Javier Castrilli y sus asesores de más cercanos en la Comisión de Árbitros no lo podían creer cuando, hace algunos meses, pudieron acceder a un informe elaborado por la FIFA tras realizarle un control teórico a los árbitros chilenos y que dio como resultado un dato sorprendente: casi el 50 por ciento de los jueces nacionales no sabían o no se acordaban de las reglas del fútbol. Un desastre.
El argentino, conocido como "Juez de Hierro" y "Sheriff" en su época de réferi activo, de inmediato se abocó a una tarea: evaluar personalmente la acción de cada uno de los árbitros profesionales para hacer un diagnóstico más acabado, para luego elaborar un proyecto que en los próximos años eleve el deteriorado nivel del arbitraje chileno.
Tal proyecto fue entregado la semana pasada a las autoridades del fútbol nacional y ya ha provocado incomodidad y rechazo en un sector del arbitraje porque se entiende que ahora aumentarán las exigencias para poder dirigir un partido profesional.
Castrilli hará sentir su mano: Lapidario diagnóstico
Javier Castrilli se hizo el deber de ir a la mayor cantidad de partidos por fecha para poder tener una visión lo más amplia posible en torno al nivel de los jueces nacionales. En la ANFP aseguran que miraba dos y hasta tres partidos en un día y en distintas localidades. De hecho, un día vio un encuentro de Recoleta en Santiago al mediodía, otro de la U en Rancagua y en la noche otro de San Luis en Quillota.
Con ello pudo darse cuenta de que aparte de la ignorancia de las reglas de juego ("no saben qué es una carga ilícita y por eso cobran cualquiera", dijo a su entorno) hay entre los árbitros nacionales dos grandes falencias: mucha permisividad con los jugadores y una evidente deficiencia física o "fatiga de material".
En lo primero, Castrilli asegura en su informe que los árbitros nacionales dejan mucho espacio para los reclamos y simulaciones y que pasan por alto situaciones que son faltas de respeto, como cuando los jugadores tiran lejos la pelota en signo de su enojo por el cobro de una infracción. También son permisivos con los adelantamientos en el cobro de las faltas. Según un cercano a Castrilli, en un partido entre Santiago Wanderers y Everton, el argentino se sorprendió al ver que un jugador se adelantó al menos 15 metros para realizar un saque lateral sin siquiera ser impedido por el juez. "Eso es sacar ventaja de una acción y el árbitro debe evitarlo", fue su comentario.
En relación a la falta de forma física de los jueces, muchos de ellos “fofos”, de acuerdo a lo comentado internamente en la Comisión de Árbitros, se indica que hoy no se realiza como antaño un pesaje semanal para saber si los árbitros están en condiciones de dirigir. Es más, ni siquiera era un factor importante el que estuviesen lesionados para participar en un encuentro.
De hecho, pasó una situación bastante sorprendente al inicio de la era Castrilli. Cuando hizo las designaciones para el fin de semana consideró a Cristian Rojas como juez central. Pero Rojas llamó diciendo que no podía dirigir porque había sido operado unas semanas antes. Castrilli le preguntó porqué entonces había sido cuarto árbitro y había estado en el VAR las semanas anteriores. Y la respuesta fue que fue un acuerdo con el profe anterior (Jorge Osorio) para no perder los bonos por partido (200 mil pesos).
Castrilli explotó. Un árbitro lesionado o enfermo simplemente está inhabilitado para estar en un partido.
El nuevo orden que impondrá Castrilli
Los jueces nacionales son profesionales. Un árbitro de Primera División recibe un sueldo base de un millón 200 mil pesos y si es FIFA, un millón 800 mil. A eso se le suma que en cada partido en que es designado, sea cual sea la función- obtiene 200 mil pesos como bono, por lo que si un réferi trabaja tres fines de semana gana entre un millón 800 mil pesos y dos millones 400 mil pesos. Es decir, un sueldo más que bueno para cualquier chileno.
Pero las exigencias de trabajo no están, para Javier Castrilli, a la altura de lo que se cobra. Los jueces FIFA trabajan de lunes a viernes en horarios de mañana o tarde, y el resto los lunes, miércoles y viernes entre 8 y 12 del día.
Además, no deben hacer pruebas teóricas en forma permanente sobre reglas del juego, puesto que las anteriores administraciones del arbitraje nacional consideraban que, más que la teoría, "los árbitros aprenden con situaciones prácticas".
Por último, a pesar de que el INAF tiene en Quilín toda la tecnología para hacer simulaciones de jugadas en el VAR, hace rato que no son utilizadas "y hay árbitros que hoy son designados en el VAR y ni siquiera saben prender los equipos" dicen en la Comisión.
Todo eso lo consideró Javier Castrilli para elaborar su propuesta de trabajo para este año 2022 y que aquí se detalla.
Pretemporada: Todos los jueces profesionales deberán participar en la pretemporada que se iniciará el 24 de enero en Quilín con sesiones de mañana y tarde. En la primera jornada habrá preparación física, clases teóricas y análisis de casos. En las tardes, charlas de especialistas.
Pruebas Quiz: Durante el año habrá 38 pruebas quiz con cinco preguntas con alternativas que llegarán a los celulares de los jueces y que ellos deberán responder en cinco minutos. Serán tanto de reglamento como de apreciación de jugadas de partidos nacionales e internacionales.
Pruebas Teóricas: Habrá 10 pruebas de desarrollo durante el año en la cual los jueces deberán estudiar previamente las reglas y las modificaciones actualizadas.
Trabajos prácticos: En la temporada se habrán seis evaluaciones en las cuales los jueces, en la cancha, deberán tomar decisiones sin intervención del VAR.
Evaluaciones físicas: Cinco veces al año se harán pruebas físicas y todas las semanas los jueces tendrán que pasar por la balanza.
Charlas: Se harán diez al año con los profesores chilenos e invitados internacionales.
Aprendizaje del VAR: Durante todas las semanas se designarán grupos de árbitros para ser capacitados para manejar el VAR. Ello será después de las jornadas regulares por lo que los que deban hacerlo deberán quedarse una hora más.
Javier Castrilli espera que este plan -pese a los reclamos de sus pupilos- sea el punto de partida de una renovación total. Y aunque su contrato con la ANFP expira a fines de este año, espera que su mano se note en los próximos años tal como se notó siempre cuando él entró en una cancha.