“Yo soy futbolero. Mis respetos al ‘Chino’ González, a Waterman -qué tremendo goleador-; lo que está haciendo Zavala, increíble el ‘Mono’ Sánchez: me caía mal, pero impresionante cómo está jugando. Mis respetos, Coquimbo”. El Presidente Boric, en la inauguración de las fiestas patrias en La Pampilla, le hizo el más honesto de los homenajes al equipo de moda, virtual campeón del fútbol chileno.

Si el ‘Mono’ Sánchez le caía mal al mandatario, según lo que explicó, es porque siendo arquero de la Unión Española le amargó muchas jornadas a Universidad Católica. Es la manera futbolera de rendir honores a un equipo que, esta temporada, les va a caer mal a muchos, para primer solaz de los hinchas piratas. El ‘Chino’ González, Waterman y el ‘Mono’ han sorprendido al medio con una campaña inesperada, más allá de todo lo imaginable.

PUBLICIDAD

Para ponerlo en otros términos, Sánchez este año enfurecerá a albos y azules, a cruzados e itálicos, y a todos quienes, en algún momento, pensaron que podrían disputarle mano a mano el título y que ahora se encomiendan a los dioses para que un rayo fulminante caiga sobre los punteros.

Lo del ‘Chino’ es especial. El entrenador va a romper una racha de nueve temporadas (2017-2024) en que ningún chileno se calzó la corona, superior a las de 1950-1958 o la del 2006-2012, donde se disputaron doce campeonatos.

PUBLICIDAD

Esteban González se va a inscribir en la lista corta de entrenadores que debutaron con un título, casi siempre viniendo de las divisiones inferiores. Ulises Ramos (U. de Chile, 1959), Arturo Salah (Colo Colo, 1986), Miguel Hermosilla (Cobreloa, 1988), Jorge Socías (U. de Chile, 1994), César Vaccia (U. de Chile, 1999), Jaime Pizarro (Colo Colo, 2002), Jorge Pellicer (U. Católica, 2005), Héctor Tapia (Colo Colo, 2014), y el especial caso de Cristián Paolucci (UC) el 2021, debutaron alzando un título, pero con una diferencia. Todos ellos estaban en equipos grandes, con presupuesto suficiente para armar planteles competitivos que debieron asumir cuando el titular no estuvo a la altura.

A González le dicen ‘Chino’ por sus ojos rasgados, aunque su tez es morena. Nacido en Concepción, deambuló por muchos equipos como lateral derecho sin demasiados brillos, hasta encontrar su lugar en el mundo. De discurso simple y táctica pragmática, pocos recordarán a su Coquimbo como un cuadro revolucionario o de exquisitez técnica, sin embargo ahí están.

En el año de mayor inversión de los grandes, Colo Colo y la Universidad de Chile, Coquimbo se lanzó al abordaje y está a punto de hacer realidad un sueño imposible para una hinchada que, con orgullo, proclama ser pirata, para quedarse con todo el botín. A fin de año, si no la embarran, le va a caer mal a mucha gente.

PUBLICIDAD

Será una historia más para contar en el puerto, que es futbolero desde 1903, cuando el HSM Flora arribó a la bahía de los piratas con una tripulación de ingleses que proclamaba con orgullo haber pasado invicta por Buenos Aires y Montevideo. En Coquimbo perdieron su primer partido, y con la flema de los británicos, decidieron regalar sus camisetas amarillas y negras a los vencedores. Desde entonces, con más bajos que altos, Coquimbo sueña con ser campeón, un logro que Luis Ibarra, José Sulantay y Raúl Toro estuvieron cerca de capturar, como un botín preciado que siempre se les escapó de las manos. Pero esta vez no. Aunque a muchos no les va a gustar.

abre en nueva pestañaabre en nueva pestañaabre en nueva pestaña