Después de lo que ocurrió en un campo de golf en el torneo ANA Inspiration pocos deberían atreverse a cuestionar los milagros, y mucho menos en Semana Santa.
La jugadora Cristie Kerr necesitaba un birdie para pasar el corte, y su tiro no era fácil. Muchos metros por delante y, para peor, una tremenda laguna en medio, por lo que el golpe requería potencia, dirección y, por qué no, una ayudita divina. Y así fue.
La pelota pegó en el agua antes de tocar el césped, y contrario a lo que muchos esperaban, ésta no se hundió, sino que rebotó y continuó su camino para llegar al otro lado. ¿Un milagro? Juzgue usted.