
Este miércoles 5 de noviembre, cerca del mediodía de Chile, La Roja Sub 17 debuta en el Mundial de la categoría, que en esta ocasión se disputará en Qatar. Enmarcado en el Grupo K, el primer rival del equipo entrenado por Sebastián Miranda será Francia, con Canadá y Uganda como siguientes oponentes.
Será la sexta participación de nuestro país en un Mundial Sub 17, regresando a la cita planetaria juvenil tras estar ausente en la última edición, que se jugó en Polonia. Chile clasificó en esta ocasión tras terminar cuarto en el Sudamericano disputado entre marzo y abril en Colombia.
El balance de La Roja Sub 17 en Mundiales no es bueno, pero sí destaca un resultado histórico, con un equipo que adquirió ribetes de mítico, incluso mientras estaba en plena competencia, y que arrojó nombres que luego se transformarían en figuras reconocidas del fútbol chileno.
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Tras no lograr clasificar a los cuatro primeros Mundiales Sub 17, Chile dijo presente en la quinta edición, y lo hizo a lo grande.
Eliminando al Brasil de Ronaldo El Fenómeno en la fase previa, La Rojita de Leonardo Véliz rápidamente se ganó un lugar en el corazón de los hinchas al clasificar a Japón 1993.
Con una larga lista de partidos amistosos que se transmitían por TV abierta, las principales figuras de ese plantel llegaron a Lejano Oriente con nombres bien reconocidos en nuestro medio. Entre ellos, Sebastián Rozental, Manuel Neira, Héctor Tapia, Dante Poli y Frank Lobos.

Por eso, la expectativa era alta por lo que pudieran hacer en tierras niponas, pese a la enorme diferencia horaria que hacía que los duelos se vieran de madrugada en nuestro país.
Jugando en Hiroshima, Chile terminó la fase de grupos invicto, con empates ante China y Polonia, y un triunfo sobre Túnez. Pero el hito se marcó en cuartos de final, cuando con una gran demostración de fútbol venció a Checoslovaquia en Kioto, por 4-1.
Era apenas la tercera vez en la historia que una selección nacional pasaba a semifinales en un torneo planetario, tras la Copa del Mundo Adulta de 1962 y el Mundial Sub 20 de 1987; ambos jugados en nuestro país, lo que le daba aún más mérito a lo conseguido por los pupilos del Pollo Véliz.
En la ronda de los cuatro mejores, el rival era temible: Ghana. Un oponente que tal vez hoy no inspire tanto miedo, pero que llegaba como campeón defensor y que en los años 90 formaba parte de una camada de equipos africanos que, a nivel Sub 17, marcaba enormes diferencias físicas en la categoría.
De hecho, el 3-0 sufrido en Tokio fue incontrarrestable. Y en la final se topó con otro representante del Continente Negro, Nigeria, que a la postre se llevaría la corona.
Pero la travesía por Japón no se había acabado. Tras la amargura de la derrota en semifinales, tocaba disputar el partido por el tercer puesto, donde Polonia -al igual que en la primera fase- aparecía en el camino. Y otra vez fue empate, pero esta vez había que definirlo por lanzamientos penales, donde las tapadas de Ariel Salas y la ejecución decisiva de Nelson Garrido pasaron a la historia, dándonos, por segunda vez, un lugar en el podio de un Mundial, sin importar la categoría.
Y si los muchachos de esa selección ya eran famosos, en su llegada a Chile quedó demostrado que se habían convertido en rockstars: inolvidable es su llegada al aeropuerto, donde las calcetineras y escolares los recibieron como si se tratara de los Backstreet Boys, quitándoles la ropa y obligando a la seguridad a “rescatarlos” en el aeropuerto.
Uno de ellos -Frank Lobos- incluso fue luego jurado en el Festival de Viña, demostrando el carácter de estrella que alcanzó esa generación.
“Ese año 93 es inolvidable, desde lo profesional y en lo personal fue muy emotivo”, recordó años más tarde el DT, quien dos meses antes de la Copa en Japón había perdido a su esposa. “Los chicos de la Sub 17 paliaron mi tristeza e hicieron mi vida más placentera. Muchos me veían como su padre en ese momento”.

¿Qué fue de ellos tras el Mundial 1993?
Ese equipo de 1993 se recitaba casi solo, con solo algunos cambios puntuales, con una base compuesta por las dos mejores canteras del fútbol chileno en ese momento: Colo Colo y Universidad Católica.
Ariel Salas (CC) en el arco; Esteban Mancilla (CC), Dion Valle (CC), Dante Poli (UC) y Nelson Garrido (UC) en defensa; Pablo Herceg (UC), Marco Muñoz (CC) en la contención; Frank Lobos (CC) y Héctor Tapia (CC) como creativos, más Manuel Neira (CC) y el capitán Sebastián Rozental (UC) en ataque.
Si bien ninguno logró consolidarse como titular indiscutible en La Roja Adulta, Poli, Tapia, Neira y Rozental sí tuvieron presencias en el combinado mayor, así como los dos reservas de lujo que tenía ese equipo: Alejandro Osorio y Patricio Galaz, ambos de Católica.
Si bien Rozental fue el que explotó primero -con una venta histórica al Glasgow Rangers de Escocia en 1996- las lesiones se convirtieron en su karma y no le permitieron alcanzar todo su potencial.
Poli y Tapia fueron regulares en Primera División durante muchos años (también tuvieron experiencias en el extranjero) pero probablemente, sumando y restando, las mejores carreras fueron las de Neira y Galaz.
“Manolete” fue campeón del fútbol chileno con Colo Colo y Unión Española, el Pato brilló en Cobreloa, incluso consagrándose como “goleador del mundo” en 2004.







