Siempre es bueno ganar, más aún cuando te acostumbraste a perder, como fue el caso de la Selección Chilena en el camino a la Copa del Mundo 2026. Se acaba este año funesto para la Roja, con tres amistosos o partidos preparatorios, como prefiere llamarlo el staff técnico que encabeza Nicolás Córdova y el gerente de Selecciones, Felipe Correa.
Tres victorias, dos sobre Perú, y una frente a Rusia. Los dos últimos en Sochi, junto al Mar Negro: 2-0 a los eslavos y 2-1 a los incaicos, con el mérito de jugar con uno menos desde los 32 minutos por la expulsión de Iván Román. Tropezar dos veces con la misma piedra es normal en el fútbol. El inicio del ciclo de Ricardo Gareca mostró el triunfo sobre Albania en Parma, la caída ajustada con Francia y un holgado 3-0 con Paraguay, previo al viaje a la Copa América.
Se sacaron cuentas alegres, obviando un dato clave: eran amistosos. El rigor competitivo de los puntos es otra cosa y lo comprobamos en el fracaso de la Copa América, sin goles a favor, y la debacle de las eliminatorias, con el ignominioso 2-1 ante Bolivia en el Nacional.
Con esa lección aprendida, lo que corresponde es poner los resultados en perspectiva. Chile derrotó a Perú, un rival que está en un proceso similar, con las mismas carencias e incluso con mayor retraso en su renovación. Rusia es una Selección de tercer orden en Europa, más aún después de su marginación de los torneos de la FIFA y de la UEFA por la invasión a Ucrania.
El objetivo de estos cotejos fue potenciar a los jugadores que terminaron las eliminatorias y son los que sostendrán el inicio del próximo ciclo mundialista. En esta línea, el arquero Lawrence Vigouroux se ratifica como una opción confiable. Buen rendimiento de Benjamín Kuscevic en los dos partidos, al igual que el liderazgo de Gabriel Suazo desde el lateral izquierdo. La tarjeta roja a Román llegó por la tentación de arriesgar en exceso en la zona de seguridad, aunque Marcelino Núñez no le cedió un balón cómodo. De todas maneras, el defensor del Atlético Mineiro va en alza y su ruta es ser uno de los líderes.
La regularidad de Fabián Hormazábal en el costado derecho es destacable, al igual que el rendimiento de Francisco Salinas. El lateral de Coquimbo Unido ofreció ante Perú lo mismo que hace cada semana en el nuevo campeón del fútbol chileno. No sintió la responsabilidad en un duelo internacional e incluso participó en el empate parcial de Felipe Loyola.
En la zona de los volantes, Rodrigo Echeverría, Felipe Loyola y Vicente Pizarro reiteraron ser confiables. Marcelino Núñez tuvo ritmo, pero no termina por asentarse, aunque es un nombre para tener en cuenta de forma permanente. En el ataque, Gonzalo Tapia evoluciona a partir de su paso por Sao Paulo. Alexander Aravena fue al sacrificio, sobre todo cuando Chile quedó en inferioridad numérica. Le penó el mano a mano que perdió con el meta Pedro Gallese. Ben Brereton vino desde la banca para anotar con Rusia y batallar frente a los peruanos. Dispuso del 3-1, pero no resolvió de buena forma.
Párrafo aparte para los zurdos Darío Osorio y Lucas Cepeda. El extremo del Midtjylland levantó ante Perú, convirtiéndose en la figura. Puso pases gol a Cepeda y Aravena, anotando el 2-1 definitivo. Un salto adelante en su actuación por la Roja. Cepeda, con altibajos, siempre es opción de desahogo y alternativa de gol por su remate de media distancia.
Chile no luce. Intenta ser vertical, a partir de las características de sus atacantes, forcejea en la mitad del campo y propone firmeza en el fondo. Extrañó la cuota de desequilibrio de Lucas Assadi y carece de un delantero centro. Está en plena transición, con un escenario dirigencial que no ayuda, pero con un grupo con los que se puede comenzar la reconstrucción.
Habrá que esperar la designación del seleccionador. Nicolás Córdova tiene un rol y debe cumplirlo en el fútbol joven. Sus reacciones, a la defensiva, con mecha corta, le jugaron en contra. En Juan Pinto Durán se requiere sangre de horchata, un atributo que el talquino no presentó en este interinato.






