Claudio Bravo fue la gran figura del Betis en el empate ante Bayer Levekusen en condición de local, logrando dos grandes atajadas durante el partido y en especial una sobre el final, cuando sacó un remate a quemarropa de un jugador rival que pudo ser tranquilamente la derrota para el cuadro de Manuel Pellegrini.
El portero y capitán de la Roja, estuvo notable en esa última jugada sacando los aplausos de los compañeros que no podían creer lo que había tapado el golero. De hecho, tras esa jugada el partido terminó, por lo que prácticamente fue trascendental para que su equipo ganara un punto y no se quedara con las manos vacías.