Entrevistas

Letelier sobre Wanderers y Cobreloa: "Se acordarán de mí cuando deban poner la bandera a media asta"

El ex goleador porteño, no oculta su pena por nunca haber sido considerado por el club de Valparaíso. “Hace algunos años decidí incluso ir callado al estadio y pagar mi entrada”, cuenta. Además, asegura que en Calama "no me han pescado mucho".

Juan Carlos Letelier (61) está preocupado porque la cuarentena lo ha dejado sin hacer lo que para él hoy es lo más importante en lo laboral: mantener como una alfombra la cancha del estadio Municipal de La Pintana, que es su orgullo. "Muchos equipos de Primera e incluso la selección han alabado cómo está la cancha. Dicen que es como una alfombra y eso es gracias a mucha gente que trabaja en ella", cuenta.

Letelier, goleador de raza en los 80, uno de los máximos artilleros de la historia en la selección nacional y con su cartón de entrenador profesional, hoy solo está ligado algo al fútbol cuidando aquella joyita de La Pintana. “Hace 14 años que trabajo para la Municipalidad. Estuve en escuelas de fútbol y dirigiendo equipos de niños con riesgo social. Ahora soy Administrador y Jefe de Mantención del estadio municipal. Hoy me acuerdo de Ceballitos, el canchero de la selección. Al final, aprendí mucho de él mirando lo que hacía…”.

-¿Por qué no está en el futbol?

“Porque nadie me llamó. Nunca tuve representante ni fui de los que se carteleaba con los dirigentes. Y eso, a la larga, me perjudicó…”

-Pero usted fue figura en varios equipos chilenos. ¿De verdad nadie lo buscó?

“Ni busqué ni me buscaron. Sin representante hoy es imposible tener trabajo como entrenador”.

-Tal vez no ha sabido demostrar su capacidad como DT…

“Creo que sí lo hice en cada equipo que dirigí. Por ejemplo, a nivel universitario, donde gané cinco títulos universitarios. Pero siempre fui un tipo quitado de bulla. Todo lo que logré en el fútbol lo logré callado. Pensé que siendo DT mis capacidades hablarían por mí. Pero no. Me equivoqué”.

Las estadísticas de goles en "La Roja": "Deberían sacar el promedio para ser más justos"

-¿Con qué equipo siente que los hinchas lo identifican?

“Con ninguno. Siento que la gente que me reconoce lo hace pensando en lo que hice en la selección. Estuve 10 años, jugué un Mundial, eliminatorias, Copa América. Estoy aún entre los 10 goleadores históricos de la Roja. Y siento que, al igual que Carlos Caszely, debería estar más alto en esa tabla porque nosotros hicimos goles en partidos que hoy no consideran los estadísticos y que valen igual.

-¿Cree que hay injusticia en esa manera de llevar las estadísticas?

“Claro. Caszely, Aravena y yo, por ejemplo, jugábamos cuando las eliminatorias eran en grupos y no todos contra todos en dos ruedas como ahora. Deberían sacar al menos los promedios para ser más justos”.

-Tres son los goles más emblemáticos que usted hizo por la selección: ante Argelia en el Mundial de España y los dos que convirtió ante Brasil en la goleada 4-0 de la Copa América 1987…

“Claro. Y cada vez que viene un Mundial o un partido ante Brasil, los periodistas me llaman para hablar de esos goles. Me gustaría sí que fuera también en otras ocasiones jajaja”.

"Soy de Wanderers, pero yo no significo mucho para el club"

-Usted nació futbolísticamente en Santiago Wanderers, explotó en Audax y se proyectó internacionalmente en Cobreloa. ¿De qué equipo se siente usted más cercano?

“Los tres fueron súper importantes en mi carrera. Dejé amigos y tengo buenos recuerdos de los tres. Pero soy porteño, y siempre he sido hincha de Wanderers. Es mi equipo, aunque pareciera que yo no significo mucho para el club”.

-¿Por qué siente eso?

“Porque nunca me han considerado para nada. A lo más, alguna vez estuve en alguna terna para ser director deportivo, pero nunca fui candidato a dirigir alguna división”.

-¿A qué atribuye eso?

“A cómo se maneja la sociedad anónima en Wanderers. Es muy fría y no hay respeto por sus ídolos o figuras. No soy de los que sataniza las sociedades anónimas porque la UC especialmente, y también Colo Colo y la U en alguna medida, consideran a sus ídolos. Pero en Wanderers no. Yo soy entrenador, titulado en la generación de Coto Sierra y Pato Almendra. Ellos trabajan y me alegro. Pero mi propio club no me considera en nada. Siempre le digo a mi familia que Wanderers se va a acordar de mí el día que deba poner la bandera a media asta. Parece una broma macabra pero no deja de ser en serio. A mí, de hecho, me ponían problemas para entrar al estadio a ver los partidos. Al final, no me hice mala sangre y cuando vivía aún en Valparaíso, me pagaba mi entrada como todo el mundo. No tenía ganas de mendigar una”.

Cobreloa y los recuerdos

-¿Siente el mismo trato por parte de los otros clubes en que jugó?

“No me han pescado mucho, pero la verdad es que me duele menos que lo de Wanderers. Tengo lindos recuerdos del Audax, de sus dirigentes que eran un lujo, aunque solo jugué un año ahí”.

-Ahí hasta bailó cueca para celebrar un gol…

“Jajaja. Sí, creo que fui el primero en Chile. Fue en un partido con Coquimbo Unido que tenía tres brasileños: Bene, Liminha y Torino, quien convirtió un gol y lo celebró bailando samba. Yo empaté y bailé la cueca como para devolvérsela. Es una buena anécdota”.

-De ahí se fue a Cobreloa donde se hizo figura internacional…

“Sí, se suponía que Audax tenía la opción de compra, pero Wanderers, que era el dueño de mi pase, no se la concedió porque tenía ofertas mejores de los clubes grandes. De hecho, todo terminó en los tribunales que le dieron la razón a Wanderers”.

-¿Por qué se fue a Cobreloa?

“Porque me convenció Vicente Cantatore. Fui a su departamento en Viña y me dijo que para mí era mejor irme a Cobreloa porque él me aseguraba que sería titular.  Me acuerdo que me dijo que en Colo Colo, que era el otro gran interesado, jugaría poco porque Caszely era inamovible. Eso me convenció”.

-Buena elección. Ese año fue subcampeón de América con Cobreloa.

“Claro. Fue en 1982 cuando perdimos la final con Peñarol. Debimos ser campeones de América ese año…”

-¿Qué siente al ver hoy a Cobreloa en Primera B?

“Mucha pena. Hoy Cobreloa vive solo de sus recuerdos. Su gran sueño es volver a Primera División. Es muy poco para una institución que hizo historia. Y todo por un grupo de dirigentes que hizo lo que quiso con el club, como lo dijo tan claramente Patricio Galaz hace poco”.

-Lete, ¿siente aún las ganas como para volver al fútbol? ¿No cree que aún tiene historia que escribir?

“La verdad es que hasta hace algunos años tenía la esperanza y la ilusión de trabajar en el fútbol. Sé de mis capacidades y mi experiencia como jugador también es algo importante. Pero ya no. El fútbol me dio todo, aunque también me quitó cosas. Terminé mi primer matrimonio, por ejemplo. Hoy, con mi señora actual, mis hijos y mis cuatro nietos, más mi pega en La Pintana, me siento realizado. No vivo de la nostalgia”.

Los goles de Juan Carlos Letelier ante Brasil en la Copa América de 1989

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