"Me chorearon el teléfono". Eso denunció con estupor un periodista argentino mientras cubría en vivo desde el Obelisco de Buenos Aires los festejas de los hinchas trasandinos por el triunfo sobre Italia en la Finalissima. "Dios mío" contestaron desde el estudio, mientras el desesperado profesional intentaba dar con el antisocial que aprovechó la conmoción para realizar el hurto, aunque al parecer sin suerte.
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