La vida de María Paz Díaz era como la de cualquier otra joven de su edad, llena de sueños y esperanzas, sin imaginarse el giro que daría su vida el fatídico viernes 09 de febrero del año 2007.
Esa noche la joven de solo 18 años salió a bailar con un grupo de amigos a una discoteque de su natal Constitución, cuando a eso de las tres y media de la madrugada decidieron irse de vuelta a descansar. En medio del trayecto, un gendarme de civil se les cruzó por delante y disparó sin miramientos con su arma de servicio hacia el vehículo en el que se desplazaban.
Uno de los disparos hirió de gravedad a María Paz, perforándole el colón y dañando su médula espinal para siempre. “No sé realmente lo que pasó por su cabeza, yo realmente no tengo idea. Yo creo que sí estaba bajo los efectos de alguna droga o el alcohol”, señaló Díaz en una entrevista a Teletón hace un tiempo.
Esa misma noche, en el Hospital de Talca, María Paz se enteró que había quedado parapléjica producto del ataque. “Cuando dejé de mover las piernas yo asumí que no iba a salir caminando del auto ni de ninguna parte más nunca más”.
Adaptarse a esta nueva realidad forzada fue probablemente el momento más difícil de su vida. “Lloré mucho, mucho mucho, mucho. No es fácil de aceptar que un día estabas parada ,que medias 1.72, que tenías unas piernas largas y cómo de ser una niña que se creía casi como la más bacán, la más mina, y de repente verme sentada en una silla de ruedas... no es fácil, no es difícil de asumir”, comentó María Paz.
Su llegada a Teletón y el inicio de su rehabilitación
Meses después del accidente, y en el que la propia María Paz Díaz considera su peor momento anímico mientras se adaptaba a su nueva forma de vivir, es que llegó al Instituto Teletón de Talca, para comenzar su proceso de rehabilitación.
“Fue casi como mi salvación. Entré y iba echa bolsa, que no valía un peso. Al principio me acuerdo que era conocerme yo de nuevo y poder integrarme y empezar a hacer de a poco las cosas de la vida diaria, pero salí de ahí con una mentalidad completamente distinta porque lo primero que vi fue que yo no era la única. Entonces decía ‘bueno, no me estoy muriendo, lo que está pasando es que me están dando una segunda oportunidad y eso es lo que tengo que aprovechar’”, relata María Paz.
Gracias a su primer paso por el instituto, la joven comienza a motivarse y a encontrar fuerzas en esta nueva oportunidad que le dio la vida, por lo que toma la decisión de mudarse a Santiago, donde entró a estudiar fonoaudiología en la Universidad Autónoma, mientras que paralelamente encontró otra pasión en la danza en silla de ruedas y, por sobre todo, en el tenis.
“Al principio no le pegaba ni al quinto bote, pero a mi me gustaba tanto que yo entrenaba tres veces a la semana. Y ya en un abrir y cerrar de ojos estaba jugando mi primer torneo. Y después de eso empezaron a salir los viajes, y ya en un dos por tres estaba arriba de un avión viajando a Brasil a jugar mi primer torneo internacional. Fue todo muy rápido. Me permite darme cuenta de lo que soy capaz de hacer”, contaba emocionada la deportista.
Durante su trayectoria como tenista paralímpica, María Paz Díaz participó en torneos y mundiales en más de veinte países distintos, los que la llevaron a convertirse en una de la 40 mejores del mundo en la categoría singles y dentro de las mejores 35 en la categoría de dobles, quedando segunda en el ranking nacional.
Paralelamente a su carrera deportiva, la tenista empieza a reconciliarse consigo misma, buscando nuevas formas de reconectarse con su belleza y su femineidad a través del maquillaje y, por sobre todo, del modelaje, ámbito que le dio la oportunidad de representar al país en el Miss Wheelchair 2017, de donde se trajo dos coronas y que la ha convertido en rostro publicitario de distintas marcas como H&M, Flores, LadySoft, entre muchas otras.
“Podemos ser lindos estando en silla o con alguna discapacidad. No me limita y no debería ser una limitante para ninguna mujer. Lo más bonito de todo es aceptarse y quererse como uno es”, dijo la modelo.
Además, María Paz Díaz se dedica a presentarse a lo largo del país con charlas motivacionales donde cuenta su historia de vida, en busca de motivar a otros que, como ella, hayan pasado por una situación similar.
En 2016, Díaz conoció al golfista santiaguino Filip Timmerman a través de redes sociales. A él le gustaron sus fotos y decidió escribirle, y si bien al principio no le contestó, cuando se dio cuenta que también era deportista empezaron a hablar. Poco tiempo después se juntaron a tomar algo en un bar y se volvieron inseparables desde entonces, llevando ya más de cuatro años de matrimonio.
“Encontré la felicidad estando en una silla de ruedas, y así lo disfruto, y así me quiero, y así me amo, y así vivo”, finalizó la deportista paralímpica.