La historia comienza con una llamada de un fastidiado presidente de club que acusa persecución. El destinatario del contacto telefónico es un ambicioso directivo, que en su carrera electoral no quiere perder un votante por motivo alguno. Menos si quien se irritó está a la cabeza de una institución de indiscutible poder de convocatoria. El siguiente capítulo de esta parodia continúa con la citación inmediata de un funcionario servil, dispuesto a todo para conservar su cargo y el interesante estipendio mensual que recibe por dirigir un departamento encargado de impartir justicia. Sin consultarle a nadie y creyendo que discretamente la están haciendo de oro, el directivo de estrecho criterio y el dependiente sumiso se dirigen a territorio apache. Allí donde reina el mismísimo presidente que se refocila por lo que su enojo y paranoia han generado. Ya dispuestos a la ofrenda, el par de sujetos dan excusas por los males causados y se comprometen -esta escena es confusa- a que no habrá motivos para que de nuevo el dueño de casa se enfade. (Como se lee en los créditos de muchas malas películas de televisión: “Cualquier coincidencia con la realidad, es pura casualidad”).
El pasado martes 12, Jorge Yunge y Roberto Tobar concurrieron sorpresivamente al estadio Monumental para reunirse con varios personeros de Colo Colo encabezados por Aníbal Mosa. Uno de ellos era Daniel Morón, el atribulado gerente deportivo de Colo Colo, un visitante frecuente del Tribunal de Disciplina de la ANFP, a veces por inconductas menores, otras por lisa y llanamente proferir groserías a los jueces. Las presencias del secretario general de la ANFP y del jefe del cuerpo arbitral tenían un ánimo constructivo, según ‘explicó’ el propio Tobar a la salida del encuentro: buscaron reforzar los conceptos que él y otros dos miembros del área referil emitieron durante dos horas, la semana pasada, a los presidente de clubes en el cónclave de Viña del Mar.
Fueron, seguramente, conceptos de tanta complejidad que ameritaron una repasadita de materia. Que, además, necesitaron la colaboración de Yunge, quien actuó como un ayuda-memoria y garante de que la información proporcionada fuera fidedigna y que no tuviera otro propósito que colaborar con que el equipo ejecutivo de Colo Colo entendiera bien el reglamento del fútbol, sobre todo el artículo relativo a que cuando un jugador comete infracción evidente al rival dentro del área propia, al juez no le queda otra opción que, lastimosamente para los intereses albos, sancionar penal.
Según Tobar, los personeros colocolinos quedaron agradecidos del aporte técnico a domicilio que se les había hecho en el Monumental. Sobre todo, para que los conocimientos estuvieran fresquitos a pocos días de su clásico frente a Universidad Católica. El jefe de los árbitros aseguró que esta suerte de activación académica había quedado pactada con los presidentes de clubes en el cónclave, en una afirmación que preocupó de sobremanera a varios, por el estrés mental del que Tobar puede estar siendo víctima, ya que ningún asistente a la reunión en Viña del Mar se acuerda de ese acuerdo. En cuanto a la versión de Yunge sobre la visita a la delegación del Cacique, ‘no se oyó, padre’, porque al secretario general no le gusta la prensa y solo habla entre cuatro paredes. Para lo demás, hace hablar a los funcionarios.
La gira de consultas a domicilio continuaron al día siguiente con Unión Española con la misma dupla (se extrañó a Pablo Milad) y, cómo no, se anunciaron otras a regiones, viáticos de por medio. En algún momento, Tobar anunció que irían a hacerle este reforzamiento reglamentario a la gente de Universidad Católica, pero desde los tijerales del Claro Arena negaron alguna información al respecto. Bueno sería conocer el cronograma del dúo, para revisar después si las prioridades de Tobar están más orientadas a tranquilizar a los clubes que han alzado la voz por considerarse perjudicados con los arbitrajes o a las instituciones donde Yunge quiere exponer su futuro ideario presidencial, incluido un compilado de su obra en el directorio de mayores fracasos del fútbol chileno en los últimos 50 años.
¿Dónde está el bendito compliance de la ANFP, Miguel Ángel Valdés, para fiscalizar la vergonzosa e inapropiada conducta de Yunge y Tobar, que pone en riesgo la integridad ética del gobierno corporativo? ¿A qué se dedica realmente Valdés en Quilín? ¿Qué grado de complicidad con las aspiraciones electorales de Jorge Yunge tiene el compliance Miguel Ángel Valdés?
La desprolijidad de la operación “consulta a domicilio” llegó a tales niveles de torpeza que se hace difícil tomarla en serio. Pero es muy grave para la sanidad y transparencia de una organización que uno de sus máximos ejecutivos y otro funcionario del alto rango se apaniquen solo porque un socio poderoso se molestó, pues sus intereses sufrieron un daño en el cumplimiento de las reglas comunes. Peor aún: que les importe nada su proceder ante la opinión pública y terminen inventando una pantomima para tratar de zafar del incordio. Así no funciona ninguna institución medianamente formal.