La obediencia indebida de Nicolás Córdova

Al ahora seleccionador nacional interino ya se le menciona como aspirante oficial al cargo. Córdova tiene competencias para asumir, pero ¿es realmente la mejor opción? ¿No sería lógico e inteligente dejarlo a cargo de pensar y trabajar las series juveniles, ya que nadie más lo hace en Quilín?

Nicolás Córdova El jefe técnico de las selecciones juveniles metido en un intríngulis propio del decadente fútbol chileno. (felipe escobedo)

Felipe Correa, el nuevo gerente de Selecciones, ha dicho que Nicolás Córdova es una de las opciones para liderar el nuevo proceso de la Selección Nacional. La frase se puede leer como la búsqueda de legitimación del entrenador que hasta hace unas semanas era el jefe de las selecciones juveniles y que debió, como obediente y resignado funcionario, aceptar la comisión de servicios de dirigir a Chile en sus dos últimos partidos eliminatorios, pese a que estará solo a un par de semanas de debutar con la Sub 20 en el Mundial de la categoría.

Correa ha instalado el primer nombre en una lista que seguramente tendrá a varios otros actores en la medida que termine este año y comience el próximo, como si de verdad el futuro del fútbol chileno dependiera de la designación del nuevo seleccionador. No sé quién fijará el apuro por llenar una vacante que tampoco tiene una competencia importante a corto plazo y que, todos sabemos, opera más bien como un eficaz distractor para no apuntar hacia la problemática más acuciante: los planes para sacar al fútbol de su estado de emergencia.

El cargo de Córdova, quien asumió en agosto de 2023, no suponía originalmente que fuese operativo. Él no llegó a dirigir ninguna Selección menor; su misión era comandar un proceso metodológico, de construcción de una mecánica de trabajo, de un sistema que unificara a todas las selecciones juveniles y que, idealmente, esparciera su principio activo en los contados clubes profesionales que le otorgan recursos y entienden sus categorías menores como la base de la renovación de valores y la superficie donde generar riqueza. La Sub 20 fue una agregado que el propio técnico quiso liderar.

Pero en este descalabro progresivo en que se ha convertido el fútbol chileno, sumado a la ausencia absoluta de un liderazgo dirigencial que trascienda la designación de un mandato, como sucede con la dupla Pablo Milad-Jorge Yunge, Córdova se ha convertido en el parche curita que sirve para cubrir la herida, pero no para sanarla. No es que el entrenador carezca de las competencias para hacerlo, sino que para la ANFP su nombramiento es solo una medida para salir del paso, luego del fracasado período del comediante Ricardo Gareca, que dejó un forado financiero como único legado.

Entonces, claro, que Felipe Correa comience a poner el nombre de Córdova en la lista de candidatos sugiere que el flamante gerente ha empezado a hacer su pega, a buscar a quien encabece el proceso. Sin embargo, también confirma que la dirigencia de la Federación-ANFP está incluso dispuesta a discontinuar un trabajo de base, estructurado, riguroso y con un sentido estratégico, por saciar una urgencia artificial -nombrar un seleccionador-, que quizás a los medios de comunicación les puede importar mucho, pero que en la práctica no resolverá las deficiencias de base que sufre la actividad.

No existe hoy nada más relevante para el fútbol chileno que establecer un nuevo marco de funcionamiento institucional, ya sea para la relación entre sus socios participantes, para la organización de sus competencias, para su la gestión de su sistema administrativo y para el sólidos desarrollo de sus fuerzas básicas. Y en ese contexto, la presencia de Nicolás Córdova es de las pocas que garantiza una filosofía de trabajo fundamentada en una visión estratégica. Disponer de uno de los pocos que está pensando más allá de un resultado, un torneo o un ciclo competitivo, para reubicarlo en la infantería, como carne de cañón, es nuevamente seguir apostando con un alto porcentaje de probabilidad de fracaso.

Por muy tentadora que sea una potencial oferta, se traicionaría a sí mismo Córdova si aceptara la propuesta oportunista de cruzar de vereda, incluso si consigue el milagro de que la Selección mejore de tal manera que ante Brasil y Uruguay exhiba una cara completamente distinta al resto de lo que mostró en las eliminatorias. Su misión, cuando volvió a aterrizar en el fútbol chileno, era revolucionar la ineficiente estructura del trabajo en categorías inferiores. Y eso se consigue removiendo las bases y no eligiendo desde la cima.

section logoSobre el autor

Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2015. Fue Director de Don Balón y El Gráfico Chile, Editor de Deportes de El Mercurio, Editor General Prensa TVN y Subdirector de Prensa de Mega.