
Vivito y coleando en el fútbol chileno se encuentra el recordado Paulo Garcés. Hoy, a sus 41 años, el portero sigue volando de palo a palo, esta vez defendiendo la camiseta de Unión San Felipe en Primera B.
Y pese a que supo defender la camiseta de Colo Colo y la Universidad de Chile, es con la Universidad Católica, su club formador, con quien más se le identifica.
Eso sí, con los Cruzados tiene una relación rara, según el mismo confesó, sobre todo después de aquel fatídico partido de ida ante Peñarol por Copa Libertadores en 2011, cuando los dirigidos por Juan Antonio Pizzi estaban consiguiendo un empate valioso en Uruguay por los cuartos de final.

Dos groseros errores de Garcés le valieron al equipo perder 2-0 y complicarse para la vuelta. “Es un día imborrable para mí. Se me crucificó mal”, dijo en Máximas de TNT Sports.
“Reponerse de eso fue sumamente complicado, estaba recién nacido mi segundo hijo, y salir a la calle, que te escupan y te tiren cosas… Hasta el día de hoy el hincha de Católica se acuerda de eso, de que yo soy el culpable”, añadió.

Sin conocer el Claro Arena
Y es por esa situación ocurrida hace casi 15 años que el mismo Garcés, por ahora, no se ha animado a ir a San Carlos de Apoquindo a conocer el Claro Arena.
“El hincha de Católica no me ha perdonado. Hoy no puedo ir al nuevo estadio porque sé que es ir a pasarlo mal, no puedo llevar a mis niños por lo mismo, pero en algún momento de la vida se volverán a cruzar esos caminos porque le tengo un cariño y respeto inmenso al club. Me dio todo”, cerró.