Este lunes, Nicolás Córdoba cumplió con el primer paso en pos de definir la nómina definitiva de la Selección Chilena que jugará de local en el próximo Mundial Sub-20 en nuestro país. El DT de La Rojita entregó la prenómina -o lista de buena fe- para el evento, con 55 jugadores.
Entre ellos hay varios que militan en el extranjero, pero incluso hay un quinteto que podría representar a otro país, pero que por lazo sanguíneo son elegibles para el combinado nacional.
Sepa aquí quiénes son, y cuál es su nexo para poder ser considerados como seleccionados chilenos.
Los “argentinos”
En la prenómina de Córdoba, hay dos jugadores nacidos en Argentina: el volante Lautaro Millán, de Independiente de Avellaneda, y el delantero Óscar González, de Godoy Cruz.
Millán, nacido en Bahía Blanca, es de padre chileno y pertenece a las filas de los Diablos Rojos desde 2001, cuando superó una prueba a los 15 años. Con contrato hasta 2026, ya está integrado al primer equipo de Julio Vaccari, razón por la cual también está en la órbita de la Albiceleste, pero Chile se habría adelantado.
Con estrellas internacionales como Franco Mastantuono y Claudio Echeverri, se considera que está “tapado” en el equipo entrenado por Diego Placente, razón por la cual se ve con muchas más posibilidades de lucirse en La Roja.

González, en cambio, nació en Cipolletti, pero sus abuelos maternos son chilenos, lo que lo hace elegible.
Milita en las divisiones inferiores del Tomba, y a fines del año pasado fue considerado por primera vez a los microciclos de la Sub-20. “Fue todo muy de repente. Siempre supe que había una posibilidad pero no me lo esperaba. Un día me llegó el mensaje, que querían contar conmigo, así que no dudé y acepté feliz”, le reconoció a En Cancha en ese momento.

Los “estadounidenses”
Si bien el recuerdo de Robbie Robinson, el estadounidense que desertó de La Roja adulta cuando ya había llegado a Juan Pinto Durán, podría mancillar la repitación de los futbolistas venidos de ese país, eso no contó para Córdova, quien tiene considerados a los atacantes Zidane Yáñez (New York City) y Favian Loyola (Orlando City).
Aunque su nombre hace referencia al legendario jugador francés, en realidad Zidane Sánchez -que nació en Nueva Jersey- tiene sangre puertorriqueña y chilena, por el lado de su padre.
“Las primeras veces que vino no hablaba español y hoy lo hace perfecto. El himno lo canta con emoción, hay mucha identificación”, reveló Sebastián Miranda, quien primero lo consideró para su Sub-17. De hecho, da tres años de “ventaja”, por lo que no dejó de ser sorpresivo que se le tengo considerado para esta categoría, ya que en noviembre es fijo en el plantel para el Mundial Sub-17 que se juega en Qatar.

Más asegurado parece ser Loyola, quien nació en una base militar en Carolina del Norte, donde vivían su padre chileno y madre italiana.
Había participado en varias selecciones juveniles de Estados Unidos, hasta que el año pasado aceptó el llamado de La Roja, tal vez convencido por su hermano, Donovan Loyola, quien en nuestro país estuvo a prueba en Universidad Católica y Magallanes, antes de volver a su país de origen.

El “español-francés”
Por último el delantero Willy Chatilliez (Huesca), el único que nació en Chile (Santiago), pero que se trasladó muy joven a España, donde ha realizado toda su corta carrera como futbolista; hasta formó parte de la mítica Masía del Barcelona.
Elegible por tres selecciones -su madre es francesa- su único contacto futbolístico con Chile fue un breve paso por las inferiores de la U, donde no lo consideraron.
Vale aclarar que ninguno de estos casos queda inhabilitado para cambiar de camiseta una vez adultos, ya que el disputar partidos con selecciones juveniles no los deja “amarrados”, pero Willy ha sido el que más claro ha hablado de querer proyectarse con La Roja Adulta.

“Si sigo en esta dinámica y si sigo trabajando es posible”, le confesó a la FIFA hace unas semanas. “Lo veo muy posible. Con el equipo que se puede juntar, y con buenos jugadores de varias generaciones, podríamos sacar adelante una clasificación para ese Mundial (Adulto 2030). Pero es una motivación extra para cada día y empezar a trabajar por ello”.