En el corazón de las celebraciones dieciocheras, el vacuno se levanta y aparece como el rey indiscutido para tirar a la parrilla.
Cada carnicería, supermercado, en la Vega, en el Mercado, incluso los locales de barrio más aventajados ven cómo sus estantes se vacían de cortes como la punta picana, sobrecostilla, asado de tira, lomo liso o vetado, y la entraña.
Pero, ¿qué sucede cuando el precio de estos cortes sube como la espuma cervecera y amenaza con opacar la fonda familiar?
La respuesta se encuentra en cortes económicos como la sobrecostilla, huachalomo, abastero y tapabarriga, que no solo son más amigables que el filete o el lomo vetado con el bolsillo, sino que también prometen un sabor del cual puedas exclamar: ¡un manjarsh!.
El secreto de la ternura
La suavidad de la carne no solo depende del corte, sino también de la técnica de cocción.
El huachalomo, por ejemplo, es una alternativa baratita que, gracias a sus fibras, resulta increíblemente tierna al ser asado.
Por otro lado, en la punta de ganso podrás encontrar un sabor y textura que justifican su precio más elevado.
El encanto de la parrilla eléctrica
Para quienes viven en departamentos y cuentan con una parrilla eléctrica, no hay excusas para no disfrutar de un buen asado.
Cortes como el asado de tira, el filete y la entraña son ideales para este tipo de parrillas, garantizando un sabor y textura que rivalizan fuerte con las parrillas tradicionales a carbón.
El toque final: aderezos y marinados
El sabor auténtico de la carne puede potenciarse con sazonados simples o transformarse completamente con marinados.
Mientras algunos prefieren la simplicidad de la sal y la pimienta, otros prefieren marinados a base de cerveza, vino blanco, salsa de soya y jugo de limón, añadiendo especias como orégano y ajo.
Ambas preparaciones quedan de lujo, así que tienes opciones para variar un poco el menú en estos 4 días de jolgorio y festejo.
La magia del carbón
Las parrillas a carbón tienen un encanto especial, ya que impregnan la carne con sabor ahumado, aportando un toque inigualable.
El mejor carbón para la parrilla puede depender de tus preferencias personales y el tipo de cocción que estés buscando, pero hay dos tipos principales de carbón que se utilizan comúnmente: carbón de leña y carbón vegetal.
Carbón de leña: Este tipo de carbón se obtiene quemando madera hasta que quede carbonizada. Tiende a encenderse rápidamente y alcanzar altas temperaturas, lo que es ideal para cocinar a la parrilla a alta temperatura. Además, el carbón de leña puede agregar un sabor ahumado a tus alimentos, lo que a muchos les gusta.
Carbón vegetal: El carbón vegetal se fabrica a partir de madera, pero pasa por un proceso de carbonización más controlado y suele tener un contenido de humedad más bajo que el carbón de leña.
Esto hace que el carbón vegetal sea más uniforme en tamaño y que arda de manera más predecible y constante. El carbón vegetal es una buena opción para cocinar a fuego lento y para preparar alimentos que requieran una cocción más prolongada.
Además de estos dos tipos principales, también puedes encontrar briquetas de carbón, que están hechas de una mezcla de carbón de leña y otros ingredientes aglutinantes.
Las briquetas tienden a arder de manera más uniforme y constante, pero algunas personas prefieren el sabor y la rapidez de encendido del carbón de leña o el carbón vegetal.
Cortes clásicos como el Lomo Liso, el Abastero y la Plateada, están pintados para este tipo de parrilla, prometiendo una experiencia gastronómica a los comensales que evoca al campo y a las tradiciones más arraigadas de Chile.
El chancho: una alternativa para chuparse los dedos
Más allá del vacuno, el cerdo se presenta como una opción deliciosa y a menudo más económica. Ya sea el costillar, la pulpa de pierna o las chuletas, cada corte promete un sabor y textura que harán las delicias de los comensales.
El calendario del asador
Con la llegada del esperado fin de semana largo, que comienza el viernes 15 de septiembre y se extiende hasta el martes 19, es esencial estar preparado. Por eso, te invitamos a revisar el calendario de feriados y planificar con anticipación un asado memorable.