Mediados de este año y en Colo Colo se producía una salida que causaba sorpresa: Eduardo Rubio (42), entrenador de la Proyección alba, presentaba su renuncia para emprender nuevos rumbos.

El recordado “Pajarito”, que supo vestir la camiseta alba en su época como jugador, le decía adiós a todos en Macul pues sentía que su ciclo, tras más de diez años, estaba cumplido.

Luego de meditar qué haría con su vida, donde por su mente pasaron diferentes opciones, como buscar otro cargo o asumir derechamente un primer equipo, optó, cual viajero decidido, por armar sus maletas e irse lejos del país. ¿Destino escogido? Estados Unidos.

“Estoy en Austin, Texas. Me vine inmediatamente cuando salí de Colo Colo. Estoy en una academia de fútbol (SG Academy). Es algo que venía tratando de conseguir hace tiempo, el estar con gente de otros lados, ver otras opciones. Se dio esta chance de venir para y estoy feliz”, comienza diciendo en esta extensa conversación con En Cancha Prime el ahora otrora formador en el Cacique.

“El lugar es maravilloso -añade-, la academia es espectacular y el enfoque que tiene es muy bueno. Todo era muy atractivo: el irse a otro país, el tema del idioma y ver el desarrollo del fútbol en Estados Unidos, que quiere ser una potencia mundial. Todo eso ayudó a tomar la decisión de venirme para acá”.

"Pajarito" con la indumentaria de Colo Colo.
Eduardo Rubio"Pajarito" con la indumentaria de Colo Colo.

-Es otro Estados Unidos, ¿no? Parece que el soccer ya no es tan secundario como lo era antes.

Sí, y acá en el estado de Texas, que está muy pegado a México, es muy futbolizado, pese a que tienen otros deportes que ya llevan mucho más tiempo. Pero han hecho tantas cosas en el último tiempo: Copas América, Mundial de Clubes y ahora el Mundial (Adulto) que viene... El americano (estadounidense) es muy deportista y entiende muy bien lo que es mezclar trabajo con estudio y deporte.

Eduardo Rubio: “Agradezco que me hayan dicho que mi papá era mejor que yo; eso me hizo más fuerte”Más de esta entrevista:Eduardo Rubio: “Agradezco que me hayan dicho que mi papá era mejor que yo; eso me hizo más fuerte”

-¿Qué diferencias notas con Chile?

Acá se avanza rápido en cuanto al desarrollo del deporte y por eso son tan exitosos a nivel mundial. El fútbol ahora es totalmente distinto en relación a cuando se empezó a jugar acá, o sea, yo llegué a un lugar en el que me sorprendió ver que ya tienen el fútbol incorporado como tema de vida. En los colegios, por ejemplo, ya se están especializando, porque no es que hay solo colegios para deportistas, sino que hay colegios enfocados en el fútbol. En esta academia, por ejemplo, está todo muy futbolizado. Hay muchas ganas de seguir mejorando. Se apunta muy alto a nivel nacional y eso va a empujando a la academia hacia la excelencia.

-¿Y cómo andan técnicamente los estadounidenses?

Nosotros notamos que existen diferencias entre el que juega en el barrio, en la calle, y el que no, pero cada vez se va equiparando más, porque acá ya están empezando a jugar de chiquititos. Aquí, por ejemplo, tenemos niños de 7 u 8 años, y los que son un poco más grandes entrenan dos veces al día, y sin dejar de ir al colegio entre ese par de prácticas. Entonces, cuando tú mantienes ese ritmo, adquieres las mismas habilidades que el chico que pasa jugando todo el día en el barrio.

-¿Se entrena duro?

Acá entrenan en la mañana poco más de una hora, y ahora les agregamos gimnasio también, más las dos horas de práctica en la tarde... Son como 5 horas de entrenamiento diario. Más encima, cuando llega el fin de semana, no es como en Chile que se juega un solo partido; acá puedes jugar hasta dos o tres el mismo fin de semana. Entonces, después de todo eso, tú puedes ver a un americano con las mismas habilidades de un sudamericano. Además, son muy atléticos, entonces manejan muy bien la parte de la coordinación. Tienen físicos ágiles y eso los ayuda mucho.

-Vámonos un poquito atrás. ¿Cómo llegó Eduardo Rubio a trabajar en el área de la formación de jugadores? ¿Siempre te gustó?

Mira, más que gustarme algo en específico, yo soy mucho de adaptarme al momento, y en ese momento justamente trato de siempre dar lo mejor. A mí me tocó empezar después del fútbol en una escuela de adultos, donde no había mucho qué formar, pero sí estaba la idea de competir. Después, en Colo Colo, había que formar y competir. En la Sub 21, lo mismo: formar y competir. Entonces, más allá de si te toca liderar un grupo con chicos o grandes, para mí el enfoque siempre es el mismo: tratar de maximizar el rendimiento y dar herramientas a nivel individual y colectivo para poder competir a cualquier nivel.

-¿Así pensaste siempre?

Sí, y con esa mentalidad tú le puedes entregar herramientas no solo a los chicos, sino que a los más jóvenes y a los profesionales también. Hoy me toca estar en lo que estoy, pero cuando me tocó anteriormente con personas más grandes, el enfoque siempre fue el mismo. Yo veo la formación como algo universal. No es que sea algo exclusivo de los chicos de 14, 15 o 16 años, no, es también para los más grandes. A nivel profesional, por ejemplo, los jugadores siempre aprendemos de los técnicos. Nunca dejamos de aprender de los entrenadores hasta que nos retiramos. Después, a qué nivel quieres formar tú, es distinto. Unos apuntan a lo profesional, otros a los colegios, pero siempre estás ayudando a formar para mejorar al equipo.

“Si estuve doce años en Colo Colo, algo de resultados obtuve”

Vicente Pizarro, uno de los últimos casos exitosos de la cantera alba. Foto: Aton.
Colo Colo.Vicente Pizarro, uno de los últimos casos exitosos de la cantera alba. Foto: Aton.

-¿Qué evaluación haces de todo tu periodo en Colo Colo? A veces el hincha juzga el trabajo de los formadores solo si ve a un canterano andar bien en el primer equipo.

Sí, pero tienes que pensar que para durar doce años en el equipo más grande de Chile, algo de resultados obtuviste. Y más encima, si te fue bien, no renuncias como hice yo, sino que te sacan. Duré cinco años en la Sub 21, que es la más expuesta y la más exigida a sacar resultados positivos. En Colo Colo, de manera interna, todos saben de los resultados que obtuvimos, y por eso me mantuve durante tanto tiempo. Y después, no está solo el resultado, sino que también lo otro importante: formar, tener jugadores en la Selección, nutrir al primer equipo, entregarle futbolistas al DT principal que le gustaran, que llegaran preparados... Puedo nombrar muchas cosas que fuimos promoviendo. Que me mantuvieran tanto tiempo, habla de los objetivos que fuimos alcanzando. Después, todos los que jugamos a nivel profesional sabemos que cuando ganas eres el mejor y cuando pierde eres el peor. Eso yo lo viví siempre. Si salías campeón en cadetes, eras el mejor. Si el Vicho (Vicente) Pizarro comenzaba a jugar en el primer equipo, eras el mejor, pero si después había alguien que no jugaba, eras el peor formador. La tranquilidad que tengo yo es que, si duré tanto tiempo, algo dejé en el club.

-¿Y la decisión de irte pasó por un desgaste natural?

Por un montón de cosas la verdad. Uno llega a un momento en el que ya todo lo que se propuso, lo cumplió, y te empiezan a entrar esas ganas de hacer otras cosas, y entre todas esas cosas, estaba la opción de irse fuera del país. O sea, después del lugar en el que estaba yo, no había muchas cosas más a la que uno podía aspirar. Un primer equipo quizás u otro cuadro en Primera División, pero dentro de esa búsqueda, la mejor opción que vino fue la que tomé. Venirme a Estados Unidos y aceptar el desafío de todo lo que rodea a esta academia es espectacular. Siento que fue un gran paso para mí.

-Ahora que conoces el ambiente de la formación de jugadores. ¿Hay paciencia en los directivos, en los medios, en el hincha? Hoy todos quieren resultados inmediatamente...

Todo lo que es élite y profesionalismo está en base a exigencia y resultados. En los equipos grandes uno entiende que hay objetivos, y si no los cumples, te tienes que ir porque va a llegar otro. Es así, eso es el deporte de alto rendimiento, porque tú compites para ganar, para ser el mejor, y allí no hay mucha paciencia. Pero no es algo que pase en Chile solamente, es a nivel mundial. No conozco un equipo en el mundo en el que pierdas diez partidos y te digan: ‘No, da lo mismo, porque está formando jugadores’. No lo he visto en ningún país y en ningún deporte.

-Pero...

Pero lo que sí hay son contextos. Por ejemplo, en un equipo grande lo que se busca es totalmente diferente a otros equipos. Al vivirlo desde dentro, sientes esa exigencia. En Colo Colo la exigencia siempre es ganar y ser los mejores, entonces todos nos vamos mentalizando en que un chico va a competir con jugadores muy buenos y que tiene que estar preparado, y si no lo está, vendrá otro. ¿Hay paciencia? No, porque si la hubiera, uno lo dejaría veinte partidos sin importar si juega bien o juega mal, pero cuando juega mal, los medios y el hincha comienzan a pedir que no juegue más. Todo es resultado, y si tú pones puros jóvenes a jugar en los equipos grandes, es muy difícil que se logre el objetivo de ser campeón. Es así, es duro, lo sé, pero es entendible para los que hemos estado ahí.

“Hoy al jugador hay que alinearlo con los valores del club... y al representante también”

El delantero de Colo Colo dejó el club sin consolidarse. Foto: @hac_foot.
Damián PizarroEl delantero de Colo Colo dejó el club sin consolidarse. Foto: @hac_foot.

-Y a veces los que no tienen paciencia son los propios jugadores. ¿Qué opinión tienes de los Damián Pizarro, Jordhy Thompson o Luciano Arriagada, jóvenes que tienen más ganas de irse que de consolidarse en Chile?

Mira, yo no soy absolutista en el sentido de decir que si te vas joven está mal y si te vas adulto está bien. No. El tiempo siempre te dará la razón. Hay chicos que salieron jóvenes y les fue bien y hay otros que les salió mal. Lo importante es ver si tú a los 17 años estás formado y listo para salir, y si no, puede que necesites más años de formación para luego saltar. Hay de todo. Algunos necesitan menos tiempo y otros tienen que dar la vuelta larga. Hay un montón de factores: capacidad, carácter, actitud, ganas de cumplir los objetivos. Hay chicos que con 17 o 18 años te sostienen una temporada completa, y otros no. No hay absolutismos acá. No todos se tienen que ir a los 23 años, no todos tienen que consolidarse acá. Depende mucho de la persona.

-Pero en los tiempos actuales hay más ganas de irse que de quedarse...

Lo que te puedo decir es que el chico de hoy está mucho más apurado que el de antes, pero tiene que ver con el contexto actual. Antes, por ejemplo, para que nosotros consiguiéramos contrato teníamos que estar en el primer equipo durante un año. Hoy a los 15 o 16 años ya te hacen un contrato para evitar que te vayas a otro club, entonces todos esos jugadores van a jugar un Mundial con contratos hechos. Es el contexto de hoy, es así y no lo vas a cambiar. Ese chico va a ganar más plata que toda la familia y va a vivir experiencias muy distintas al resto. Que tú generes mucho dinero a esa edad y no tengas las herramientas necesarias para administrarlo bien, después vas a ir acelerado toda la vida. Cuando eso pasa, te das cuenta que vas obteniendo cosas, no sé si de manera fácil, porque te sacrificas para lograrlas, pero sí las consigues sin un proceso de maduración óptimo.

-¿Nos resignamos?

Es que es lo que hay hoy. La velocidad de hoy es mucho más rápida que antes. Hoy el chico de 12 o 13 años tiene 10 pares de zapatos y nosotros teníamos un par de zapatos al año. No teníamos auspiciador hasta que llegábamos al profesionalismo, y hoy los chicos ya tienen auspiciadores y representante. No digo que sea algo malo, pero sí influye en que el chico esté más apurado y crea que todo es inmediato y fácil. Después cuando llegas al profesionalismo y te das cuenta que las cosas no son fáciles, que tienes que luchar, que te tienes que sacrificar, que tienes que ser perseverante, cuesta que lo asimiles y puede que te tome un tiempo mayor asimilarlo.

-Hoy los representantes tienen voz y voto en el futuro de un chico. ¿Cómo era en tu tiempo?

Es que en mi época de jugador había dos o tres representantes en Chile y nada más, y después el mío siempre fue mi papá, entonces jamás lo vi como mi representante: a mis ojos era mi papá.

-¿Y cómo viste esa situación ahora en tu época de formador?

Lo que te puedo decir es que como club hoy tienes que tener claro que al que hay que ayudar siempre es al principal protagonista del fútbol, que es el jugador. Ese es el que te interesa a ti que esté bien, que esté alineado con los valores del club, con lo que buscas, y para lograrlo obviamente que tienes que involucrar a todos quienes están rodeando al chico, sobre todo con el mensaje, que tiene que estar alineado con lo que busca la institución. ¿Eso incluye al representante? Hoy sí, y también al papá, a la mamá y a todo el mundo que está alrededor. Todo eso se hace para ayudar a que el chico sea cada día mejor. ¿Eliminar a los representantes? No, eso no sé quién podría hacerlo. Lo que sí puedes hacer es alinearlo con lo que tú buscas con el chico. Sacar lo mejor de alguien significa alinearlos a todos, no solo representantes, familia también.

-Con tu experiencia como formador y tu mirada a largo plazo. ¿Qué hacemos con Nicolás Córdova y su trabajo en selecciones? Muchos lo quieren en la hoguera...

Mira, yo no voy a hablar de resultados que se han obtenido, porque si solo te enfocas en ellos no te deja ver el contexto real de la situación que hoy estamos viviendo. Yo hablé mucho con el Nico, sé todo lo que trabaja, es un profesional espectacular, tiene un conocimiento muy grande. Es una persona muy preparada y tiene muchas ganas de ayudar a los chicos a que mejoren. Todas las conversaciones que tuve con él partieron desde el mismo punto: cómo ayudar a los más jóvenes para que lleguen mejor preparados no solo a los Sudamericanos, Mundiales, etc., sino que entregarles herramientas para que lleguen bien a un plantel profesional.

-Estás en su mismo barco, digamos.

-Es que cuando tú ves y escuchas a una persona que está siempre enfocado en mejorar a una persona, en potenciarla, obviamente a uno le gusta. Después están las formas, que te pueden gustar o no, pero ya partes de la base de estar frente a una persona que de verdad quiere ayudar a los chicos. Él está buscando todas las formas posibles para que tengamos chicos en el futuro que puedan llegar a una Selección y que jueguen en sus clubes profesionalmente. Yo estoy tranquilo porque sé que él quiere lo mejor y trabaja para eso. Como profesional, no tengo dudas que da lo mejor para obtener los resultados que todos queremos. Él quiere lo mejor para Chile, a su manera, con su visión, pero todo con mucho profesionalismo. Después, el tiempo dirá si ese era el camino o no.

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