Lewis Hamilton tuvo un positivo Gran Premio de Azerbaiyán pese a las dificultades con su coche, el Mercedes W13, que volvió a mostrar un considerable rebote en el circuito callejero de Bakú pese a los intensos trabajos de la escudería alemana. Y esta situación dejó a maltraer al siete veces campeón del mundo de la Fórmula 1, ya que al terminar la carrera quedaron en evidencia sus problemas físicos.
El piloto británico de 37 años iba anunciando a su equipo, a medida que transcurría la competencia, que el "porpoising" le estaba generando dolores de cabeza y de espalda, lo que se pudo apreciar al momento que terminó en cuarto lugar y debió descender del monoplaza, teniendo que ser asistido por sus colaboradores.