Fuerza y coraje es la consigna del himno de Coquimbo Unido y eso es, precisamente, lo que representa el equipo que está desarrollando una de las mejores campañas en la historia moderna del club.
Para entender este dulce presente debemos ir al origen. El 2 de agosto de 2022, Fernando Díaz se convirtió en el capitán del barco pirata con una sola misión: salvar la categoría cuando el equipo caminaba por la cornisa.
Increíblemente, el experimentado entrenador lo consiguió. Coquimbo mantuvo la categoría y los hinchas lo apodaron “Doctor Milagro”, aliviando a la institución aurinegra, la que pudo estabilizarse en la Primera División. Así, el ciclo de Fernando Díaz fue creciendo, anotándose varios hitos, y en 2023 el equipo del puerto terminó en la quinta posición del torneo, clasificándose a la Copa Sudamericana.
En 2024, logró eliminar a Universidad Católica de la Sudamericana, jugó un torneo internacional y terminó la primera rueda del torneo trepado en la zona alta, con la ilusión de pelear el título. No obstante, la salida de un líder futbolístico, Luciano Cabral, fue un remezón tan fuerte en el norte que no pudo mantener el tranco ganador y el equipo terminó desinflándose en la segunda parte del año.
Como todo ciclo, la era de Díaz se agotó y dejó el banco para dar paso a Esteban González, quien, hasta ahí, era su ayudante técnico. Esta situación generó un quiebre en la relación entre ambos, pero aun así, en el 2024, el equipo terminó en el octavo lugar.
Ahora bien, más allá del cambio de entrenador, Coquimbo Unido ha marcado el camino de estabilidad en los primeros lugares de la tabla, como institución, con varias decisiones acertadas y, en ese sentido, este año se ilusiona con un esquivo título que lo tiene en el primer lugar de la tabla cuando nos acercamos al último tercio del campeonato.
La primera razón que explica el éxito del equipo nortino es la capacidad de encontrar una manera clara de jugar, porque, a pesar del cambio de entrenador y otros matices, los Piratas tiene su sello bien definido. Un equipo con mucha organización defensiva, con una excelente capacidad para verticalizar el juego, con poca posesión, pero con los toques de calidad de algunos jugadores creativos.
“Cero a cero el marcador empieza, las gargantas de emoción se aprietan”, dice el himno aurinegro y vaya que sabe este equipo de mantener el cero. Juan Manuel Lillo, ex ayudante de Josep Guardiola, decía que para ganar una liga, es clave tener un promedio de goles en contra de cero y algo. “Da lo mismo si es 0,5, 0,8 0 0,9, lo importante es que aparezca el cero” confesaba en el libro Dios salve a Pep de Martí Perarnau. En este torneo, Coquimbo tiene 9 goles en contra en 18 partidos, es decir un promedio de 0,5 goles por partido.
Además, este plantel de jugadores tiene esa cuota necesaria de astucia y picardía para manejar los momentos del partido y jugar al límite del reglamento. Es un equipo áspero. Si lo llevamos al tenis, es ese tenista arcillero español que nunca quieres que te toque en el cuadro porque te llevará al límite. Si lo trasladamos al básquetbol, son los Detroit Pistons de los ’90, los llamados “Bad Boys”, que dejaron capítulos icónicos ante los Bulls de Michael Jordan.
Otra de las razones importantes del éxito de Coquimbo Unido tiene relación con el armado de su plantel. No sólo mantiene la idea de juego, sino también los intérpretes, algo similar a lo que ocurre con Palestino. No vemos mercados donde se van 10 jugadores y llegan 11 como en otros equipos. Así, la base del plantel se sostiene y hay algunos retoques.
En ese sentido, da la sensación que este año aprendió la lección del capítulo Cabral. Ante el más mínimo interés del exterior por Matías Palavecino, la dirigencia rápidamente lo declaró intransferible para no perder a su jugador más decisivo en el tramo más importante del año.
Si bien el éxito de su presente deportivo es innegable, aún no hay mucha certeza sobre la manera en la que se configura su propiedad. En un informe de radio ADN, se publicó que los dueños de Coquimbo Unido son antiguos dirigentes, como Fernando Sánchez, Jorge Contador y Ricardo Larraguibel, y que tienen una alianza con el representante Sergio Morales, quien, a su vez, tiene a su hijo Pablo y a Pablo Ramírez en la administración del club (tal como también lo expresó Jorge Contador en una entrevista a En Cancha Prime).
De todas formas, “El Pirata” vive un presente que ilusiona en el Torneo Nacional con números demoledores que -hasta antes del encuentro con Cobresal- lo tienen con apenas una derrota en 19 partidos. Nadie le quita la esperanza al equipo del puerto de conseguir su primera estrella en la máxima categoría del fútbol chileno. Con empuje y coraje, sueña con mantener el tranco ganador para levantar una corona inédita.