
Yanara Aedo no solo es una referente obligatoria al hablar del fútbol femenino de Chile. Es, sin discusión, una pieza clave de todo el medio nacional, especialmente como leyenda viva de Colo Colo.
Un palmarés asombroso, con 12 títulos de Primera División con las Albas, más la Copa Libertadores. Mundialista y olímpica con la Selección Chilena. Capitana del más reciente tetracampeonato, no por nada en el último partido de la temporada 2025 del plantel masculino, en el Estadio Monumental se pudo ver un lienzo gigante con su rostro al lado de otras leyendas del club.
En una conversación a fondo con En Cancha Prime, la talentosa futbolista cuenta, entre otros temas, cómo se formó el Colo Colo inolvidable de 2012, las comparaciones con el plantel actual y las virtudes de Tatiele Silveira, entrenadora del Cacique 2025.
La historia comienza con una decisión valiente y decidida que tuvo que tomar, cuando apenas a los 14 años de edad, dejó todo en su natal Temuco, para viajar a Santiago a jugar al fútbol: “Al principio fue súper difícil. Era muy chica, en ese momento la única mujer de cuatro hermanos, pero yo quería jugar a la pelota y no me importaba dónde me tuviera que ir. Tanto yo como mi familia entendíamos que Santiago era el lugar para poder desarrollarme de la mejor manera. Siempre fue un sueño, pero tomó forma cuando hace contacto conmigo el Ronnie Radonich. Ahí lo vi como posibilidad real”.
-Esos eran procesos de captación que se hacían en esa época…
Claro. Como en ese entonces no había campeonato Sub 17 ni 16, sino que solo el Campeonato Nacional, los entrenadores de las Selecciones estaban buscando jugadoras. El profe Ronnie recorrió todo el país, porque venía el primer sudamericano Sub 17 y como en Chile no había torneo tenían que encontrar jugadoras. A mí me vieron en un campeonato que se jugaba en Santiago, que era el 1 de mayo, en las canchas de Quilín con miles de equipos y miles de partidos diarios. Luego hicieron una gira, a Temuco, y tuve que ir a una especie de prueba. Se juntaron con mis papás y les comentaron que tenían interés en que yo me uniera a la Selección para el Sudamericano, pero que para irme tenía que ir a Santiago a vivir y estudiar, porque en el torneo nacional no había equipos Sub 17. La única forma de que me hicieran un seguimiento era estando en Santiago.
-Una decisión sumamente dura para una niña de 14 años. ¿Te costaron los primeros meses? Porque te viniste sola a la capital…
En los primeros tres meses no te voy a decir que fue todo lindo. Vengo de un entorno en que es todo demasiado familiar, achoclonado, el domingo se come en la casa con la familia. Uno hace planes, pero primero tiene que comer con la familia. Y la única mujer de ese momento, más encima, muy regalona de todos y me cuidaban como la única niña de la casa. Para mi papá, ya era un tema que yo jugara a la pelota solo con hombres, en cambio para mi mamá no. Mi papá era muy aprensivo y siempre decía que algo me iba a pasar. Claro, la niña que él tenía llegaba a la casa con las rodillas, los codos raspados y para él era chocante…
Yanara Aedo llega a Santiago en busca de los sueños de gloria
-¿Y cómo fue llegar a la gran ciudad? No estoy diciendo que Temuco fuera un pueblo, pero…
Es que antes sí lo era. Al principio fue complicado, pero me acuerdo que cuando yo tenía unos 6 o 7 años y veía los partidos de la Selección en el sur, le decía a mi abuelo que me iba a ir a vivir a Santiago, porque allí estaban los jugadores importantes. Claro, yo era una niña y seguro lo veía en la tele, pero me llamaba tanto la atención el fútbol, porque yo empecé a jugar como a los 4 años, que de chiquita quería venirme. La primera reacción de mis papás fue “ok, ¿qué quieres, jugar al fútbol para divertirte solamente, como hobby? Porque si es solo hobby para nosotros es más importante el estudio”… Me vine muy condicionada.
-Y en esa época, no era como ahora que una niña diga que se quiere dedicar al fútbol. Para la familia debe haber sido complicado.
Fue chocante para ellos, porque en el fondo pensaban que era muy difícil que yo pudiera ser jugadora de fútbol profesional en un 100 por ciento. Me dijeron “anda”, porque era mi sueño, pero tienen que haber pensado que no iba a funcionar y que yo iba a volver; pero no volví más…
-Dejaste el judo además. ¿Seguiste en algún momento practicando las dos disciplinas? ¿Por qué al final te decidiste por el fútbol?
Ese fue un tema. Por mucho tiempo practiqué las dos disciplinas y ya fue un problema cuando me llaman a la Selección Chilena de fútbol, que tenía unos 15 años, y también estaba llamada a la Selección Chilena de judo. En el fútbol intentas no lesionarte y en el judo estás peleando. Al principio lo hice y me fue muy bien en las dos. En judo seguí ganando a nivel nacional, fui a Sudamericanos, copas internacionales, pero ya cuando cumplí 15 años me di cuenta que tenía que elegir, porque alto rendimiento es ciento por ciento enfocado. Me decidí por el fútbol porque siempre fue lo que me gustó. El judo empezó porque en el colegio en que estaba se creó el taller de judo y este coincidía con el último horario de una clase. A mí me mandaban de 8 a 4 al colegio, estaba todo el día ahí, como todo niño que los dos papás trabajan y este taller era justo en el horario de la última clase, matemáticas o historia, no recuerdo, y yo en mi cabeza pensaba: “Si me meto al taller, me salto la última hora”. Así que ahí fui a ver qué onda. Me gustaba, pero no me llamaba tanto la atención, sin embargo el entrenador vio que tenía cualidades diferentes, empezó a llamarme y a llevar a campeonatos regionales. En el primero, gané, al segundo también… Es raro, pero en dos o tres meses ya lo empecé a practicar.

-Llegaste entonces a Colo Colo, que en ese momento estaba formando un verdadero súper equipo. ¿Cómo recuerdas ese plantel al que llegaste?
Llego a Colo Colo a las categorías menores en 2009. En ese entonces no había cantera pero ese año se creó el primer campeonato nacional femenino sub 17. Primero, fue una organización muy rara, porque llego antes a la Selección, donde estaba el profe Rodrigo Valdés, y él fue a la Selección porque tenía que hacer un equipo Sub 17 que participara en el campeonato nacional. Y va gente de todos los equipos en busca de jugadoras. Yo ya tenía compañeras que jugaban en Católica y en la U y, las que veníamos de afuera, yo, la Chile (Claudia Soto), la Yorky (Arriagada) y la Chío (Rocío Soto) no teníamos equipo Sub 17. Las de la Cato y de la U me decían “vente, vente” y yo, cabra chica, era del Colo y claro, puede ser, pero como hincha a una le costaba separar las cosas. Pensaba que, tal vez, la Cato, pero ahí es cuando aparece Valdés y me dice que están formando un equipo para Colo Colo. Ahí dije que sí altiro. Me dijeron Colo Colo y fui, sin pensarlo mucho.
-Ni una sola vuelta le diste…
Vamos, de una nomás. En ese tiempo se jugaba la Copa Chile, entonces yo competía en el campeonato nacional Sub 17 y, como a José Letelier, que era el entrenador del primer equipo en esa época yo le gustaba, me empezaron a subir de a poco. Estaba en el Sub 17 y a mitad de semana en Copa Chile, algunos minutos. Fui subiendo progresivamente . Ya en 2010, que es el primer campeonato que gana Colo Colo, ya juego. Estuve en la semifinal y en la final, con 16 años. Yo era la más chica, porque venía de la Copa América Adulta, que viajé con permiso de mis papás.
-La Copa América de Ecuador de 2010, estamos hablando…
Yo era la más chica y me subieron a ese viaje cinco días antes. Estaba en el Mundial Sub 17 en Trinidad y Tobago, volví, me fui unos días a mi casa y me llama Ronnie que tenía que presentarme en Quilín. Bueno, yo me preguntaba qué habría pasado que la Marta Tejedor quería hablar conmigo. Me dijeron que llevara zapatos y yo pensando en que iba a ser sparring: eso para mí, imagínate cómo era, entrenar con una Selección mayor que estaba a punto de viajar. Yo iba feliz, pensando en eso, pero me piden que saque el permiso notarial. En mi cabeza analizaba que para jugar como sparring no necesitaba permiso notarial, me pasaba 80 películas. ¿Será que para jugar con más grandes se necesita un permiso especial? Y ahí me dicen que viajaba con el plantel. Al principio, me shockeó, me dio miedo, me dio todo, el tremendo “cagazo”… Así que así empecé tanto en la Selección como en el primer equipo de Colo Colo.
Colo Colo, un equipo que quedó en la historia del fútbol chileno
“En 2010, yo siendo muy chiquitita, le ganamos el campeonato a Everton, que venía ganándolo todo. Era el equipo que invertía, además en jugadoras extranjeras, tenía a colombianas, paraguayas, argentinas, Fabiana Vallejos jugaba allá. Colo Colo le gana esa final y para 2011, claro, arma un súper equipo, en el que yo, que llevaba poquito, me preguntaba si es que tenía espacio. Empiezan a traer jugadoras y pensaba que las iba a tener que remar para poder jugar. Vino Christiane Endler, Karen Araya, Pancha Mardones, Nathalie Quezada, todas de Calera. Estefanía Banini, que trajeron de Argentina. El 2011 ya era una locura.
-Y el dominio de Colo Colo también se vio más patente por el desmantelamiento de los otros equipos…
Es que Colo Colo puso lo que en esos tiempos no había en los otros equipos: plata. Intentó armar un equipo y como en 2011 por primera vez Colo Colo iba a una Copa Libertadores, como equipo grande, no quería ir solo a quedar eliminado en primera fase. Y nos fue bien, porque llegamos a la final de esa Copa, con ese Sao José que tenía ocho seleccionadas brasileñas, siete titulares. Una locura.
-Y al año siguiente, la consagración. ¿Qué recuerdos tienes de la Libertadores 2012?
No me acuerdo haber jugado una Libertadores más difícil que esa. Fue la más dura y he jugado como siete u ocho. En Sao José nomás, estaban Cristiane, Formiga. Las brasileñas todavía no habían emigrado. Creo que solo Marta, que estuvo en la final contra Everton en 2010, se había ido a Suecia, pero el resto estaba. Yo era chica, bueno, en realidad siempre he sido chica al lado de Marta ¡Ja! Pero me acuerdo que estaban todas las seleccionadas de Sudamérica. Sufrías todos los partidos. Y en esa época no había video análisis, entonces no tenías cómo estudiar al rival. La manera era que jugabas y te quedabas a ver el siguiente partido, tratabas por lo menos de quedarte un tiempo, para que las jugadoras más o menos entendieran…
Lee tambiénColo Colo 2025: el debate abierto de si es el mejor campeón chileno femenino de todos los tiempos-¿Crees que con el tiempo el medio futbolístico chileno le ha empezado a tomar el real peso a que Colo Colo sea campeón de la Libertadores tanto en hombres como en mujeres? Porque en su momento quizás no se le dio la real importancia que tiene…
¡Ni nosotras! Cuando tú consigues algo, en el momento lo disfrutas y, sí, te queda la sensación que ese año te sacaste la cresta para poder conseguirlo, pero todo tendrá más valor con el tiempo que en el momento en que lo haces. Si ves el partido de esa final, como lo pudo ver la gente, parecía tele de los ’70. Estábamos en el 2012 y lo veían por Youtube. Claro, en ese momento fuimos a La Moneda y todo, pero no se le daba la importancia que tiene ahora.
-¿Por qué?
Porque tal vez ahora el fútbol femenino ha tomado tanta fuerza, tanta potencia, mueve tanta masa, que ves lo que realmente cuesta. No todos los equipos lo tienen, es dificilísimo ganar una Copa Libertadores.
-De hecho, en Sudamérica son solo cuatro equipos los que tienen la Copa en hombres y mujeres: Colo Colo, Santos, Palmeiras y Corinthians…
Todos brasileños y un chileno metido ahí... Yo, que todavía estoy en el club, me doy cuenta de la importancia que tiene. La verdad es que tenías ese título, pero le dabas valor recién cuando te encontrabas con jugadoras sudamericanas en Europa y hablabas de Copa Libertadores y casi ninguna tenía ese título ganado. Ahí decías “¡Mierda! Yo sí lo tengo”. Ahí empiezas a darle importancia, y cuando volví al club ya me empiezo a dar cuenta del real valor que tiene haber ganado la Copa Libertadores y que, insisto, fue una de las más difíciles que he jugado.
-A ver y ¿por qué tan difícil? Cuéntanos algunos detalles del torneo…
Pocos tiempos de descanso, traslados larguísimos. Estábamos en una hacienda, que le llaman los brasileños, que son como estos predios que están en parcelas y ponían a cuatro equipos juntos. No había ni ascensor. Estábamos en pleno campo. Además, teníamos un kinesiólogo, un PF, el profe Lete (José Letelier, DT), el Loco (Andrés) Romero, que era el preparador de arqueras y el utilero; eso era todo. Ahora, en cambio, cuando vas a una Copa, ¡cuántos kine tienes para que te recuperes, porque tiene que estar en óptimas condiciones! Ahora me pregunto cómo lo hacía el kine nuestro de esa Copa, porque además jugábamos cada dos días. Entre las rodillas, lo muscular, el pobre se tiene que haber vuelto loco. Solucionabas como podías.

-Sabido es que José Letelier es un hombre de muy pocas palabras. Habla lo justo. ¿Qué les dijo antes de jugar la final de la Copa Libertadores?
No me acuerdo mucho, porque el Profe Lete es súper retraído. Entonces, él hablaba antes del partido, pero la arenga final la hacía el PF. Cuando estás en ese momento te quedas con lo último, con esa arenga final. Pero recuerdo en la semifinal (ante Vitória) ver a Lete, y esto es súper raro, con los ojos llorosos, demasiado emocionado... Una que lo conocía de siempre, en mi caso desde los 14 años, impresionaba que ese partido le generara tanto. Nosotros lo veíamos más sensible, en su forma de hablar. Él siempre más que de lo futbolístico te tocaba lo emocional, la familia, lo que te ha costado. Eso es fundamental en esas instancias, porque cuando vas a jugar una final de la Libertadores, ya entrenaste todo lo que tenías que entrenar, ya lo táctico está hecho. Eso no cambiará nada, pero lo emocional sí. Te modifica la intensidad con la que vas, el cómo estás en el partido, la cabeza. El Profe estaba nervioso y en los penales más.
-No por ser petulante ni nada de eso o que andes por la vida diciéndole a todo el mundo que eres campeona de la Libertadores, pero ¿qué se siente saberse ganadora de un torneo de esa magnitud? Sobre todo en Chile, que no muchos pueden contarla…
Es cuático. En Chile y afuera, ¿eh? Porque en el extranjero se habla de Copa Libertadores. Para mí, que soy hincha del club, es todavía más especial. Sí, me siento diferente, es un privilegio, pero yo no soy alguien a quien le guste mucho decir lo que he ganado. El otro día me preguntaban, porque fíjate que tengo tatuajes, pero nunca me hice el de la Copa Libertadores. No tengo nada de la Copa del 2012…
-Bueno, asumo que la medalla de campeona la conservas aún…
Sí, claro. La medalla la tengo, la camiseta la tengo, pero como que no me gusta mucho alardear de eso. Sé que hay gente que le gusta decir “soy campeón de esto” y lo suben (a Internet)… Pero para mí es súper especial, principalmente porque en Chile es muy poca la gente que pude decir que ganó una Libertadores, entonces se atesora. Yo lo valoro el doble, porque todavía están los equipos chilenos intentándolo. Cuesta, es difícil. Te encuentras con súper equipos brasileños…
-Este año estuvieron tan cerca…
¿Sabes? Este año tuve una sensación muy parecida a cuando ganamos la Copa. Sentía que era el año en que podíamos ganarla. Cali no era más que nosotras, Corinthians es un equipo al que Colo Colo hoy se le puede plantar de tú a tú. Para ganar una Copa necesitas un plantel de jerarquía, no solo 11 jugadoras. Necesitas que ese plantel te aguante todo el torneo. No sé cómo es la estructura del fútbol brasileño, pero Cortinthians les paga a unas tres o cuatro figuras de Europa, te las trae a jugar la Libertadores. Las inversiones de los brasileños son una locura. Son clubes gigantes, que hacen inversiones gigantes. Nosotras jugamos un torneo amistoso con Palmeiras, que tiene un plantel inmenso, y estuvimos ahí. Entonces te das cuenta que no estamos tan lejos.

Colo Colo 2025, un nuevo súper equipo
-Del súper equipo de 2012 al de 2025. Tatiele Silveira comentaba que no es que el nivel del Campeonato Chileno haya bajado, sino que Colo Colo fue el que dio el salto de calidad y así explica que este año haya sido campeón invicto y con campaña perfecta. ¿Estás de acuerdo con la entrenadora?
Totalmente. El Campeonato Nacional mejoró muchísimo. Hay equipos del torneo chileno que son mejores que varios que están en Copa Libertadores. La diferencia que ha hecho Colo Colo es que, año a año, se ha puesto como objetivo mejorar lo de la campaña pasada. Por ejemplo, nosotras este año tuvimos una mejora física importante. Se sabe que hoy el fútbol es totalmente físico, tienes que jugar más rápido, correr a más velocidades, resistir a ritmos más altos y Colo Colo subió dos o tres escalones físicos. Nosotras nos dimos cuenta en Copa Libertadores, en que fuimos a pelear con los otros equipos y, claro, estás agotada, pero resistes. Cuando fuimos a jugar el tercer puesto contra Ferroviária, las brasileñas se tiraban al piso acalambradas. Tati tiene toda la razón: Colo Colo va siempre tirando el carrito para arriba y lo que mira Colo Colo, cuando te hablan de lo que quieren, es igualarse siempre con equipos de afuera, con parámetros internacionales. Mira a Corinthians, que es más que equipos de la Liga Mexicana, de Liga Española; hacia allá va Colo Colo.
-¿Cuáles son los aportes fundamentales de Tatiele Silveira a Colo Colo y al fútbol chileno?
Yo he tenido demasiados entrenadores en mi carrera. Mark Parsons (Washington Spirit), por ejemplo, que dirigió a la Selección holandesa un tiempo, a equipos campeones, pero he visto a muy pocos tan minuciosos como Tati. Es una enferma del fútbol. Todo el tiempo está viendo detalles que para la gente pasan inadvertidos, pero para ella hacen la diferencia. Los entrenamientos para ella son muy sistemáticos. Automatiza los movimientos, pero no dos o tres, sino cuatro o cinco, que te cambian el sistema de juego, que te pasan de un 4-4-2 a un 3-5-2. O llega un día y te dice “vi esto y necesito que lo hagamos”; tiene demasiadas variantes. Es una entrenadora que sabe excesivamente de fútbol. Nosotras entrenamos hasta los laterales, los balones detenidos son fundamentales; estás una hora haciendo balones detenidos, en que tienes cinco variantes por partido. Los tiros libres, que hacemos tres o cuatro paradas desde la mitad de la cancha, en que ella cree que puede modificar a las defensas rivales. Es excesivamente trabajadora. Es una entrenadora diferente.
-Y eso hace que el plantel se comprometa con su idea también…
Si Tati hoy nos dice “tírense de cabeza”, nosotras nos tiramos, porque entendemos que todo lo que hace tiene un sentido. Cuando nos hace un trabajo, nos explica el porqué. Cuando te comprometes con la idea y vas viendo resultados… Porque a veces te dice “no va a salir ahora, pero sigamos” y repite y repite. Al futbolista, a veces repetir tanto no le gusta, porque estás parado haciendo 20 minutos lo mismo. Pero después, llegas al partido, y es tan automático, que dices “pucha, sí, tenía razón la profe”… Siempre recuerdo una vez, que se me quedó grabada: estábamos jugando un partido contra Coquimbo y Tati me dice que necesitaba que me enganchara para que pasara una compañera. “Si haces este movimiento, va a llegar una compañera sola”. Lo hago y tiro la pelota por arriba a Javiera Grez… Me llama Tati a la orilla y me dice “necesito que hagas lo mismo, pero por abajo, que por abajo pasa”… Jugada siguiente, me engancho, filtro por abajo, entra la Enana sola y hace el gol. En mi cabeza, miro a Tati para el costado y digo “¡esta hija de su madre!” Es una excelente entrenadora y lo que la hace diferente es que es demasiado enferma por el fútbol.
-Es inevitable la comparación, más aún porque fuiste parte de los dos equipos. ¿Con cuál te quedas, Colo Colo 2012 o Colo Colo 2025?
A mí me pasa, cuando me preguntan, que es como comparar a los campeones de Libertadores del ’91 con los tetracampeones con Borghi. ¿Con cuál te quedas? Porque uno es campeón de América y el otro no, pero era un equipazo igual. Siento que el Colo Colo de 2012 tenía demasiadas jugadoras distintas que, si analizamos, emigraron todas. Era una locura ese Colo Colo, además en lo grupal las relaciones eran muy buenas. El otro día se lo contaba a Tati y le contaba que, hace tres años, cuando Christiane (Endler) ganó el The Best, en ese equipo ideal también estuvo Estefanía Banini. Más: cuando jugaba en el Valencia, en ese ranking que hace la IFHHS, aparecimos Tiane, Estefi y yo. Tienes a dos jugadoras en el once ideal de la FIFA que eran parte de ese Colo Colo, porque no había brasileñas cuando ellas salieron.
-¿El de hoy estaría un poco más abajo, entonces?
El Colo Colo de ahora yo lo siento muy parecido, en un fútbol que hoy es más intenso, de más velocidad. Más que las diferencias, destacaría las similitudes. Diría que son dos planteles muy parecidos y ambos tienen la convicción de que pueden ser campeones de América. Eso marcó al Colo Colo de 2012: cuando íbamos saliendo a la Libertadores, nos tomamos una foto subiendo al avión; ahí nos pusimos a bromear que a la vuelta, nos tomaríamos la misma pero con la Copa. Todo el mundo tenía el convencimiento que ganaríamos y este Colo Colo es muy parecido, porque va a pelear con el que sea, no le interesa el país del rival, peleará igual.

-¿Consideras que el plantel femenino tuvo que echarse al hombro el peso del Centenario, debido a la mala campaña del masculino?
Sinceramente, no. Sabíamos que era un año importantísimo para el club, uno de los más importantes de su historia, pero estábamos tan enfocadas en el trabajo que no nos sentíamos con el peso. Nos dimos cuenta en las últimas tres semanas, cuando termina el campeonato masculino, Colo Colo no tiene chances de ser campeón y se quedó fuera de las copas internacionales, ahí ya empiezas a tomarle el peso. Nosotros teníamos más un compromiso con la gente que con otra cosa. Veíamos que la gente de Colo Colo la pasaba tan mal, porque el hincha, si algo no funciona, está una semana mal. Putean, están bajoneados, pero siguen yendo al estadio. La única manera de devolverles un poquito era tratando de ser campeonas. Más encima te toca contra la U, así que lo teníamos que hacer…
-¿Qué sentiste cuando, en el último partido de la temporada del plantel masculino, apareció un lienzo gigante con tu rostro en el Monumental?
Fue una locura. Ese día el estadio fue un espectáculo. Me dieron como ganas de llorar, más que por verme yo en una gigantografía, o tifo que se llama… Cuando lo vi, empecé a sudar, a temblar por el reconocimiento, pero sobre todo por la gente que estaba al lado. Eso me choca, porque estaban Paredes, Caszely, Barticciotto, Mirko Jozic… ¡Mierda, es la historia del club! Y yo salir ahí, se me removió todo, porque soy hincha del club, más allá de ser jugadora, que me dicen “Yanara, la capitana”, pero yo soy hincha de toda la vida. Lo vi más como hincha que como jugadora, así que eso me generó mucha emoción.







