
A los 36 años de edad, a Carlos Muñoz Rojas (Quilpué, 21 de abril de 1989) le queda todavía mucho carrete en el fútbol chileno. Él mismo lo confiesa y avisa que no lo jubilen todavía, ya que goles aún quedan...
El delantero, quien ha defendido a siete camisetas en Chile, dos en Emiratos Árabes y una en Argentina, además de la de la Selección Chilena, claro está, viene de un buen año con Magallanes, en que demostró que sigue vigente (24 partidos, 5 goles).
En esta charla, el artillero desglosa, entre otros temas, su paso por Colo Colo, la valiosa experiencia de jugar en La Roja y entrega su opinión sobre las nuevas generaciones de futbolistas nacionales. A fondo con Carlos Muñoz, en En Cancha Prime.
-¿Qué técnico fue el que más te enseñó?
A nivel humano y deportivo, Claudio Borghi. También el que sacó una versión muy mejorada de mí fue Jorge Sampaoli, que lo tuve poquito tiempo en la Selección, pero su manera de trabajar me marcó mucho. Son dos técnicos de nivel mundial, pero también saqué lecciones de Omar Labruna, Alfredo Arias, Francisco Palladino. Humberto Zucarelli, que fue quien me sacó de Tercera división y allí comenzó mi carrera, así que le tengo mucho cariño.
-Borghi y Sampaoli, dos técnicos de Selección. Cabe la pregunta de por qué no te consolidaste más en la Selección, porque los números que tienes no son nada de malos para los parámetros que se manejan hoy. 11 partidos y tres goles darían que hablar…
Y fueron en mis mejores años, en Colo Colo. El haberme ido a Emiratos Árabes atentó contra las opciones de ser más considerado, porque eso no era bien visto en ese entonces. El fútbol de allá se miraba con malos ojos. Te fuiste a Emiratos, te perdiste del mapa. Aún así, después de irme, Sampaoli me siguió llamando durante los siguientes seis meses. Jugamos con Inglaterra en Wembley, vine a jugar un amistoso a Chile, estando en Emiratos, en Coquimbo y luego en Concepción. Estuve cerca de ir al Mundial, pero claro, había otros jugadores en mi posición que estaban en ligas mucho mejores. Pinilla, Eduardo (Vargas), Alexis, Esteban (Paredes), que ya venían en un ritmo competitivo mucho mejor y en ligas mucho más vistas, porque era complicado ver el fútbol de Emiratos Árabes. Lógicamente, tener por delante jugadores de mucho nivel peleando por esos puestos; esa fue la gran razón, porque ellos eran de otro mundo, extraordinarios.

Un llamado de alerta a las nuevas generaciones
-¿Qué lugar sientes que tienes entre los grandes goleadores del fútbol chileno?
No creo tener un lugar tan importante, porque hay jugadores que han logrado mucho más que yo. Pero, viendo fútbol, las estadísticas, goleadores realmente chilenos, que hay muy pocos, activos, con la cantidad de goles que llevo en el fútbol profesional, creo tener un lugar ganado. Lo he demostrado en equipos importantes y normalmente tengo un promedio de gol muy parecido. Siempre estoy ahí y eso me lo he ganado en cancha.
Más de esta entrevista“Estoy seguro que a David Pizarro le duele ver a Wanderers en esta situación. Él también debe tener ganas de ayudar”-Eres parte del club de los goleadores chilenos…
Tuve la suerte de compartir con grandes goleadores, con muchos de ellos camarín, como los casos de Chupete (Humberto Suazo), Esteban (Paredes), (Roberto) Pájaro Gutiérrez. Enfrentar a Manuel Villalobos, un gran goleador chileno, jugar contra Álvaro Ramos, histórico de Iquique. Ahí es donde tenemos que valorarnos más; hay goleadores chilenos, muy pocos, que siempre están marcando. El puesto de 9 acá en Chile es muy escaso, salen muy pocos. Jugadores jóvenes, en estos tiempos, como me pasaba a mí que a los 19-20 años haga 15 goles por temporada. Lo que a mí me tocó vivir en Wanderers: en 2010/2011 me tocaba pelear como goleador con Esteban Paredes y tenía que hacer 17 o 18 goles por año. Hoy eso no se ve, se ve quizás en un (Fernando) Zampedri, que es un goleador tremendo, el único que puede llegar a esos números.
-Nada por el lado de los chilenos…
Chilenos “9” son pocos los que te pasan la barrera de los 10 goles por año; ahora, con cinco goles por campeonato a un chico de provincia lo postulan a un equipo grande. Ahí está la falencia. No hemos podido sacar a ninguno y eso está reflejado a nivel de Selección, desde que Eduardo Vargas y Alexis, los históricos, han dejado de estar, nos ha costado mucho encontrar a quien tome las riendas. Es la realidad. Ojalá puedan venir algunos con algo de lo que tenían los de la Generación Dorada o grandes goleadores, como Salas, Zamorano, Chupete o Alexis. Es lamentable no ver que no sale alguien con ese potencial. Lo terminamos pagando en Eliminatorias, en no ir a un Mundial o en la Copa América.
-¿Por qué no salen? ¿Formación? ¿Condiciones?
A mí me ha tocado ver trabajos formativos de varios clubes e incluso de la Selección y solo puedo tener palabras de alabanzas para esos trabajos. He visto que se hace bien, cuerpos técnicos y entrenadores con ideas muy claras. Para mí, es la materia prima.
-¿Sí? ¿Así de tajante?
A ver, jugadores con condiciones hay muchos. Tenemos jugadores con talento, pero siento que solo se conforman con ese talento. Son reacios a escuchar a alguien que pasó por lo mismo que ellos. Uno les puede decir “mira, tu control podría ser de esta manera” o “a tu juego le haría mejor moverte de tal forma”. A muchos les entra por un oído y les sale por el otro. Las generaciones nuevas creen sabérselas todas, no aceptan la crítica, el consejo. Son pocos los que te escuchan y están capacitados para recibir ese consejo para bien. Reitero: se trabaja bien, somos lo que somos, tenemos lo que tenemos.
-¿Alguna receta para revertir eso que mencionas?
Ellos tienen que tener también ganas de surgir y no conformarse solo con llegar a un primer equipo o venir a la B y jugar un par de años. El fútbol se acaba y tienes que estar preparado para lo que viene después. Si te quedas en la mediocridad de solo querer jugar acá o que con lo bueno que eres técnicamente te alcanza para jugar en Chile, no vas a aspirar a otras cosas. El fútbol se te va a pasar volando y, el día de mañana, ¿aseguraste tu futuro? La plata no está acá en Chile, hay que salir y para ello te tienes que preparar y también mentalizar.
-¿Será que a los jugadores de hoy les falta un poco haber vivido lo que vivió tu generación? Canchas de tierra, entrenamientos más precarios. Sin romantizar las carencias, por supuesto…
Que tengan las condiciones que tienen hoy en día es lo básico, lo mínimo que tiene que tener un futbolista para desarrollarse en el fútbol, pero tener la ambición de querer lograr más, la mentalidad que con el talento solo no alcanzará. Mirar fútbol, también, porque hoy hay muchos jóvenes que ni siquiera ven fútbol. A mí me encanta ver fútbol, veo cómo se mueven los jugadores en mi posición, todo el equipo, porque nunca terminas de aprender. Hoy, que el teléfono, que las redes sociales, que Instagram. Pasan pegados a eso y le hacen demasiado caso a las redes sociales y no se enfocan en lo que les va a servir para su crecimiento. El fútbol no se trata solo de ir a entrenar dos horas, volver a la casa y estar todo el día pegado a las redes sociales. Aprender es mirar, ir a los estadios, ver fútbol. Hay Champions League, de Argentina, Liga Española, un millón de partidos para ver y eso es lo que no hacen muchos. Falta ambición, hambre, las ganas de aprender.

Un Colo Colo que no pudo tocar el cielo
-Hablando de goleadores, en Colo Colo jugaste con Esteban Paredes. Cuéntanos cómo se entendían, ¿Para dónde iba uno, para dónde iba el otro?
Tuve la fortuna de jugar con él en Colo Colo y, guardando las proporciones porque para mí Esteban es un crack, somos muy parecidos en nuestros movimientos. A ambos nos gusta no solo ser el 9 de referencia, que se queda pegado entre los centrales a esperar a que la pelota le llegue. Ambos somos de salir a jugar, no tenemos inconvenientes en recogernos, tener la capacidad de asistir también, entonces era muy fácil entenderse con él. Si Esteban veía que yo me recogía, él ocupaba mi espacio libre y yo sabía que él iba a estar ahí. Al momento de girar, ya sabíamos que el otro era la primera opción de pase. Hicimos muchos goles y tuve la suerte de poder asistirlo en muchos. Pensábamos de manera similar.
-Ese era un Colo Colo que jugaba bien, pero ¿por qué no pudieron consagrar eso con algún título?
Fueron dos años en que no tuvimos los resultados esperados ni a nivel nacional ni internacional. A nivel individual puedo decir que fueron los mejores años de mi carrera, por los números que tuve, por los goles que hice. Fueron años difíciles, vivimos muchas cosas. A Esteban le tocó partir a México y quedé yo, estaba el Pájaro Gutiérrez también, y teníamos que tomar ese peso, ese relevo que dejaba Esteban, que era muy pesado en el club. Me tocó asumirlo, una responsabilidad muy linda y en la que no todos tenían la fe de que yo pudiera hacerlo. Apenas se fue Esteban empezaron a nombrar 9 extranjeros. A un argentino, a Juanito, a Pedrito. Al final, el club confió y lo tomé de buena manera. Lamentablemente, no se pudo reflejar en campeonatos.
-Cerca estuvieron…
Con Omar Labruna estuvimos cerca, en playoffs, en semifinales que lo perdimos ante Unión Española, pero en la fase regular éramos los candidatos al título y antes de esa semifinal estuvo el accidente del profe Omar, que por más que uno quiera afecta en lo interno, porque causó revuelo, se hace ruido a través de la prensa y en fin. Me quedo con esos dos años en Colo Colo con cosas muy positivas, el cariño de la gente y, pese a que han pasado tantos años, me lo hacen sentir. Voy muy seguido al Estadio Monumental, porque mis hijas juegan en Colo Colo, y tengo las puertas abiertas. Me dicen “Carlitos, bienvenido, esta es su casa”. En esos dos años que no pude regalarle un título a Colo Colo, mis goles de todas maneras enamoraron al hincha.
-¿Te afectó mucho el altercado que tuviste con la Garra Blanca en tu rendimiento en Colo Colo?
Para nada, porque no dejé de hacer goles. Fin de semana tras fin de semana, yo marcaba. Sí fue un tema difícil. No fue un problema con la Garra Blanca, sino con un par de personas específicas, que muchos saben quiénes fueron, pero a mí no me afectó. A pesar de haber sido tan joven y haber vivido esa situación, lo afronté de manera muy madura. Pude separar las cosas y que no me afectara, porque sabía que tenía mucha más gente de Colo Colo, la mayor parte de su hinchada, a favor mío. Que me entregaba cariño y era la más importante. Se resolvió y listo, página cerrada. Seguí en mi rendimiento, que en ese momento, hasta fue mejor. Fue un episodio incómodo, pero que no me sacó de mi foco.

Carlos Muñoz, de frente...
-Tú fuiste alguien que enfrentó el tema, que habló públicamente. ¿Crees que sería un paso hacia adelante en enfrentar el tema de la violencia en los estadios si es que más futbolistas le hicieran frente al tema públicamente como lo hiciste tú?
Es importante no generalizar y por eso insisto que yo no tuve un problema con la Garra Blanca ni con el hincha de Colo Colo, sino con personas puntuales. Sería ideal que todos enfrentaran el problema, porque somos los protagonistas, los que queremos ver los estadios llenos. Que las familias y que todos vayan a ver un espectáculo de manera segura. No pensar que alguien puede ir al estadio y quizás no vuelva. Somos responsables todos, futbolistas, autoridades, medios de comunicación. Debemos hacernos cargo del problema de la violencia. Cada uno poner lo suyo desde lo que le corresponde. En la unión está la solución y si tenemos que afrontar el problema, tenemos que decir las cosas. No debemos tener temor a nadie ni a nada. La gente que va a hacer destrozos a un estadio no es la que nos va a ayudar a ganar un partido ni la que nos acompañó en nuestras carreras como futbolistas. Nos debemos a la gente que asiste a apoyar, a sufrir, a alentar, de manera pacífica.
-Se entiende, pero ¿por qué crees que tus colegas muchas veces se restan de enfrentar el problema? Porque fue muy impactante cuando saliste a hacerle frente a esto y hubo consenso en que no se trataba de algo habitual que un futbolista apareciera públicamente en estas instancias…
No puedo hablar por ellos. Cada uno sabrá dónde le aprieta el zapato, sabrá lo que puede o quiere transmitir hacia la gente, hacia el hincha del fútbol. A mí, en lo personal, no me gustan las injusticias ni cuando las cosas no van por el camino que corresponde y no tengo problemas en decirlo. En ese momento, me sentí un poco invadido en mi privacidad y sobre todo la de mi familia, entonces por qué me iba a tener que callar. Era algo que me gané gratis, por ser el más joven de Colo Colo, el pajarito nuevo, pero tuve esa fuerza o esa madurez de enfrentarlo. Quizás a muchos les ha tocado vivir situaciones similares y no lo dicen por miedo, pero ¿miedo a qué? Si uno es el protagonista del fútbol y la gente violenta no tenemos que darle protagonismo. Acá, cada uno verá lo que quiera afrontar en su vida; son temas súper personales y yo no iba a permitir ser pasado a llevar de esa manera.
-¿Qué sientes al ver que hoy en día Francisco Muñoz, Pancho Malo, es un protagonista político, da discursos de lo correcto y lo incorrecto, tiene seguidores y está metido en la vida pública de Chile?
No tengo nada que opinar de él. No lo conozco personalmente, nunca he tenido ninguna relación con él, así que lo que haga con su vida no me incumbe. El camino que haya tomado es decisión suya. Nunca tuve ni tendré relación con él…







