A la hora que se publique esta columna, ya conoceremos el resultado del amistoso entre Rusia y Chile en Sochi. No es relevante, ni para este texto ni para el análisis de la actualidad de la Selección Chilena. Si el equipo dirigido por Nicolás Córdova gana 2-0 o 3-0, no cambia demasiado. Si pierde por el mismo marcador, tampoco. Viendo la formación tentativa, es lo mejorcito, salvo un par de nombres, que tiene nuestro país. Digamos, si el rival fuera Nigeria en el repechaje, la formación sería casi idéntica a la que jugará con Rusia.

El tema es otro y apunta a la gestión de Nicolás Córdova. El viernes habló por primera vez desde que salió echando pericos tras quedar eliminado en el Mundial Sub 20. Duro, provocador, desafiante... claro, sólo había dos reporteros chilenos: Eugenio Salinas y David Oyarzún, este último, no se caracteriza por ser inquisitivo y polémico. Es decir, Córdova, tan valiente, salió a contestar todas las críticas a más de 14 mil kilómetros. Tuvo mucho tiempo y espacio para hacerlo -y medios complacientes que “quedaron con buenas sensaciones”- luego de ser apeado del Mundial Sub 20 tras perder tres de cuatro partidos. Pero es tan asegurado, que hizo un riguroso control de daños y redujo al mínimo la posibilidad de preguntas incómodas. Por él que hubiera sido una “autoentrevista”, formato que estuvo de moda hace algún tiempo.

Aun así, el plenipotenciario entrenador de la Selección se dio tiempo para enojarse y de entrada habló golpeado: “Sabíamos muy bien que el lugar al que veníamos era difícil. Los cambios necesitan tiempo, pero nosotros estamos súper tranquilos y muy conscientes de que vamos por un muy buen camino”. Y luego lanzó otro desafío: “En todos los lugares donde hemos estado nos dicen que están gratamente sorprendidos con el proyecto y con cómo se va encarrilando”.

¿En qué lugares quién dijo qué? Suele ser un recurso de la argumentación vacía generalizar opiniones sin ningún ejemplo que lo compruebe. Córdova habla de “lugares” y “gratamente sorprendidos” sin individualizar los lugares ni los sorprendidos. Demás está decir que es una afirmación de fuentes dudosas y del todo incomprobable.

Entonces redobló la apuesta y dijo: “Es fácil apuntar a las derrotas, pero nosotros estamos apuntando a la construcción de un proyecto. Y el proyecto son ellos, los jugadores. Lo más importante es su desarrollo”. Vaya, vaya. No sé si yo estoy mal, pero si mal no recuerdo el mismo Nicolás Córdova, una vez consumada la derrota 4-1 con México en el Mundial Sub 20 dijo esto a la salida de la cancha: “Pedí muchas cosas que no se pudieron hacer, desconozco los motivos, pero no pasa solo por eso (...) Esto no viene de hace dos años, esto viene de hace mucho más tiempo. Por lo tanto, hay mucha gente que es responsable de esto. Hay mucha gente que sabe dónde le aprieta el zapato”.

En un mes y monedas, el entrenador flexible de la Selección pasó de culpar al entorno de que no se hicieron las cosas bien y que había mucha gente responsable de la derrota, a que hay gente gratamente sorprendida y que hay un desarrollo. Más contradictorio no se encuentra.

Al final es muy fácil darse cuenta. Aquí no hay un “proyecto”, hay un objetivo: quedarse como entrenador de la Selección Chilena adulta hasta el 2030. Es todo muy evidente y grosero. Y cuando Nicolás Córdova dice que “se miente”, parece más una proyección que una crítica.

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