Michael Clark, un dirigente sin historia futbolera y con muchos líos financieros, se aventuró esta semana -a propósito del interés que habría en la Federación Peruana por contratar a Gustavo Álvarez para la Selección del Rímac- a levantar una teoría interesante.
“A mí me llama la atención que siempre que a la U le empieza ir bien, siempre que empieza a pelear cosas, empiezan a aparecer estos rumores de gente que no siempre da la cara. Yo tengo la sensación de que muchos de ellos vienen de gente que no es de la U, que es gente colocolina. Muchos periodistas se prestan para esto; dicen ser de Magallanes, de Rangers, de Antofagasta y todos saben que son de Colo Colo”, aseguró haciendo dos acusaciones. La primera, que hay una confabulación. La segunda, que la provocan periodistas “camuflados”.
La interesante hipótesis de Clark reabre el debate. ¿Hay planes elaborados para perjudicar a determinados equipos de la plaza, ya sea con arbitrajes, sanciones o rumores maledicentes? Si eso es así, ¿es posible identificar a sus autores y los propósitos que los mueven? Me atrevo a una interrogante más: ¿son las informaciones del ámbito financiero que afectan a Sartor parte de este plan, y por ende, los periodistas del Diario Financiero forman parte del complot?
Es más. Si se puede maquinar de esa manera, ¿es probable que el derrumbe de Colo Colo en el año de su centenario haya sido provocado por la acción de periodistas camuflados de la Universidad de Chile? ¿Es el mundo del fútbol chileno un gran teatro donde operan periodistas de distintas camisetas, ocultos bajo inocentes disfraces, modificando escenarios a su conveniencia?
Sobre lo de Álvarez varias cosas puntuales. El interés es real, viene desde Perú y es lógico que así sea. El entrenador de la U dirigió en ese país, acaba de eliminar al equipo de mejor campaña internacional en los últimos años y es respetado por sus conocimientos y calidad humana. En rigor, cualquiera, incluida la Selección Chilena, quisiera tenerlo en sus filas después de darse a la tarea de ordenar a un club reiteradamente caótico en las últimas temporadas.
No sería descabellado suponer que Álvarez está disgustado con sus dirigentes porque no reforzaron adecuadamente el equipo para la segunda fase, pero no es necesario: el propio entrenador lo ha dejado claro en sus declaraciones. Y sería lógico que la dirigencia cuestionara varias decisiones técnicas que le impiden a la U estar peleando el título mano a mano. Puede haber, efectivamente, un distanciamiento entre las partes, pero para eso no se necesita una estrategia urdida por agentes malignos de Colo Colo. Sospecho más de la UC, que es el equipo que amenaza en títulos, influencia y popularidad a los azules.
Clark -inexperto y envalentonado- cometió en esta pasada un error mayúsculo, pues atacó donde a él más le duele. Desde que asumió ha debido cargar con la sospecha del camuflaje, tras una adquisición poco transparente. Y luego por hacer de vocero de los verdaderos propietarios. Porque, como todos sabemos, el camuflaje puede ser para atacar o para defenderse, camaleónicamente hablando.