Histeria roja

El fallo de la Conmebol fue tomado en Argentina como una vejación a Independiente. En Chile, acostumbrados a los castigos a los clubes y la Selección, miramos con cierta ironía la patética lloradera de los trasandinos.

La violenta noche en Avellaneda Tras el fallo, en el fútbol argentino mostraron que hay poca cultura reglamentaria. (Photosport)

Sorprendió, aunque no debería, la zalagarda que se armó en Argentina por el fallo de la llave de octavos de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile. Prácticamente a coro, con apenas matices, desde la tierra de los campeones mundiales se reclamó una injusticia, un trato desproporcionado, una vejación sin nombre de la Conmebol al cuadro de Avellaneda, una vez que se comunicó su descalificación del torneo.

Y la respuesta de Independiente no fue menos exagerada y hasta folclórica: exigieron sacar todos los elementos donados por el club al museo de la Conmebol para ser restituidos a la brevedad en la sede de Avellaneda. Una pataleta a toda regla.

Nosotros, acostumbrados a los castigos desde la FIFA y la Conmebol, miramos con cierta ironía la patética lloradera de los argentinos. A Chile lo dejaron fuera de un Mundial por secretaría y, más reciente, a Colo Colo le dieron perdedor contra Fortaleza a la vez que lo dejaban sin público por siete partidos. Y a nadie se le ocurrió armar la opereta a la que estamos asistiendo en este momento. Se entendió que los hechos sucedidos en el Estadio Monumental eran de una gravedad que podían acarrear castigos de esa magnitud.

Pero en Argentina no están acostumbrados, al parecer, a leer los reglamentos, estudiar la jurisprudencia del comité disciplinario de la Conmebol y calibrar los hechos de una manera más o menos objetiva. El fallo emanado desde Luque era previsible y está ajustado a reglamento. Ahora, que la verdad no les guste no la hace menos verdad.

Me tocó leer el libelo que presentó Independiente en su defensa. Las 35 páginas. Era un alegato pobre, por momentos frívolo, que no podía explicar el que se haya omitido la recomendación del oficial de la Conmebol de desocupar la Pavoni Baja, visto que la hinchada de la U estaba en la Alta; que no pusieran un “pulmón” de seguridad, tal como el mismo oficial recomendó, y la ausencia absoluta de policías dentro del estadio.

Para Independiente el partido se canceló porque los hinchas de la U comenzaron a lanzar objetos desde la tribuna. No es verdad, el partido había sido suspendido momentáneamente por este hecho y había una gran posibilidad que se reanudara una vez que fuera evacuada la Pavoni Alta. La cancelación vino cuando la barrabrava de Independiente arremete de manera criminal contra los pocos hinchas de la U que quedaban en la grada. Y esto se agravó con el actuar demente de la policía, que a las afueras del estadio alargó la paliza como si fueran un grupo de matones y no hombres consagrados a mantener la ley y el orden.

El actuar de la barrabrava roja y la complicidad de la policía, apenas se mencionan en el alegato de Independiente. Interesante.

La Conmebol descalifica a Independiente, lo castiga con siete partidos sin público y le impone una multa por ser el responsable del espectáculo, por no tener seguridad profesional en la cancha, por el actuar criminal de su barra y por obviar las recomendaciones del oficial del partido. No es tan difícil entenderlo. Pero en Argentina creen que fue un acto premeditado, absurdo y antojadizo de la Conmebol. No siempre se pueden recibir mimos desde Asunción.

Que esto no sea lea como una defensa de los grupos violentos de la hinchada de Universidad de Chile. Por algo le cayeron siete partidos de local y siete de visita sin público de la U. Lo mismo con la fuerte de multa de 240.000 dólares que deberán pagar. Los azules tienen un problema con su barra y que la barra de Independiente sea más violenta y criminal no lo soluciona ni lo esconde. Y los dirigentes lo saben. Las palabras de Michael Clark el jueves en la noche lo dejan en evidencia: “Lamentamos profundamente que este fallo afecte por siete partidos a nuestro público local”. ¿Quedó claro? Público local. En Azul Azul ven casi como un alivio no tener que hacerse cargo de los violentos cuando viajan al exterior.

section logoSobre el autor

Premio Nacional de Periodismo Deportivo 2011, Director de El Gráfico 2009-2014, Redactor de Deporte Total, La Tercera, Don Balón, Triunfo y La Nación, Columnista de El Mercurio, Publimetro, AS y La Tercera, Comentarista de Chilevisión, TVN, Canal 13 y Canal 2.