Por Patricio Erlandsen (@Pato_Erlandsen)

Ayer, mientras veía como transcurrían los minutos y se esfumaba la posibilidad de evitar la Promoción, las emociones que viví se fueron multiplicando por mil. Sin embargo,

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traté de encontrar la templanza para pensar y recordar cuándo fue la última vez que vi a un Wanderers jugar como lo hizo ante Palestino. 

De los descensos que más recuerdo están el de 1998, donde caímos en Osorno con un equipo que nunca dejó de meter y se mató en la cancha. El del 2007, lleno de juveniles, donde al menos, hubo verguenza deportiva en aquel último partido con Ñublense. Y hablando con wanderinos más antiguos, todo coincidimos en lo mismo:

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jamás habíamos visto a nuestro equipo en una instancia tan decisiva haciéndolo como lo hizo en La Cisterna. 

Lo de ayer, en mis más de 35 años como wanderino, fue una de las impotencias más grandes que he vivido. Un equipo con once jugadores que

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jamás mostraron ganas de obtener la victoria, abúlicos, lentos, sin la chispa ni viveza que siempre caracterizó al jugador caturro.

A esto sumamos un DT que se mantuvo en su banca la mayor parte del partido, sin salir a gritar, o tratar de despertar del sueño a sus futbolistas.

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Apoyado en el banco, mirando impávido, era poco lo que Córdova podía hacer.

Por el otro lado, Cavalieri no se sentó nunca, jamás dejó de dar instrucciones, discutir con el árbitro...que se yo, al menos, entendiendo lo que estaba en juego. Wanderers ayer fue deseperante y Nicolás no supo encontrar respuestas, como fue durante la mayoría de los quince encuentros que jugó en el Transición y varios de Copa Chile, título que ganamos, no caracterizándonos por ser un gran equipo. Recordemos que pasamos dos llaves ante equipos de la B sufriendo. A Cobresal en el último minutos y en dramáticos penales con Iberia. Entonces, el análisis de Córdova es deficiente por donde se lo mire. Malo en el juego, malo en los resultados y en la consecucuión de objetivos. Su única meta era librarnos del descenso y hoy está a 180 minutos de que eso no ocurra.

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¿Y cuál es la reacción del DT? Decir que prefiere no hacer análisis para que no suene a excusa. Luego, decir que el calor jugó un factor importante, para rematar con que la exclusión de Andrés Robles de la citación fue técnica (los wanderinos no somos tontos, esa no es la verdad).

Al final, lo ocurrido ayer dentro de la cancha y las explicaciones del entrenador, hacen que la humillación sea aún mayor. Pero no nos olvidemos de los más importantes en esta crisis. Ayer, saliendo del estadio pude preguntarle al señor Bejide si es que estaba contento, a lo que me respondió "estamos preocupados". Seguí increpándolo, respetuosamente, insistiendo en que debería estar contento, ya que con la reducción de salarios y su falta de ambición deportiva, tiene al equipo donde está. "Estamos preocupados", me volvió a decir. Finalicé con un certero:

"No, los preocupados y dolidos somos los hinchas de Wanderers que nos rompemos el lomo para ver al equipo donde sea. Usted no es hincha, puede ser administrador y directivo, pero jamás va a sentir lo que nosotros en estos momentos".

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Me fui, caliente. Volví mi cabeza para atrás, y él se reía junto a un dirigente de Palestino. Ese es su nivel de preocupación. Bueno, señores dirigentes,

ya entenderán que su política de mierda es un total y completo fracaso

. Por segunda vez en la era de la SA estamos jugando una Promoción. Esta vez es diferente, porque al frente no estará Naval, como en el 2011, que llegó siendo cuarto de la B. No, ahora jugaremos contra el mejor de la categoría y sinceramente, dudo que jugando como en La Cisterna, logremos pasar la llave. Lo bueno para ustedes "señores" es que la venta del CDF está próxima a cerrarse. Será ahí cuando deban tomar la decisión:

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O siguen y revolucionan todo lo que han hecho o se mantendrán en la mediocridad, sumergiendo aún más a un club gigante, al que no han sabido leer, desde que llegaron. 

Por ahora, volvemos a sufrir, a ser humillados. Ayer un equipo que no es capaz de llevar 1.700 personas en casa nos condenó a la Promoción. Y finalizo con un llamado a los jugadores. Acá los únicos que pueden sacar la tarea adelante son ustedes.

Los invito a ver como jugaban Jaime Bahamondes, el "Pistola" Flores", Moisés Villarroel y Jorge Ormeño. Seguramente, ayer ellos estaban más avergonzados que todos nosotros.

Con esta camiseta no pueden volver a jugar en su vida como lo hicieron ayer. Y Córdova...llama a Hernán Godoy, Jorge Siviero, Jorge Garcés...seguramente te pueden ayudar a hacer algo más que estar apoyado en la banca viendo como pasan los minutos.

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