
Francis Cagigao (56) subraya que fue muy anormal su aterrizaje laboral en Chile. El actual director deportivo del Spartak de Moscú recuerda las dificultades de movimiento que había en el mundo en la época de la pandemia, que además, para el caso puntual chileno, venía precedida del estallido social que significó la decisión directiva de detener la competencia del fútbol local.
Superado ese complejo período, el director deportivo de la Federación de Fútbol de Chile pudo iniciar un trabajo más constante y regular, dentro de las limitantes que imponían ciertas características de una actividad que no modernizó sus estructuras, pese a que en los años previos tuvo los mejores números y logros de la historia en la cancha. Cagigao cuenta su versión.
-Usted tiene ciertas referencias del nivel de conocimiento que tienen los directivos en otras ligas. ¿Cómo califica el nivel de conocimientos o idoneidad futbolística que tiene la dirigencia chilena?
Yo entiendo, pero esto no es exclusivo a Chile, que las directivas o los grupos gestores de los clubes o en este caso de las federaciones, lo que tienen que hacer es gestionar bien, y después, en el lado exclusivamente deportivo, delegar en las personas que han elegido que lleven adelante la política preestablecida de la institución. Tiene que haber ese alineamiento. No es necesario que el directivo de turno tenga un alto conocimiento de fútbol, porque para eso contratan a profesionales especializados. Lo que sí deben de tener es un alto nivel de gestión.
-¿Y cómo califica el nivel de gestión que hubo en Chile?


En el momento que estuve yo podía llegar a entender la dificultad. No puedo hablar de ahora, es otra situación completamente distinta. Pero tras el estallido social y, viviendo la crisis del COVID, que nos daba muchos hándicaps, como tener que estar en casa quince días, ponerme no sé cuántas vacunas para poder salir del país, para hacer una gestión para jugar un partido, todo eran dificultades. Entonces ese momento era harto complicado y difícil de manejar para una federación. No es justo compararlo con otro momento. Ahora, el actual momento, no te lo podría decir.
-Eran evidentemente en momentos excepcionales. Pero le pregunto por el feeling que tiene usted, el conocimiento más fino. ¿Usted cree la dirigencia chilena tiene ese conocimiento, más allá de que tenga una buena o mala capacidad de gestión? Cuando uno habla con un dirigente de fútbol, con el tiempo tasa si sabe de fútbol o si entiende poco.
He estado en diferentes instituciones de élite en el fútbol y pocas veces me he encontrado con directivos que tengan una alta capacidad para entender el juego o el deporte. Pablo Milad, en este caso, ha sido deportista, por lo tanto, tiene conocimientos del deporte. Que sean exclusivos o no al fútbol, no lo sé, pero normalmente, puedo hablar de todos los clubes donde estuve, tampoco. No hablo mucho de cuestiones netamente deportivas-futbolísticas con los directivos de los clubes. Para eso hay comités técnicos donde se toman las decisiones, en Chile formé comités técnicos compuestos por diferentes técnicos de diferentes selecciones y varios grupos de trabajo. Es decir, esto no se puede hacer con una persona. Los tiempos del lobo solitario acabaron.

-¿Su relación a nivel directivo era exclusivamente con Pablo Milad?
Es verdad que no tenía mucho contacto con el resto de la directiva. Algo con el secretario general, Jorge Yunge, y una serie de personas que estaban alrededor, y con el lado administrativo que afectaba directamente a la Federación, sea en términos económicos o burocráticos.
Los derechos adquiridos de las figuras históricas
-Le hago la misma pregunta de los dirigentes pero con los jugadores y su compromiso con la profesión. ¿Cómo lo conceptualiza y qué es lo que más le costó entender del de la idiosincrasia del jugador chileno?
Mi relación con los futbolistas siempre fue buena y correcta. Creo que no me puedo permitir en mi labor, sea dónde y cuándo sea, el ser amigo. Puede surgir, pero no es algo que estoy activamente buscando. Lo digo siempre a los grupos de trabajo, no vengo aquí a buscarme amigos, venimos a trabajar y poder mejorar. Esa es la palabra clave. No tuve problemas con los jugadores, a ver, problemas con algún jugador siempre vas a tener, depende del contexto, pero los puedo tener aquí o puedo tenerlos en el Galatasaray, en el Arsenal o en Chile. Me encontré gente muy profesional.
-¿Cuál fue el aspecto más complejo en esa relación?
Tanto para ellos, como para mí, fue difícil hacerles entender que cuando han sido los jugadores más exitosos de la historia de Chile, en la Selección no había derechos adquiridos. Es decir, cada partido, cada entrenamiento, se empieza de cero. Yo tenía un entrenador con el que trabajaba que siempre decía ‘solo eres tan bueno como tu último partido’. Se puede trasladar al entrenamiento, también. Vivimos en el presente, no en el pasado. Me acuerdo que jugamos en el Monumental ante Brasil, que nos ganó 1 a 0. En ese momento un jugador como Neymar, que era estrella mundial, se pasó todo el partido metido atrás. Nosotros, con 67% de posesión, la verdad que fuimos mejores ese día. No merecimos perder. La gente me decía ‘¡mira a Neymar, dónde está jugando! ¿Sabes por qué Brasil se puede permitir esto?, les decía. Porque Neymar, por muy gran estrella que sea en Brasil, tuvo antes a Ronaldo, Ronaldinho, Zico, antes hubo un Pelé. Ganaron y ganaron y ganaron. Y entonces, cualquier jugador que está en esa Selección ahora, es casi uno más, por muy grande que sea. Mientras que en Chile los que ganaron, fueron los top del top de la historia de Chile. A veces es difícil esa asimilación, para el mismo jugador. Hay que tener que bajar y buscar el nuevo reto, empezar de cero otra vez, eso es muy difícil.
-La famosa ‘renovación en el éxito’...
Y para tener esa renovación en el éxito, a lo mejor hay que hacer otras cosas y tenemos que decir ‘oye, pues el equipo ya no puede jugar como jugaba en Los Angeles, cuando ganó la Copa América’. Porque es otro equipo, otros jugadores, otra edad, a lo mejor tenemos que estar más cerrados; jugar un fútbol, como se suele decir, un poquito más feo y hacer otras cosas para sacar adelante los puntos. Porque si ves a Brasil hacerlo, ¿por qué entonces no lo puede hacer Chile?

Los intentos del seleccionador Martín Lasarte
-Pero ahí hay dos aspectos que deberían evaluarse. Que el jugador tenga conciencia que puede ser más difícil y que el técnico le diga al jugador que ya no somos lo que fuimos. ¿Usted piensa que se reformuló nuestro modelo con esa Selección que quedó eliminada en Catar?
Con Martín (Lasarte) sí que hubo una un poco mezcla de conceptos, se intentó hacer otra cosa, encorsetar un poquito más el equipo, porque era lo que necesitaba. Alguien me hizo una crítica porque utilicé la palabra equilibrio. Parece que quieres jugar con el bus echado atrás, me dijeron. Equilibrio es lo más necesario de la vida, ya no del fútbol. Si tú tienes equilibrio en la cancha, puedes funcionar. Si no lo tienes, es muy difícil, porque equilibrio es una palabra casi mágica. Es difícil buscar el equilibrio, porque si apuestas por ciertos jugadores, tú sabes que vas a tener que jugar de cierta manera. Al final quizás no ha sido lo más determinante, pero recuerdo que fuimos a Bolivia y ganamos en La Paz después de no sé cuántos años. También te vas a acordar que jugamos a la par con Argentina (en Calama). Hubo un par de errores defensivos, pero habíamos empatado con Ben (Brereton) y el partido estuvo ahí en algún momento, incluso para ganarlo, contra el campeón del mundo. Pero es verdad que al final no fue suficiente, aunque entramos en la última semana de las eliminatorias con posibilidades de clasificarnos para el Mundial, sabiendo que era difícil Maracaná y Uruguay. Pero ya le gustaría ahora a Chile haber entrado en la última semana con opciones de estar entre los primeros cinco o seis.
-¿Le faltó tal vez madurez al equipo, pese a que eran jugadores ya consolidados?
No creo que fuera cuestión de madurez. Quizás lo que necesitaban algunos de esos jugadores eran piernas frescas, jóvenes, para acompañarlos. Porque voy a mantener este grupito de la anterior generación porque todavía pueden ayudar, pero a lo mejor no tienen ya el recorrido físico y necesitamos la introducción de la siguiente generación, que haya cuatro o cinco jugadores jóvenes que asuman esa responsabilidad de aportar lo suyo y con ese balance podemos progresar. Lamentablemente, no fue posible porque era muy difícil, incluso en el contexto general. Fui criticado cuando llevamos a (Darío) Osorio a la Selección por primera vez. Yo no hago las listas, pero sí tenía la potestad, porque era importante de decirle a los seleccionadores que estaban. En ese momento no había entrenador, pero estábamos en contacto con él (Eduardo Berizzo) y estaba al tanto de todo. Pero con los que teníamos, que era la Sub 20, al Departamento de Análisis yo lo único que les decía era que cuando hicieran esta lista para jugar amistosos o cuando fuéramos a Estados Unidos, o a Japón y Corea, tenía que haber la introducción de un poco de sangre fresca. Era la única manera de saber si van a estar o no para el siguiente reto.
-Esa es la lista que confeccionó Patricio Ormazábal.
Sí, bueno, no fue realmente de Patricio Ormazábal. Fue de un comité técnico de técnicos, Marko (Biskupovic) y bueno, y estábamos en contacto con el que iba a ser seleccionador cinco días más tarde. Eduardo estaba al tanto de todo.
El comentado episodio en la Copa América de Brasil
-Quería retroceder un poco al capítulo de la Copa América 2021 y del tema de la indisciplina. Chile tiene un historial de inconductas o irresponsabilidades. Pero en Brasil fue sorprendente porque eran jugadores que ya tenían una larga trayectoria y aparecieron protagonizando un acto de indisciplina. ¿A usted lo sorprendió, porque en algún momento lo negó, dijo que no había visto nada y salió a defender a los jugadores? ¿Cómo vivió ese episodio?
Hubo un acto de indisciplina donde sabían que no podíamos meter nadie en el hotel y permitieron la entrada de un peluquero.
-Se habló de dos peluqueros.
Que yo sepa era un peluquero, pero de dos no estoy seguro. Y eso podía tener consecuencias porque estábamos en COVID, todo con mascarillas. Y hubo un episodio donde yo veo con mis propios ojos que nadie tiene la mascarilla puesta, hay un peluquero que se introduce en el grupo. Nadie me lo había comunicado, ni yo lo hubiera autorizado. Y bueno, lo dejamos muy claro con los jugadores en ese momento, lo comprendieron y seguimos.

-Fue un episodio que usted interpreta como que el periodismo eventualmente lo exageró...
Muchísimo, muchísimo, el periodismo le dio un bombo no justificado, un bombo fuera de contexto. También contaron muchas mentiras...
-¿Como el tema de las mujeres que había también?
A ver, yo solo puedo hablar de lo que vi y también de lo que pude averiguar. Voy al grano. No hubo nada de eso que yo supiera. Si alguien hizo algo de eso, lo escondió muy bien. Pero yo no vi nada de eso. Y no lo hubiera tolerado. Eso hubiera sido un punto aparte. Pero sí que vi con mis propios ojos entrar a esta persona. Pedí justificaciones, las aclaramos con los jugadores y ahí quedó el tema. Pero se le dio un montón de vuelo que yo mismo no fui capaz de entender. Los jugadores estaban en el hotel, no habían salido, los entrenamientos se llevaban a cabo de manera normal. No se vio afectado nadie dentro de la Selección. Por suerte que no cayeron tres o cuatro o cinco con COVID, como en otras selecciones que sí pasó, como la brasileña.
-Pero para hacer algunas puntualizaciones. Hubo un cambio de programa, de hecho, se suspendió un entrenamiento y renunció originalmente Lasarte, como también la versión era que el profesor Navajas y usted habían renunciado.
Es mentira. Yo no estoy aquí para contar batallitas. Esto no está bien. No voy a hablar de batallitas. Es decir, yo solo puedo hablar desde mi perspectiva de lo que pasó y lo que me involucra. Martín a mí no me renuncia. Otra cosa es que le pasa por la cabeza, que el grupo había cometido una indisciplina o que él hubiera tenido un mal momento. Eso no lo discuto. Con todos los seleccionadores he tenido muy buena relación, tanto deportiva como personal, pero lo que le pudo pasar por la cabeza a Martín internamente por un acto de indisciplina, es algo que debe hablar él. Lo que sí es verdad que a nivel oficial nadie renunció. Yo, por supuesto que no renuncié. En ese momento estaba al mando de una Selección en la Copa América y por lo tanto no hubo nada de eso.
-Uno asume que con estos jugadores de este nivel de profesionalismo es algo realmente sorprendente lo que sucedió.
En esa misma Copa América, al día siguiente de pasar eso, nos vimos con el video de la Selección brasileña que había pasado exactamente lo mismo, que habían dejado entrar un peluquero y ninguno estaba con máscaras. Eran momentos complicados, difíciles. Los jugadores en ese momento a lo mejor no sabían las consecuencias que puede tener, no sabían que no estaba permitido ya por Conmebol. Pero les pasó a todos los otros equipos y yo creo que todos tuvieron ese tipo de problemas y al final le di la trascendencia que tenía y no más. Si hubiera sido algo más grave habría sido distinto, pero no lo fue. Lo que te puedo decir es que ese grupo de jugadores, que nadie piense que no son buenos profesionales. O sea, vamos a hablar de Alexis, de Arturo, de Claudio, de Gary, de Mauricio, de quien sea. Yo vi un muy alto grado de profesionalismo, por lo menos cuando estaban conmigo o con nosotros. Lo que hacen en sus vidas personales, quién soy yo para opinar, ni somos policías para estar tan atentos a lo que hace un futbolista. Cada uno tiene que ser responsable. Y esos jugadores no llegaron a ser lo que han sido en el mundo del fútbol sin tener un alto grado de profesionalidad y de sacrificio. Por lo tanto, no se puede dudar del jugador de esa manera.
-Mi pregunta está dentro de un contexto de una competencia deportiva, lo que ellos hagan fuera es cosa de ellos...
Creo que estamos hablando demasiado y de gente que al final es una gota del agua en el océano.
Las responsabilidades en la eliminación del Mundial de Catar
-¿Qué tan responsable se siente usted como director deportivo de que no se haya clasificado Chile al Mundial de Catar? ¿Gran parte de esa responsabilidad que usted pueda tener es por el hecho de haber elegido a Lasarte como técnico?
No, creo que Martín Lasarte, como te dije, de los últimos cuatro seleccionadores, quizás es el que mejor coeficiente de puntos tiene y el que más partidos ha ganado. Por lo tanto, creo que Martín hizo un muy buen trabajo en un momento súper complicado y en un momento donde él agarra al equipo peor de lo que acaba clasificado en la tabla.

-Más allá entonces de Lasarte, ¿cuál es su grado de responsabilidad?
Todos tenemos un grado de responsabilidad. Le puedes poner un número o un porcentaje. Es muy difícil. Ahora, un director deportivo, sea en una selección, no llega con el único propósito de clasificar un equipo para un Mundial. Trabajas con todas las selecciones, trabajas con el fútbol formativo, trabajas con la estructura y la infraestructura. Entonces, es solo una parte. Y luego tu no seleccionas a los jugadores ni los entrenas. Entonces, ¿tienes gran responsabilidad? Sí, porque puedes influir en algunas decisiones. Poner un grado responsabilidad por no llegar a un Mundial, no sé qué grado se tiene, porque ya no es cuestión de un Mundial, ya son tres y contando. Entonces, de cara al futuro, vamos a decir dentro de diez años quién llegó más cerca, porque ahora mismo no llegaron.
-Es una reflexión cruel la suya.
Cruel, pero honesta. Y si me preguntan en diez años qué grado de responsabilidad te pones haber sido el director deportivo que más cerca llegó en todo este tiempo, ¿qué pasa? Que ahora me voy a dar un número alto, me voy a dar el 80%... No, no, no funciona así.
-Posiblemente llevarlo al tema porcentual es un despropósito, no tiene mucho sentido, es más bien en términos de tareas. No puede desconocer que una de sus principales tareas era justamente tratar de conseguir la clasificación de Chile al Mundial.
Sí, y yo creo que con Martín Lasarte hicimos todo lo posible y no estuvimos tan lejos. Y yo estoy convencido de que Eduardo Berizzo lo iba a llevar al Mundial, pero Eduardo renunció por factores que solo puede explicar él. Yo creo que fue en ese momento lo peor para el fútbol chileno.
-¿Usted cree que con Berizzo Chile hubiese tenido posibilidades de llegar, o más que posibilidades, hubiese clasificado?
A mí entender, más posibilidades. No digo clasificar, porque ahora mismo veo que el nivel de Chile está lejos. Y seguirá estando lejos si no hay ese cambio generacional.
-¿Por qué usted es el que anuncia la salida de Lasarte y no la Federación o Pablo Milad?
Porque me lo piden. Y debo de asumir la responsabilidad. Si yo lo traigo, yo soy el que le corta. Martín hizo un gran trabajo. Es una persona muy responsable, muy querida en la federación. Creo que el equipo tuvo momentos muy buenos, incluso, un gran grupo de trabajo donde ves que hay gente que ahora están trabajando en otros sitios. Para mí siempre es un síntoma de si la gente es capacitada o no si te llevan a trabajar a otros sitios ¿eh?
El problema chileno que no arregla ni Pep Guardiola
-¿Usted hubiese seguido con Lasarte el siguiente ciclo?
Me lo hubiera pensado. Por la continuidad y por la estabilidad que luego no hubo. No fue fácil traer otro entrenador. Pienso que el entrenador que trajimos después, Eduardo (Berizzo), es un entrenador fabuloso. Una persona más que capacitada y correcta para estar en una Selección como la de Chile, que ya venía con experiencia de fútbol internacional. Pero aquí no es el problema del entrenador. Aquí tú puedes ahora traer a Pep Guardiola y a mi entender tampoco va a cambiar nada. El problema es más profundo. Ahora mismo Chile está en una situación donde dice: ¿qué hacemos, continuamos con la misma línea, traemos un entrenador, le pagamos mucho dinero y a ver lo que podemos hacer? ¿O cambiamos todo, empezamos de cero y tenemos paciencia y le decimos a la gente ‘no nos vamos a clasificar para el próximo Mundial, pero vamos a trabajar con un equipo joven y con el tiempo vamos a tener algo muy interesante’? ¿La gente tiene paciencia para eso? No lo sé. ¿La gente tiene un nivel de aceptación para eso? No lo sé. Ahora se juega un Mundial Sub 17, se juega un Sub 20 en Chile. Es el momento de arropar y ver lo que se puede sacar de esas generaciones y si se puede trasladar al fútbol internacional senior. Están en un buen momento ahora, porque ahora sí que no hay nada que perder, se está fuera del Mundial.

-¿Su relación con Eduardo Berizzo fue similar a la relación con Martín Lasarte o fue más distante, más fría?
No, muy buena, tanto con uno como con el otro tengo una maravillosa relación.
-¿Usted olía que lo más probable era que no pudiera renovar su contrato o que no le renovaran a partir de lo que había sucedido con la eliminación de Catar? ¿Cree que la eliminación influyó directamente en que la oferta que le hicieron no le resultó satisfactoria?
Yo ya sabía que había problemas económicos. No te voy a mentir ni ser hipócrita. De la misma manera que no llego a Chile por dinero, no me voy de Chile por dinero. Lo que más me pesaba a mí en ese momento era estar tan lejos de casa, sin mi familia. Yo vi a mi mujer tres o cuatro veces ese año, y a mi hijo, dos veces por año. Había fallecido mi padre unas semanas antes de llegar a Chile, entonces mi madre también era una situación. Se tenían que dar unas circunstancias ya muy importantes para quedarme, no solo dinero. Es cierto que si vas a estar fuera de casa, tan lejos, en un puesto de tanta responsabilidad, no voy a ser hipócrita de decir que no tienes que estar bien pagado. Pero no era al final lo que influye. Vimos rápidamente que no íbamos a poder llegar a un acuerdo, y a mí me pesó mucho más cuando tuve esa charla con Jorge Yunge, el hecho de mi familia y también que después de dos años yo quería volver a al fútbol de clubes.
-¿Y cómo visualizaba lo que se le venía a la Selección?
No estaba completamente seguro de si podía aportar lo que la expectativa demandaba. ¿Estaba yo convencido de que podríamos armar un equipo 100% para ir al siguiente Mundial? No, no lo estaba. Es decir, pensé que traje un entrenador ideal, que era Berizzo, y pensé que poco a poco Eduardo estaba empezando a transmitir las ideas que él quería para esa Selección. ¿Garantizaba ir al Mundial? No, las garantías para ir a un Mundial te las tienen que dar desde la cancha los jugadores. Ahí es donde tienes que tener la confianza.
-Esa falta de convicción que se le presentó en ese momento, se fundamentaba básicamente en el rendimiento del equipo o de los recursos que no existían. ¿Cuáles fueron los fundamentos de esa convicción para no dejarlo en algo genérico?
Bueno, yo tengo que estar 100% convencido de todo cuando tomo una decisión. ¿Estaba convencido de todo? No ¿Veía muchos obstáculos? Sí. Si hay obstáculos económicos, es difícil trabajar en una federación, porque hay que destinar o invertir mucho dinero, sobre todo en el fútbol formativo. Yo veía que los propios directivos tenían un poquito las manos atadas en el tema económico, no era fácil para ellos.
-¿Pero ésa era más bien una pugna entre el directorio y el Consejo de Presidentes?
De eso yo no puedo hablar, porque tengo cero conocimientos de lo que pasaba ahí. Tenía un poco de ansiedad por volver al fútbol de clubes y a competiciones europeas. Tal como sucedió con el Galatasaray, que quedamos campeón y jugamos Champions. Eso lo echaba un poco en falta. Era como decir, bueno, he puesto un granito de arena en algunas cosas que son sobre todo en el fútbol formativo, trabajar con data, contactar con plataformas de identificación y análisis, modernizar un poco las estructuras. Y era como decir ahora le toca a otra persona continuar con esto.
Francis Cagigao y su silencioso adiós de Chile
-Su partida fue silenciosa.
Sí, como tiene que ser.
-La Federación tampoco le dio mayor repercusión a su partida. ¿Siente que no hubo una valoración de su trabajo?
Creo que la gente de la Federación varias veces, incluso públicamente, lo han valorado. El presidente Milad también, pero tampoco soy una persona que esté esperando eso.
-Los jugadores tampoco se manifestaron.
Es que los jugadores no se van a manifestar en esas cosas ni tampoco me gustaría que se manifestaran. Yo cuando salgo de un sitio, salgo. Se acabó. Yo tampoco le pedí a la directiva que quería salir aquí o allá, nada de presentar, nada de hablar con la prensa. Eso que lo hagan los jugadores y los técnicos, cuando les corresponde, en los partidos; ellos son los reales protagonistas de este deporte, junto con la gente que paga dinero para ver los partidos. Un director deportivo no está para eso, y tampoco es mi perfil. En Chile, a mi entender, hablé de más. Tuve que estar enfrente de las cámaras de más. Para mí no era lógico. Ya sé que todo el mundo quería información. Está bien, hay que dar información, pero no te creas que yo en mis clubes estoy dando información. La gente quiere ver quiere ver los jugadores, quiere ver al entrenador y, conjuntamente, con la afición está la trinidad sacra del mundo del fútbol, el resto somos pasajeros.

-Usted dijo que algunas críticas que se le hicieron en Chile fueron porque su forma de ser era ‘hermética, impaciente y frontal’. ¿Ha cambiado su opinión después de estos dos años?
Yo soy así como persona. ¿Hermético? La prensa cualquiera que me conoce sabe que no soy hermético en el mano a mano. Ahora, manejaba mucha información, no solo de la Selección absoluta. Era muy importante cómo la distribuyo o cómo hablo de esa información, porque hay mucha gente involucrada. Debo dar información cuando haya para dar, todo el mundo está pidiendo información y muchas veces sobre cosas que no son importantes. ¿Frontal? Quizás el concepto no se entienda bien en Chile, acaso la gente entiende frontal como algo agresivo y yo personalmente lo entiendo como ser honesto y decir lo que piensas. Y luego si hay feedback, mejor todavía, porque esa es la manera que se puede llegar a las conclusiones. Pero a mucha gente no le gusta esta forma de ser. Por ejemplo, yo vivo en un país ahora donde les gusta; viví en Turquía, también les gusta; en Inglaterra, hasta cierto punto. También en España les gusta esa frontalidad, pero en Chile no gusta tanto esa frontalidad. Y a lo mejor fue un error mío, no lo sé, pero es muy difícil de cambiar tu forma de ser, tu personalidad y tu carácter.
El cambio de chip de la Federación de Fútbol
-¿Vio partidos de Chile en las eliminatorias? ¿Percibió algún progreso o retroceso?
Es muy difícil para mí analizar progreso o retroceso en un contexto actual como el mío. Yo para ver eso tengo que estar dentro, tengo que ver los entrenamientos, tengo que ver cómo la gente quiere planificar o preparar un partido, cómo es el estado emocional. Desde fuera es fácil criticar, es lo más fácil del mundo. Y lo hacen. Y eso lo dejo a la prensa, porque son expertos en eso. Criticar desde la distancia me parece una cosa absurda. Yo puedo criticar cuando tengo algunos datos objetivos y cuando los tengo, puedo ofrecer no mi crítica, sino mi opinión. Y si es crítica, tiene que haber una manera de hacer que sea constructiva. Para criticar hay que ser objetivo, y después constructivo.
-¿Pero vio algún partido?
Vi los últimos dos partidos que jugó con Berizzo, donde me gustó mucho el equipo y pensaba que el equipo iba mejorando. Había una clara tendencia en la eficacia, ya no solo el juego, crear ocasiones de gol, no permitir al rival ciertas ocasiones de gol, tener el partido más controlado. Y luego, la verdad, por las diferencias de horario, vi resúmenes y el partido que jugaron en Bolivia, que no me pareció el mejor partido, pero es en Bolivia y sé perfectamente la dificultad que hay para jugar ahí. Puede pasar de todo. Nosotros tuvimos la fortuna ese día, pues también lo preparamos muy bien desde Calama. Pero bueno, no me corresponde a mí dar una opinión sobre eso.
-Después de estos tres ciclos eliminatorios mundialistas fracasados o sin éxito, ¿cuál es su reflexión final, desde la neutralidad que le dan la distancia y el tiempo, aunque sin despojarse del conocimiento que tiene del fútbol chileno?
La Selección y la Federación Chilena necesitan cambiar de chip y decir: ‘si miramos a corto plazo, puede ser que esto se vuelva a repetir, a repetir y a repetir. Entonces tenemos que mirar a medio largo plazo’. Cuando llegué a Chile, no estaba mirando a corto plazo, sí había una parte que tenía que ver a corto plazo, pero luego hay otra que no puedes perder de vista, el medio y largo plazo, y eso es la inversión en estructura, en infraestructura, en entrenadores, en coaching, en progresión de futbolistas, cambiar esa regla del Sub 21 de una vez por todas. Estar convencido en invertir en el jugador joven, en la persona, y solo de esa manera vas a poder tener un patrimonio valioso en los clubes y después poder trasladarlo a las selecciones. Eso es lo que le queda a la Federación, pero reconozco la dificultad de aceptar ese reto, porque al principio no es un camino de rosas.
-Hay una constante: quienes están encargados de establecer justamente ese cambio son los dirigentes que llevan durante dos ciclos consecutivos haciendo lo mismo, sin provocar cambios. ¿Usted cree que se puede producir ese cambio con estos mismos dirigentes?
Eso no lo sé. Eso lo tiene que decidir el fútbol chileno y las personas que tienen que tomar las decisiones. Normalmente en la vida cuando algo va horrible, hablas de revolución, y cuando las cosas van bien, hablas de evolución. Tú tienes que decidir qué viene primero. ¿Estamos en una situación para evolucionar o estamos en el sitio para revolucionar? Yo no pongo nombres a eso, porque puede haber revolución con los mismos nombres. Esto tiene más que ver con lo que se va a hacer y menos con quién lo va a hacer. Para mí el camino es centrarse e invertir en el joven futbolista chileno. Si no empieza a llegar esa sangre nueva, va a ser difícil. Pero mira a los entrenadores, Nicolás Córdova, Seba Miranda, Ariel Leporatti, al que lo llevé yo a la Federación... Córdova me parece muy buen entrenador, muy interesante y está donde tiene que estar, ayudando al fútbol joven. A mí me parece que ahora mismo hay una oportunidad. No se fue a un Mundial y hay una oportunidad para, de verdad, progresar e invertir. Ahora, que lo quieran hacer, ya no tiene nada que ver conmigo.