La tragedia vivida en Avellaneda sigue en la mente de los hinchas de Universidad de Chile. A más de una semana de la violenta noche en el Estadio Libertadores de América, donde fanáticos azules fueron brutalmente agredidos por barristas de Independiente en la vuelta de octavos de final de la Copa Sudamericana, la Justicia argentina continúa sin dar con los principales responsables.
Según informó TyC Sports, pese a los operativos realizados en Buenos Aires, no se logró detener a ninguno de los ocho hinchas del Rojo identificados como los principales autores de los hechos, seis de ellos investigados por tentativa de homicidio contra simpatizantes de la U.
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Allanamientos sin resultados en Argentina
El juez José Luis Arabito, del Juzgado de Garantías N° 3 de Avellaneda, dio curso a la solicitud del fiscal Mariano Zitto y ordenó nueve allanamientos en barrios como Barracas, La Boca y Barrio Norte. Pese a los operativos, las fuerzas policiales no encontraron a los acusados, lo que llevó a emitir órdenes de captura nacionales e internacionales.
En los procedimientos se incautó indumentaria de la U, celulares y hasta un arma de fuego, elementos que forman parte de la investigación. Sin embargo, la ausencia de los señalados refuerza la sensación de impunidad que hoy preocupa a los hinchas azules, víctimas directas de la barbarie.
Los ocho imputados enfrentan causas por lesiones graves, tentativa de homicidio y robo en poblado y en banda, todas agravadas por haberse producido en un espectáculo deportivo. Uno de los buscados es incluso familiar directo de Mario Nadalich, jefe de la barra brava de Independiente.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, reconoció en diálogo con Urbana Play que la fuga de los responsables era previsible: “Todos se vieron en la tele, imagino que cuando fueron al barrio habrán presumido también. Hay ocho barras identificados, que tienen pedido de captura, que están siendo imputados por intento de homicidio”.
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Conmebol en alerta y la U a la espera
La situación también está en la mira de la Conmebol. Desde la dirigencia de Independiente ya presentaron su descargo, mientras que en la U hicieron lo propio, conscientes de que cualquier resolución puede impactar en su futuro inmediato en la Copa Sudamericana.
El fiscal Zitto, por su parte, apuntó a la deficiente seguridad privada contratada para el partido y la falta de coordinación con la Policía Bonaerense como factores que permitieron el caos. De momento, todavía no hay responsables, ni en la justicia ni en la Conmebol, de una de las tragedias más impactantes del fútbol chileno y sudamericano.