Carlos Durán es quizás el entrenador de Colo Colo menos recordado de las últimas tres décadas. En 1999 llegó de las inferiores albas a la banca del primer equipo para relevar al brasileño Nelsinho Baptista. Duró tres semanas en el cargo, luego dirigió a Temuco y se largó del fútbol. “Amo esta actividad, pero opté por mi familia”, dice hoy.