¿A qué se queda Almirón?

A Colo Colo se le cayeron todos sus objetivos y sólo le queda luchar por clasificar a la Libertadores. Con números paupérrimos, el plantel más caro de la historia tiene un líder iracundo y ausente.

Jorge Almirón El entrenador de Colo Colo tiene una segunda rueda por delante, en un ambiente muy poco propicio para trabajar. (FELIPE ZANCA/PHOTOSPORT/FELIPE ZANCA/PHOTOSPORT)

Apenas terminó el clásico, Aníbal Mosa se apresuró en confirmar a Jorge Almirón, asegurando dos cosas: que para Colo Colo es más importante ganar campeonatos que partidos y que su equipo había tenido una “buena performance”.

En lo concreto, la U de Gustavo Álvarez había roto otro registro histórico, al ganar su primer clásico en el Nacional desde el 2013. E independientemente que otra vez un partido importante de la liga chilena se decide en tres intervenciones del VAR, con decisiones drásticas para circunstancias mínimas, nadie podría objetar la victoria azul, por más que los albos hayan jugado por encima de las expectativas.

Tres penales a ojo de VAR para un 2 a 1 que fue intenso, picante e interesante tácticamente, toda vez que ambos tenían muchas bajas importantes. Fueron mejores los albos en el primer tiempo, pero la U resolvió adecuadamente en el segundo. Piero Maza ratificó un arbitraje errático al expulsar sin razón a Esteban Pavez, quien había sido agredido por Marcelo Díaz, pero esta vez ni sus colegas del VAR pudieron corregir su cobro.

Los datos son claros: los azules completaron cinco partidos sin caer ante su rival; los albos quedaron a once puntos de los líderes. El último entrenador que perdió dos clásicos en un semestre fue Hugo González en el 2013, mientras que Luis Pérez cayó dos veces consecutivas contra la U el 2012. Colo Colo no remató directamente al arco en el segundo tiempo; la U completó su quinta expulsión en el año, siendo sólo superada por Everton, que tiene una más.

Los de Álvarez se irán a jugar copas internacionales y a seguir en la caza de Coquimbo y Audax Italiano, mientras no tenemos del todo claro qué pretende Colo Colo, todavía sumido en una crisis inmensa e indefinible, que en cada jornada aporta algo nuevo. Esta vez fue el enfrentamiento verbal entre Mosa y Cristián Zavala en el palco de los invitados. Si bien es cierto el equipo mejoró y hubo individualidades interesantes, nada garantiza que la irregularidad que ha mostrado este año no se mantenga.

No hay dinero para forzar la salida de Almirón y ante esa realidad hasta el presidente de una institución en serios problemas financieros antepuso la tesorería a la gerencia técnica. Si algo estaba claro es que el entrenador tendría que haberse despedido con la tarjeta roja -merecida- que le mostraron, debiendo una fortuna de minutos Sub 21 a quién quiera que lo reemplazara; dejando otra vez en el banco a Marchant y prefiriendo a Bolados, que otra vez aportó su intrascendencia. Los objetivos de Almirón ya se diluyeron en medio de la debacle, y pocos podrían definir cuál será su rol en la segunda rueda, donde otra remontada épica se ve imposible.

No hay, tampoco, quién pueda fijarle límites. Daniel Morón aparentemente se jubiló de su rol gerencial, Mosa no quiere mirarlo ni de reojo y los dirigentes que lo apoyaron están, como siempre, desaparecidos. El plantel parece distanciado y el objetivo es tan básico que da vergüenza: clasificar a Copa Libertadores. ¿Renunciará? Objetivamente, todos parecen esperarlo, pero creo que no les dará en el gusto. Habrá que negociar, si es que a alguien le interesa.

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Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2001, comentarista de TNT Sports Chile y Chilevisión. Conductor en ADN Radio.