"La siguiente jugada es la más importante". Con esa frase se puede definir el presente de Deportes Recoleta y su arquero Matías Olguín, quien viene de ser la figura ante Fernández Vial en la Primera B. El golero tapó un penal a Gustavo Gotti y fue clave en el resultado para los de Felipe Núñez. Hace cinco años, el "Mati" vivió uno de los momentos más difíciles en su carrera: la goleada 5-0 sufrida a manos del "Almirante" -en el mismo recinto deportivo- mientras él defendía a Brujas de Salamanca, que buscaba su paso a la Segunda División.
"Fue un día de mucha emoción, de muchas sensaciones, se me pasó por delante todo lo que he vivido, porque me ha tocado duro. Me tocó dar la vuelta larga, pero nunca bajé los brazos. El trabajo es la clave de todo, porque siempre he tenido esa hambre de llegar lejos. Ahora, con humildad, esfuerzo, sacrificio y resiliencia sigo adelante en el arco de Recoleta. Estamos luchando por salvar el descenso y sé que lo vamos a conseguir", expresó Olguín en diálogo con En Cancha.
Eso sí, no todo ha sido alegría para Olguín, quien, a sus 26 años, ha tenido que redoblar sus esfuerzos por seguir adelante con su sueño de ser futbolista profesional. Entre el deambular en el fútbol amateur, los trabajos de medio tiempo, las aulas, los camarines en pésimo estado, el poco dinero y las nulas oportunidades, el actual golero de Recoleta sigue en la pelea y está pasando por el "mejor momento deportivo de su carrera", según lo define al otro lado del teléfono.
Rechazado por su estatura
Olguín, para llegar a Deportes Recoleta, debió tocar puertas y sufrir el rechazo de varios lados. Desde la infancia, el arquero batalló con su estatura. En Audax Italiano, por ejemplo, lo rechazaron tres veces producto de su altura. "Me echaron en varias ocasiones, me decían que no iba a llegar a ser futbolista por ser 'bajito'. Eso me sirvió para curtirme, para enfocarme, porque todo esfuerzo en la vida se paga y así fue. Eso me marcó muchísimo, porque me alentó para demostrar que sí podía", dijo Olguín.
Luego, el mismo portero fue al endocrinólogo para ver cómo poder tratar su problema de crecimiento. "Los doctores me decían que no iba a crecer más, que era muy difícil. Uno cuando es chico esas cosas duelen, pero siempre recuerdo que me decían que durmiera temprano. Todos los días, a las 21 horas, ya estaba acostado y le pedía a Dios que no me dejara sin poder cumplir mi sueño. Siempre creí que era posible jugar al fútbol profesional", relató.
Eso no es todo. En Santiago Morning, donde desarrolló toda su época formativa, también vivió momentos incómodos e incluso no lo inscribieron en alguna categoría. "Ahí, me acuerdo claramente, Hugo Monárdez con René Curaz no me consideraron. Luego, ellos me cuestionaron y no creyeron que iba a ser profesional. Les dije claramente que ellos no eran quiénes para poder impedir mi sueño. Es cierto, me costó, pero seguí adelante y esas cosas te van motivando", agregó Olguín.
Hacer de todo
Luego de Santiago Morning, en 2016, Olguín quedó con el pase en su poder y tuvo que tocar puertas. El destino fue el Deportivo Estación Central de la Tercera División A. El búnker de trabajo era la Villa Francia y en ese desafío, el golero tuvo que ingeniárselas para sumar algo más de dinero.
"Imagínate, teníamos un equipo humilde y las condiciones no eran las mejores. Era algo nuevo para mí. Venía de cadetes y, de inmediato me tocó ir a la Tercera División. Recuerdo ese camarín con hongos y la paga no era mucha. En ese tiempo no me alcanzaba y después de las prácticas tenía que salir a trabajar de Uber hasta la noche", contó Olguín, quien también complementó con los estudios y sacó su título de técnico en minería.
Luego, en Brujas de Salamanca, Olguín otra vez lo tuvo cuesta arriba. "Me tocaba estar entre la suplencia y la titularidad. Para complementar tenía que trabajar en el empaque del Supermecado El Piolín. A la gente que trabaja allí la recuerdo con cariño. Todo eso me sirvió para continuar adelante", explicó con mucha emoción.
También, las tapadas del actual arquero de Recoleta no solo fueron en la cancha. "Recuerdo también que trabajé en una ferretería como especie de supervisor y reponedor. Me ha tocado difícil. Soy pura resiliencia", manifestó.
En pedir no hay engaño
Olguín tiene agradecimiento para dos entrenadores: Osvaldo Hurtado y Felipe Núñez, su actual técnico en Recoleta. Ambos los ayudaron a continuar su camino en el fútbol profesional, luego de varias aventuras en el fútbol amateur.
"La verdad que 'Arica' Hurtado me llevó a Santa Cruz, aunque no me dio la oportunidad de jugar mucho. Luego, el 'profe' Felipe Núñez me dio la chance y me ayudó a estar viviendo este sueño. Él valora mucho mi sacrificio y mi trabajo. Sin duda, él marcó mi carrera y me llevo muy bien con él. Tiene mucha personalidad y he aprendido varias cosas", comentó.
Tras su paso por Deportes Santa Cruz, donde logró el título en la Segunda División, Olguín estaba sin equipo y como no tiene agente usó el ingenio para seguir con su sueño: se consiguió el fono de Núñez, le envió un WhatsApp y la historia siguió para adelante. "Le hablé al 'profe' y él me pidió un video y un currículum. Cumplí con eso, fueron días de incertidumbre, hasta que me comentó que iba a tener una chance en el club y la historia es sabida para adelante", añadió.
Marraqueta bajo el brazo
En las próximas semanas, Olguín será padre junto a su novia Carla y eso también lo lleva a emocionarse nuevamente durante la entrevista. "Uno ha hecho muchos sacrificios, pero es porque quiero ser importante, seguir adelante con Deportes Recoleta y también jugar en la Primera División. Estoy viviendo uno de mis mejores momentos, doy el ciento por ciento en las prácticas, me saco la 'cresta' en cada entrenamiento y no puedo desaprovechar estas oportunidades. Ahora seré padre y tengo otra motivación más, junto a mi familia, para continuar cumpliendo mis sueños", agregó.
Para rematar, una de las figuras en la portería de Deportes Recoleta indicó que "me gustaría, algún día, poder jugar en el Audax Italiano. No es que sea hincha del club, pero sí tengo una espinita clavada por lo que me tocó vivir cuando era niño. Eso, en su minuto, me marcó, pero con el tiempo siento que fue una gran motivación para seguir adelante. La vida es puro trabajo, esfuerzo y estoy dispuesto a dar lo máximo. Quiero ser importante en el fútbol chileno y, sobre todo, una buena persona, que disfruta y ama lo que hace".
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