La eterna sonrisa

Jorge Almirón ha vivido un año maldito. Desde que en enero debió suspender la pretemporada por un conflicto entre el plantel y Aníbal Mosa por multas económicas, las desgracias no pararon de sucederle.

Jorge Almirón Un gesto frecuente que se borró ante Católica. Foto: Aton. (Felipe Zanca)

Un imitador tendría dos rasgos básicos para caracterizar a Jorge Almirón: el vistoso lunar sobre el labio y la eterna sonrisa que lo acompaña hasta en los momentos más duros. El sábado en el Estadio Monumental, como pocas veces, esa sonrisa se apagó. De la misma manera que se apagaron todos los gestos básicos del entrenador argentino: no aleteó por los cobros polémicos y no polémicos, no fue a discutir con el cuarto árbitro cada dos minutos, no se salió de la zona demarcada para los entrenadores... mientras Universidad Católica goleaba a Colo Colo, Almirón se sumergió en la banca, quieto, resignado, consciente de que era su último partido dirigiendo a los albos.

Qué año maldito para Almirón. Desde que en enero debió suspender la pretemporada por un conflicto entre el plantel y Aníbal Mosa por multas económicas, las desgracias no pararon de sucederle: desde la salida de Falcón por la ventana, los hinchas atropellados por un carro lanzagases, la invasión de la cancha por la Garra Blanca, la caída de rendimiento en picada de jugadores como Vidal, Pavez, Saldivia o Cortés, entre otros, la plata quemada en un goleador que no es tal (Salomón Rodríguez) hasta la jornada maldita de De Paul frente a Universidad Católica. Desde la bufa tarde de Eusebio Acasuzo en 1985, que no se veía a un arquero regalar tres goles en un tiempo.

Es obvio que lo de Almirón se estiró demasiado. Ya había sido echado tras quedar último en su grupo de la Libertadores, pero no hubo plata para indemnizarlo. Y se quedó. El equipo había venido perdiendo todos los argumentos futbolísticos en la cancha, alejándose de la punta sin remedio y con jornadas -Calera de visita y Católica en Santa Laura- donde no había rematado una sola vez al arco. El entrenador argentino, sin piso en la dirigencia y sin capacidad para dar un volantazo profundo con los jugadores, entró en “modo Gareca”: se refugió en los referentes y veteranos, se victimizó con los arbitrajes y esperó calmadamente el fin. Total, le iban a tener que pagar igual.

Con un entrenador jugando parado, un equipo envejecido y gastado, una dirigencia sin respuestas y sin plata y un grupo de hinchas preocupados de los arengazos, los hotelazos y joderle la vida a quien se cruzara por su camino, los resultados solo podían ser cada vez peores. Y lo fueron.

Conclusión: Colo Colo fue quedando eliminado de todo y hoy solo un milagro podría meterlo en el Chile 4 de la Libertadores, aunque el realismo obliga a apuntar a la Sudamericana. Poquito para justificar el plantel más caro en la historia del fútbol chileno. Una postal: Vidal fue reemplazado entre pifias del Monumental, nunca antes le había pasado, el mismo día que renovaba automáticamente su contrato con los albos.

Cuando a Mario Salas lo echaron hace cinco años, Esteban Paredes confesó en una entrevista posterior que el gran pecado del entrenador chileno había sido “tratar a todos por igual”. Es decir, Salas no hizo distingo entre los llamados “referentes” y el resto del plantel. La salida de Jorge Almirón hoy se puede explicar por exactamente lo contrario: como buen porteño pícaro, se refugió demasiado tras Arturo Vidal y los pesados del camarín y muchas veces quedaron dudas si los planteos de algunos partidos y hasta los cambios fueron consultados con el King y su entorno.

A modo de post data dejo la siguiente reflexión: tal vez sea el momento de que Colo Colo deje de contratar entrenadores argentinos que “fuman debajo del agua” y se las saben todas. Tanto Pablo Guede, Gustavo Quinteros y Jorge Almirón lograron resultados en el corto plazo para terminar victimizándose, reventando el plantel y dejando al club casi quebrado. Es hora de cambiar el paradigma.

section logoSobre el autor

Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2011, Director de El Gráfico 2009-2014, Redactor de Deporte Total, La Tercera, Don Balón, Triunfo y La Nación, Columnista de El Mercurio, Publimetro, AS y La Tercera, Comentarista de Chilevisión, TVN, Canal 13 y Canal 2.