El triunfo de Iquique sobre Cobresal tiene varias consecuencias y lecturas. En lo inmediato fueron tres puntos que al cuadro del Dragón bien poco le sirven para salvar la categoría, visto que Limache le ganó a Unión Española y mantiene una distancia de cuatro unidades con dos partidos por jugar. Sólo una combinación de resultados, dos triunfos de Iquique y dos derrotas de Limache -y otras caídas del equipo hispano-, mantendrían a los celestes en Primera División. Improbable.

El descenso de Deportes Iquique está casi decretado, lo mismo que el de Unión Española. Ambos, el dato es fundamental, jugaron copas internacionales este año. Ese desgaste de viajes y partidos extras en el comienzo de la temporada fueron factores importantes, aunque no únicos, en la condición que los tiene al borde de caer. Ha sido una constante en los últimos campeonatos: un porcentaje muy grande de clubes que tienen copas de la Conmebol termina descendiendo porque no son capaces de jugar en los dos frentes. Le pasó a Coquimbo, Huachipato (salvado por secretaría), Antofagasta, Curicó Unido, Magallanes y el 2025 serán Unión Española e Iquique.

Cuando haya terminado el campeonato los dirigentes de ambos equipos tendrán que hacer un análisis muy frío para determinar las razones que culminaron con la pérdida de la categoría. No es un solo factor, pero el desgastarse en viajes interminables termina pasando la cuenta. Y todo lo que se gana, al final, se incinera en reforzar el plantel, al menos maquillarlo, y en la logística de jugar copas internacionales. Termina siendo un mal negocio.

Y aquí viene la segunda lectura del triunfo de Iquique, que es la posibilidad de que Colo Colo le arrebate el séptimo lugar y el cupo en la Sudamericana a Cobresal. Estaba muy cabreado Gustavo Huerta. Sabe que, en el fútbol chileno, cuando Colo Colo o Universidad de Chile te quieren arrebatar algo, vas a tener que jugar dentro y fuera de la cancha.

Pero hay otra variable, después de la odisea que vivió Cobresal en la temporada 2024, donde coqueteó con el descenso todo el año, mientras se molía en interminables viajes para jugar la fase de grupos de la Copa Libertadores. La dirigencia del club decidió apostar a un plantel muy ajustado para enfrentar los dos torneos y lo pagó carísimo: en la Copa no ganó un partido y fue último de su grupo y en el torneo oficial casi se fue al Ascenso. La moraleja es clara: no se puede afrontar un desafío así ahorrando plata.

Así, tal vez no sea la peor de las noticias para Cobresal no jugar torneos internacionales el 2026. Es un análisis que apunta a la mediocridad, pero varios equipos de Primera lo aplican hace años: quedar entre el octavo y el decimotercero sin hacer ruido. Por ahí, hasta nos compran un jugador y hacemos caja. En el Ascenso también tenemos ese sistema: ni caer a la Segunda Profesional ni meterse en la liguilla para subir a Primera. Instalarse en esa zona gris, tranquilos, ahorrándose un mes de sueldo por temporada.

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