Omar Acosta, emblemático cantante de la banda BBS Paranoicos y líder de Bonzo, murió el pasado jueves 19 de octubre por la tarde tras sufrir un infarto fulminante mientras se encontraba en El Quisco, dejando así un legado musical que perdurará por siempre.
El artista, quien estuvo 26 años siendo la voz de la popular banda de punk rock nacional, se consagró como uno de los compositores más respetados y queridos de la escena rockera criolla de las últimas décadas.
Ese mismo cariño hacia Omar Acosta se dejó ver este sábado 21 de octubre, cuando un centenar de personas, entre ellos familiares, amigos, colegas y fans, acudieron en masa a su despedida en el Parque Sendero de la comuna de Maipú.
Omar Acosta: El cantante de BBS Paranoicos dice adiós, pero para los fans es solo un hasta luego
Tal como si fuera un recital en un lugar íntimo de la capital como el mítico Bar de René, cientos de personas llegaron al campo santo para poder estar presentes en este triste día donde se despedía, al menos de lo terrenal, a Omar Acosta.
A eso de las 13:00 horas, y escoltado por sus cercanos, el féretro del músico llegó al lugar ante los aplausos de los presentes, quienes vivían un verdadero mundo de sensaciones encontradas.
Y es que la tristeza dominaba, de eso no hay duda, pero también había sonrisas con ojos llorosos mientras muchos recordaban historias ocurridas junto a Omar, también conocido por sus cercanos como Joel, su segundo nombre: Desde anécdotas en conciertos, vivencias post shows o hasta las emociones de fanáticos que, pese a jamás conocerlo en persona, sí lo sintieron parte de su vida.
“Qué triste final”
“Con estas palabras digo adiós”, dice el comienzo de “Irreparable”, una de las canciones más populares de BBS Paranoicos con Omar Acosta a la cabeza. Puede que el compositor se haya despedido de sus cercanos de una manera sorpresiva y bastante, bastante temprana, pero algo es un hecho: Las personas que no se olvidan jamás, pero jamás morirán.
Él vivirá siempre en la memoria del rock chileno. En cada canción punk de cuatro acordes y tempo agitado. En cada coro melódico que nos relata una historia de amor que convertimos en propia. En cada cerveza abierta previa a hacer un salud con nuestros amigos mientras se hace hora para entrar a una tocata.
Porque al final, por más que no sea su voz la que escuchemos, sabremos que él está ahí en sus canciones que se convirtieron en la banda sonora de nuestras vidas. Las campanas doblaron por ti y por mí, y sonaron con fuerza de rock.
Hasta siempre, Omar Acosta.
