Quiero comenzar esta crónica con un reconocimiento para Esteban “Chino” González. Porque ha sido el gran gestor de esta tremenda campaña de Coquimbo Unido, que de ganar este fin de semana el clásico con Deportes La Serena habrá obtenido su victoria número 16 en forma consecutiva.

Una cifra que solamente en la historia del fútbol chileno ostenta el que para mí es, en nuestro país, el mejor equipo de todos los tiempos: el Ballet Azul.

Alguna vez habrá espacio para discutir este concepto, con aquellos que – también con mucha razón- le otorgan ese distintivo al Colo Colo de Mirko Jozic, ganador de la Copa Libertadores 1991 o a la propia Universidad de Chile de Jorge Sampaoli ganadora de la Copa Sudamericana 2011.

Solo dejó este concepto para una discusión que podría ser entretenidísima: el Ballet Azul reinó en Chile entre los años 1959 y 1969. ¿Por qué no ganó un título internacional? Porque en esos mismos años tenía que lidiar en las competencias sudamericanas nada menos que con el Santos de Pelé, el Botafogo de Garrincha, el Peñarol de Joya, Spencer y un tal Elías Figueroa y en Argentina con el “equipo de José” (por José Pizutti) como se le conocía a Racing, Independiente “El rey de Copas”, Estudiantes de Zubeldía, River Plate de Ermindo Onega y Amadeo Carrizo y Boca Juniors de Rattín, Roma y Ángel Rojas.

La mayoría de esos cracks, por no decir todos, no jugaron nunca en Europa porque para llegar a algún club del Viejo Mundo había que ser oriundo, pero hoy, que se abrieron las fronteras, no me cabe la menor duda que la gran mayoría de esos astros sería titular y figura en Barcelona, Real Madrid, Manchester City, Bayern Múnich, Inter, PSG o el club que usted quiera imaginarse.

Dicho en otras palabras, los rivales que enfrentaban los clubes chilenos en la década del 60 eran palabras muy pero muy mayores. Y ganarles una Copa era casi una utopía

Pero vuelvo a Esteban González. En una entrevista dijo: “Podemos llegar a los 16 triunfos e incluso más, pero aún así no nos podemos comparar con el Ballet Azul. Sería desconocer que ellos marcaron una época y en ese sentido no tienen comparación con nadie”.

Gran entrenador el “Chino”, pero además una persona que- siendo todavía muy joven- demuestra con sus palabras, conocimiento, humildad y sabiduría.

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El arquitecto del "Súper Coquimbo Unido". Agencia Aton
Esteban GonzálezEl arquitecto del "Súper Coquimbo Unido". Agencia Aton

Los 16 triunfos del Ballet Azul

Hay que hacer inicialmente un alcance. Para la gran mayoría de quienes tuvimos el privilegio de ver jugar al Ballet Azul hay coincidencia en que, si bien fue un equipo brillante desde un principio y hasta el final de su reinado, su mejor momento fue después del Mundial de 1962 y en la primera rueda de 1963.

Justamente aquí se produjo un hecho que, primeramente, le impidió ganar ese campeonato – que adjudicó el gran equipo de Colo Colo, que convirtió nada menos que 103 goles y tuvo como goleador a Luis Hernán Álvarez, con 37 conquistas- y seguramente influyó para que ese récord de 16 partidos ganados no haya sido mucho más amplio: la famosa gira a Europa.

De hecho, ese año Universidad de Chile ganó sus primeros cinco partidos al hilo.

Pero, entre el 23 de abril y el 25 de mayo, aprovechando que las puertas del mundo se abrieron para nuestro fútbol tras el Mundial, la U hizo sus maletas y partió a Europa aprovechando el receso en Chile.

Señalemos que la temporada comenzó con el equipo recién llegado del Viejo Mundo (29 de mayo ante Ferrobadminton) y partió con el pie derecho para el Romántico Viajero, ya que, en sus primeros cinco partidos, no registraron derrotas (4 triunfos y un empate ante Wanderers en Playa Ancha). Pero el equipo azul ahí comenzó a sentir el lógico desgaste que obviamente le dejaron esos 11 partidos por el Viejo Mundo, donde enfrentó a cinco equipos campeones de sus respectivos países y no perdió con ninguno de ellos: Standard Lieja, campeón de Bélgica (3-2); Inter de Milán, campeón de Italia (2-1) y Botafogo, campeón de Brasil (3-2). Empató con Panathinaikos, campeón de Grecia (0-0) y F.C. Kohl de Colonia, campeón de Alemania (1-1).

Por lo mismo, durante gran parte de la primera rueda y la mitad de la segunda, Luis Álamos fue rotando el equipo para darle descanso a los titulares, los que por fin alinearon en su totalidad en la fecha 25, ante Universidad Católica. Fue empate 1-1, y de ahí en adelante, comenzó la seguidilla de victorias.

A saber: San Luis (2-1), Santiago Morning (2-0), Unión Española (3-0), San Felipe (3-2), Rangers (2-0), Coquimbo (3-2), Everton (7-2), Ferrobadminton (2-1) y O’Higgins (3-1),

En el campeonato siguiente (1964), el Ballet Azul partió con todo y obtuvo otras ocho victorias en forma consecutiva: Santiago Morning (3-2), Ferrobádminton (4-3), Rangers (2-0), Unión Española (5-0, Palestino (3-1), Audax Italiano (5-1) y Colo Colo (2-0). Nada mejor que una victoria ante el archirrival para llegar a ese récord de los 16 partidos ganados de manera consecutiva, porque en la fecha siguiente Universidad de Chile empató sin goles con Magallanes.

Y una curiosa coincidencia: Coquimbo Unido también puede llegar al récord ganándole a su adversario clásico: Deportes La Serena.

¿Cómo jugaba aquel equipo de Universidad de Chile?

Basta un dato para adelantar la respuesta: ninguno de sus 16 partidos los ganó por la cuenta mínima y anotó un total de 56 goles en esos encuentros, es decir ni más ni menos que 3.8 goles por partido.

Porque la palabra que mejor define al Ballet Azul es “espectáculo”. Porque a eso salían a la cancha los dirigidos por Luis Alamos, a ganar y a golear, jamás a especular.

Su alineación tipo era con Manuel Astorga en el arco; Luis Eyzaguirre, Humberto Donoso, Carlos Contreras y Sergio Navarro: Alfonso Sepúlveda y Ernesto Álvarez; Braulio Musso, Carlos Campos, Rubén Marcos y Leonel Sánchez. Después se fueron incrustando poco a poco algunos jóvenes de gran rendimiento, destacando Hugo Villanueva que reemplazó a Navarro, Alberto Quintano que ocupó el puesto de Donoso, Roberto Hodge, que ingresó en medio campo por Sepúlveda, Jorge Spedaletti que fue el único que pudo sacarle la camiseta número “9” al Tanque Campos y el mejor de todos: Pedro Araya, que entró en gloria y majestad a la punta derecha, llevando al “Zorro” Álamos a trasladar a Musso al fondo de la zaga en sustitución de Carlos Contreras.

El símbolo del mítico Ballet Azul. Foto: Aton.
Leonel SánchezEl símbolo del mítico Ballet Azul. Foto: Aton.

Este equipo inicialmente se paraba en la cancha con un 4-2-4, pero bastaba que comenzara a rodar la pelotita para que solamente Donoso y Contreras asumieran labores defensivas. Todo el resto jugaba pensando en el arco contrario.

Partiendo por Luis Eyzaguirre, al que no entiendo como no lo consideran entre los mejores jugadores de la historia de nuestro fútbol, siendo que ha sido el único integrante de una selección de la FIFA. Yo le vi hacer un gol contra Unión La Calera en que recibió la pelota de manos de Astorga y se fue arriba eludiendo a todos los cementeros que se le cruzaron en el camino, incluido el arquero, para terminar con la pelota dentro del arco, al mejor estilo del “Se pasó, Se pasó” de Carlos Caszely en la Copa Libertadores del 73.

Todos los que jugaban en el mediocampo tenían la obligación de llegar al arco contrario y hacer goles: Rubén Marcos, Ernesto Álvarez e incluso los que en los equipos de hoy son volantes de corte o defensivos, me refiero a Alfonso Sepúlveda y Roberto Hodge.

¿Quién era el organizador en el Ballet Azul? Es algo que siempre me he preguntado, porque al contrario de Colo Colo que tenía para aquella función a Enrique Hormazábal, Walter Jiménez y posteriormente a Francisco “Chamaco” Valdés y en Universidad Católica, estaban Néstor Isella e Ignacio Prieto, en la U – como todos se sentían atacantes-cuesta encontrar a esa figura clásica. Tal vez puede ser Leonel Sánchez, que desde su puesto de puntero izquierdo era el que regulaba los tiempos con su zurda prodigiosa.

Podría seguir escribiendo páginas y páginas del Ballet Azul, pero con esto ya es suficiente. Una sola reflexión para terminar: es cierto que si Coquimbo Unido le gana a Deportes La Serena sus 16 triunfos los obtendrá en un solo campeonato (lo que justifica todos los elogios y aplausos que ha recibido por su campaña extraordinaria) y Universidad de Chile hizo la suma de 16 triunfos en dos temporadas (1963-1964).

La racha de triunfos consecutivos del Ballet Azul
La racha de triunfos consecutivos del Ballet Azul

Sin embargo, eso significa que el Ballet Azul supo mantenerse arriba, en el éxito y que lo suyo no fue una golondrina que no hace verano. Muy por el contrario, después del título de 1964, Universidad de Chile fue campeón los años 1965, 1967 y 1969. Si agregamos los títulos obtenidos en 1959 y 1962 son seis campeonatos ganados en torneos largos durante 10 años. Como bien lo dijo Esteban “Chino” González, eso se llama trayectoria. Eso, efectivamente, es haber marcado una época. Una época de gloria

(Con datos del Libro: “La verdadera historia del Ballet Azul” escrito por el mismo autor de esta nota)

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