No se arrepiente, pero sí reconoce que le pasó la cuenta. Juvenal Olmos recordó su breve período al mando de La Roja y confesó la enorme carga emocional que supone el cargo. Incluso terminó en terapia.
Tras su retiro como jugador de la UC, Olmos apareció como uno de los grandes proyectos técnicos del fútbol chileno a fines de los 90 y luego de consagrarse campeón de Primera División con los "Cruzados" en 2002, fue el elegido para tomar las riendas de la Selección Chilena que se preparaba para las Eliminatorias rumbo al Mundial de Alemania 2006.
"Después del primer partido amistoso que tuvimos, donde le ganamos a Perú, sentí el fervor de La Roja. Llegué a mi oficina en Pinto Durán y me pregunté a mi mismo: 'Olmos, dónde te metiste'. Allí sentí el verdadero peso de dirigir a una selección", contó en el programa Sabor a Gol, de TNT Sports.

Si bien su periplo en las Clasificatorias Sudamericanas partió con un notable empate en Buenos Aires ante la Argentina de Marcelo Bielsa, pronto el proceso empezó a perder fuerza y terminó siendo despedido. Y ahí ocurrió lo peor.
"La Selección es una especie de olla a presión donde la única válvula de salida es el técnico", reflexiona Juvenal. "Hay un partido donde todo el estadio empezó a corear en mi contra: 'Olmos, CTM (sic), por tu culpa no vamos al Mundial'. Mi vida se comenzó a transformar. Me empecé a quebrar y terminó con mi salida de La Roja. Esto me generó crisis de pánico. Me quedé un año en la casa, sin salir ni trabajar. Estuve en terapia por varios meses".