La Roja y su reconstrucción

Si nos ponemos a pensar en positivo, se puede visualizar una camada de jugadores interesantes en las selecciones Sub 20 y Sub 17 que disputarán Mundiales de sus categorías. El problema radica en las decisiones directivas sobre el fútbol juvenil.

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La Roja Sub 17.Jugará en el Mundial de Qatar después de clasificar en el Sudamericano. Foto: Prensa Conmebol.
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El martes 9 de septiembre se cerró uno de los caminos más tortuosos de la Selección Chilena en una clasificatoria mundialista en la que no competimos, tocamos fondo y rematamos en el último lugar, con apenas once puntos.

La foto final del Estadio Nacional representa el desolador panorama de la Roja en los últimos años. Un equipo que no sólo no entusiasma, sino que no genera interés. Un elenco que, en la cancha, evidenció la profunda crisis del fútbol chileno.

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Este último duelo tuvo una especie de maquillaje con una cuota de positivismo, ya que pudimos ver a un grupo de jóvenes jugadores competir ante el Uruguay de Marcelo Bielsa, en un partido que bien se pudo ganar, pero que la anemia de gol, una vez más, penó.

Fue el propio entrenador rosarino el que sembró una cuota de ilusión de cara al futuro. Al ser consultado por el presente de Chile, Bielsa dijo que “es evidente que hay muchos jugadores que tienen una posibilidad de crecimiento y desarrollo. Yo lo vería con optimismo para los próximos cuatro años. Hay 10 o 12 jugadores jóvenes que pueden ser muy importantes”.

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Posiblemente, nunca sabremos a quiénes se refería el argentino. Uno podría teorizar con una base de futbolista Sub 23 como Lucas Cepeda, Vicente Pizarro, Lucas Assadi, Darío Osorio e Iván Román, entre otros, pero, más allá del nombre propio, Bielsa invita a preguntarnos si el futuro, realmente, se puede mirar con esperanza.

Luego de tres clasificatorias con un cierre desolador y ante la profunda crisis de los dirigentes que ejecutan las decisiones deportivas sobre las Selecciones, cuesta aventurarse con cierto grado de optimismo, más allá de algunos hitos puntuales.

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Pongámonos por un segundo en un escenario positivo. Al analizar el presente desde esta perspectiva, podemos ver en la actual Sub 20, grupo que está a días de jugar un Mundial en calidad de anfitrión, una camada con algunos valores interesantes como Iván Román, Matías Pérez, Juan Francisco Rossel, Rodrigo Godoy, Francisco Arancibia o Emiliano Ramos.

Personalmente -considerando la estructura colectiva y el talento individual- tengo mejores sensaciones respecto de la Selección Sub 17, la que se clasificó en cancha al Mundial al terminar en el cuarto lugar. Hay proyectos interesantes como Vicente Villegas, Bruno Torres, Martín Jiménez o Zidane Yáñez.

El diagnóstico del jefe de Selecciones menores, Nicolás Córdova, es bastante claro en cuanto a virtudes y carencias. Chile tiene materia prima, tiene metal. En ningún caso tenemos futbolistas para ser últimos en el continente. Ese es el castigo por la desprolijidad de nuestra clase dirigencial, pero también está bastante claro que le hemos dado pocas herramientas a ese metal para pulirlo y mejorarlo.

De todas formas, en la actualidad, el problema profundo radica en la estructura y en las bases de la formación de futbolistas, etapa en la que son muy pocos los clubes que invierten en mejorar la productividad de sus divisiones menores. Hay un selecto grupo donde encontramos a Colo Colo, Universidad de Chile, Universidad Católica, Palestino, Coquimbo y O’Higgins, entre otros.

En esa línea, hay una clara carencia de especialistas que formen la metodología de cada uno de los clubes del fútbol chileno. Cuesta encontrar a profesionales bien preparados para ser únicamente jefes de fútbol formativo o jefes metodológicos. Además, los grandes maestros de la historia del fútbol chileno están cada vez más alejados de la actividad.

Los torneos del fútbol formativo, lamentablemente, tienen muy pocos partidos de alta exigencia en el año para los equipos más competitivos. Cuando los jóvenes debutan en el fútbol profesional, llegan con una cantidad reducida de juegos realmente exigentes en el cuerpo. De hecho, los técnicos de Primera deben lidiar con la parte final de la formación de sus jugadores.

Desde el Consejo de Presidentes de la ANFP son muy pocos los incentivos. No hay una política clara sobre las decisiones y un claro ejemplo es la criticada norma de edad requerida para el minutaje sub 21. ¿Qué estudio hay detrás de esa norma? Ni siquiera Nicolás Córdova fue escuchado al proponer disminuir la edad mínima que establece esa regla. De hecho, los clubes no respetan el espíritu, sumando minutaje con jugadores que ni siquiera son considerados en el plantel, pero que van a microciclos o torneos juveniles con la Roja.

En cuanto a la infraestructura, pese a que hay un avance, son pocos los clubes que cuentan con centros de entrenamiento y canchas de alto nivel. Chile sigue trabajando en Juan Pinto Durán, un centro de entrenamiento agotado, muy alejado al nivel de otras selecciones nacionales de Sudamérica. Los centros regionales de alto rendimiento en ciudades nortinas y sureñas son, por ahora, sólo una utopía. Esta idea ha rondado al fútbol chileno durante años y permitiría entrenar constantemente con jugadores de otras ciudades, que así tendrían más interacciones con la Selección.

Que lo urgente no esconda lo importante, pues si no logramos encontrar soluciones para el problema de base y de estructura, nuestros rivales seguirán sacándonos kilómetros de distancia. De esta manera, la reconstrucción de La Roja será sólo un empuje inicial y, para seguir avanzando, se necesitará mayor apoyo de quienes, realmente, pueden impulsar un cambio profundo en el fútbol chileno.

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