Yo amaba jugar Copa Libertadores, por eso me sorprende demasiado que en los últimos años Unión no esté. A mí me mal acostumbraron, porque de 2011 a 2014, Libertadores, luego vuelvo el 2017 y 2018 con Martín Palermo, también juego en Libertadores, que fuimos a Uruguay a jugar con Cerro. Cuesta hoy ver la situación de cómo está el equipo…
-Se te nota el amor por el club al hablar de Unión Española…
Hasta hace poco fui a visitar a José Luis Sierra, cuando estuvo de técnico en el plantel, cuando volvió y la nostalgia es terrible. Yo dije, bueno, el Coto va encaminar al plantel, habrá un buen juego de vuelta. Unión Española es una familia. Juegas en Unión Española y quedas enamorado para todo el resto de la vida. Todos mis compañeros extranjeros con quienes me tocó jugar en Unión quieren volver. Los chicos que conozco, quieren estar ahí, porque tiene algo especial, que te hace sentir parte de la institución. El sentido de pertenencia es muy grande.

Sebastián Jaime desnuda la realidad actual de Unión Española
-Entremos al área chica. ¿Qué pasa en Unión Española hoy? ¿Cómo se llegó a la situación actual?
Fueron demasiados cambios. Recién mencionaba que estuvo el Coto y no pudo hacer caminar al equipo. Ya pasaron varios técnicos, ahora Miguel Ramírez… Hay cosas que no me cierran, que no sé si es por falta de inversión, de traer jugadores más experimentados y no cargar tanto a los chicos, porque ahora es un plantel joven, más allá de los últimos refuerzos que llegaron. Tengo fe de que todo va a salir bien, pero se sufre mucho. Veníamos de ganar a Ñublense y ese partido era el peak para salir de la situación incómoda, porque más encima pierden los de arriba, Serena y Limache. Era el momento de despegar en nuestra casa en el clásico con el Audax y recibimos un golpe bajo.
-¿Culpables?
No quiero responsabilizar a nadie. Hoy tengo el objetivo de pensar en positivo, en que va a salir todo bien. Confío en los chicos, en que lo van a sacar adelante; hay plantel. Tienen una mochila bien pesada, porque yo hablo con Nora (Gabriel Norambuena), con Pablo (Aránguiz), siempre pendiente de ellos, y sé la presión que están teniendo, por la situación que vive un equipo como Unión Española, que jamás tendría que estar en eso. A mí me dolía cuando estábamos en mitad de tabla, que ya era feo. Hay veces en que me gustaría saber si es que Jorge Segovia está o no metido en el día a día en las cosas que necesita el plantel en Santa Laura. Para entrenar, si tiene todo bien. Hay muchas cosas, extrafutbolísticas, que hay que ponerles atención, porque si no se genera una rueda y todo va para atrás…
-¿Apuntas a problemas dirigenciales? ¿De manejo?
Diré algo… Cuando estuvimos con Johnny Ashwell, las cosas marchaban bien. Ahora, claro, algo habrá hecho mal luego, que ahora no está en el club, pero mientras estuvo haciendo su parte, de gerente deportivo, la hacía excelente. Hoy en día, no hay alguien que piense en el equipo. Están pensando más en lo económico, en querer invertir. Que alguien sepa, finalmente, cómo manejar un club de fútbol. Empezaron a traer a este, a aquél, pero cuando yo estuve, hasta 2022, tuve una reunión, muy seria, con todos los dirigentes y el presidente en el vestuario y se los pregunté muy claro: ¿dónde tenían ellos la prioridad del equipo de fútbol Unión Española? ¿Por qué el señor Luis Baquedano (gerente general) había arrendado la cancha para la Selección Chilena de Rugby, en nuestra casa, ¡en junio!? En la época de invierno, cuando llueve. No sé si te acuerdas cómo estaba esa cancha…
-Claro, no se podía jugar ahí…
Entonces, nosotros veníamos bien en el torneo, jugando de local, y nos mandaron a jugar afuera. Porque después viene Jorge Segovia desde Europa al vestuario y nos dice que es él el que nos da el sueldo y que tenemos que salir a la cancha a ganar. ¿Cómo es la cosa, entonces? Me pueden meter la presión y como jugador voy a dejar la vida por defender los colores, pero dentro de la cancha, donde me corresponde a mí. Ahora, si eres dirigente y me metes un equipo de rugby, que no es de la institución, para mí estás haciendo negocio para ganar más plata, a costa de que el equipo pierda.

-¿Algo que viene desde hace tiempo, entonces, y que está pasando la cuenta ahora?
Son pequeñas cosas que yo vi. Estoy contando una, en la que yo tuve que poner la cara, de todas las que pueden pasar extrafutbolísticas, como el lugar de entrenamiento, los vestuarios, lavandería, máquina para cortar el pasto, jacuzzi, motores. Te puedo nombrar un millón de cosas que pasan. Si no haces las cosas como se debe, si no contratas a los jugadores como se debe, no les das un sueldo como se debe y empiezas a abaratar costos, para luego hacer un llamado telefónico a Europa, para decir que los números te dan, a la larga se va a pagar caro ese ajuste. De algún lado va a saltar. Si tú me dices que los jugadores tienen todo, hotel, micro, comida, esto, lo otro, está bien. Pero si te vas a pasar un mes al club, para ver la situación cómo está, nadie dirá nada, porque todos tienen que cuidar su trabajo…
-¿Cómo es eso de “si no contratas a los jugadores como se debe”? ¿Faltan jugadores que se identifiquen con Unión?
Exactamente, sentido de pertenencia. Un jugador viene de las inferiores y llega a primera, como Carlitos Palacios, pongamos el ejemplo de Carlitos, que es uno de los miles que pasaron por Unión. Sale de las inferiores, debuta, crece abismalmente, por las condiciones que tiene que se le veían, y lo venden. A ver, Carlitos se fue y no llegó a tener ese sentido de pertenencia, como sí lo tuvo (Víctor Felipe) Méndez, por ejemplo, que fue capitán, estuvo varios años y pegó el salto. Carlitos explotó y se fue… Los contratos, cómo manejan a los chicos, se quieren ir rápido porque no les conviene el contrato que tienen. El sueldo es poco. Te dicen “vamos a hacer todo lo posible para que salgas”, y te ponen trabas. Buscan la quinta pata al gato. Hay un montón de cosas que, la verdad, venía viendo, y no las diré, porque espero que empiecen a mejorar. Que este año sea como un cachetazo y que el año que viene digan “tenemos que ponernos las pilas, porque la zafamos”.
-¿Y zafa Unión?
Tengo toda la fe que los chicos la sacan adelante, pero convencido. Les voy a mandar todas las vibras desde acá, para que esto quede solo como un sabor amargo este año. Acuérdate que va a quedar como una anécdota del año malo en que la sufrimos, pero no nos vamos.