La mañana de este jueves, el exsacerdote Fernando Karadima, ingresó al Hospital Clínico de la Universidad Católica, debido a afecciones cardíacas que habrían complicado su estado de salud.
Conocido por ejercer durante décadas como párroco de El Bosque, y sindicado como autor de numerosos abusos sexuales, Karadima fue protagonista del mayor escándalo de la Iglesia Católica en Chile.
Pero, ¿cómo llegó Karadima a ser considerado un guía espiritual por muchos de quienes asistían a sus misas en la parroquia de El Bosque, en la comuna de Providencia?
Auge y caída del párroco de El Bosque
Ordenado sacerdote en 1958, Karadima fue nombrado párroco titular de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en 1985, y trabajó allí hasta 2006.
Sus misas y retiros tenían una alta convocatoria entre los sectores más adinerados de la elite. De allí la sorpresa que causó cuando fue acusado por algunos feligreses y exsacerdotes de El Bosque de haber cometido abusos.
Las primeras denuncias se presentaron ante la Iglesia en 2004 pero se mantuvieron ocultas y el tema no se haría tan público hasta varios años más tarde.

El relato de James Hamilton
Fue en 2010 cuando uno de los denunciantes, el médico James Hamilton, apareció en el programa Tolerancia Cero para hacer una denuncia pública, relatando parte de los episodios de abuso de los que fue víctima de parte de Karadima.
Las denuncias de Hamilton y de otras víctimas que hablaron públicamente, como Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, llevaron a que Karadima pasara a ser considerado uno de los más infames abusadores en la Iglesia Católica.
Fue eso lo que llevó a la investigación canónica y a la apertura de un juicio criminal, que terminaría con su expulsión del sacerdocio por parte del papa Francisco.

Sanciones canónicas y proceso civil en su contra
De esta manera fue sentenciado a una vida de penitencia y oración, y se le prohibió tener contacto con antiguos feligreses o realizar cualquier acto eclesiástico de forma pública.
En tanto, el proceso civil contra Karadima actualmente se encuentra en curso, dado que en 2011 la Santa Sede rechazó la última apelación del ex-sacerdote, declarándolo culpable de pedofilia y efebofilia, además de abusos sexuales y psicológicos reiterados.