El 19 de febrero de este año ocurrió un hecho histórico, que tal vez pasó inadvertido para la mayoría, pero del que los más eruditos sí se percataron: por primera vez, no había ningún tenista con revés a una mano en el top ten. Esta tendencia se confirmó unos meses después, cuando el ATP de Finals (o Torneo de Maestros) solo contó con jugadores con ‘backhand’ a dos manos.
Varios de los mejores tenistas de todos los tiempos se lucieron con este tiro, desde Rod Laver a Roger Federer, pasando por leyendas como Pete Sampras, Ivan Lendl, John McEnroe, Boris Becker y Stefan Edberg, por nombrar solo a algunos.
¿El golpe más lindo del tenis se está transformando en un arte perdido? Los datos ciertamente parecen certificarlo. Si en el Masters de hace 30 años la mitad de los ocho participantes lo pegaban a una mano, diez años después los exponentes bajaron a tres. Para 2014 ya solo aparecieron dos. Hasta que en 2024 todos ejecutaron el revés con sus dos manos.
Jugadores con revés a una mano en el Masters
1984 (4) | 1994 (4) | 2004 (3) | 2014 (2) | 2024 (0) |
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John McEnroe | Pete Sampras | Roger Federer | Roger Federer | - |
Ivan Lendl | Boris Becker | Tim Henman | Stan Wawrinka | - |
Johan Kriek | Stefan Edberg | Gastón Gaudio | ||
Eliot Teltscher | Alberto Berasategui |
Mirando el ranking ATP, en 1984 eran apenas 6 los reveses a una mano entre los 20 primeros. La cifra fue bajando década a década. En el presente solo hay tres: el búlgaro Grigor Dimitrov, el griego Stefanos Tsitsipas y el italiano Lorenzo Musetti. Los mejores del mundo en la actualidad juegan todos con ese estilo, incluyendo a los dos grandes protagonistas del circuito que prometen dominar el planeta tenis por varios años más, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.
De hecho, cuando Federer ganó el Australian Open 2018 fue la última vez que el revés a una mano se consagró en un Grand Slam. Y se ve poco probable que haya un cambio en el futuro cercano.
El revés a una mano en el top 20 del ranking ATP
- 1984 (14): John McEnroe, Ivan Lendl, Andrés Gomez, Henrik Sundstrom, Eliot Teltscher, Yannick Noah, Pat Cash, Johan Kriek, Jimmy Arias, Kevin Curren, Tomas Smid, Vitas Gerulaitis, Juan Aguilera, Stefan Edberg.
- 1994 (9): Pete Sampras, Boris Becker, Stefan Edberg, Alberto Berasategui, Michael Stich, Thomas Muster, Richard Krajicek, Petr Korda, Patrick Rafter.
- 2004 (8): Roger Federer, Tim Henman, Gastón Gaudio, Joachim Johansson, Tommy Robredo, Mikhail Youzhny, Tommy Haas, Andrei Pavel.
- 2014 (5): Roger Federer, Stan Wawrinka, Grigor Dimitrov, Feliciano López, Tommy Robredo.
- 2024 (3): Grigor Dimitrov, Stefanos Tsitsipas, Lorenzo Musetti.
“Aquí yace el revés a una mano...”
“Camino a la extinción”, titulaba el año pasado el New York Times, recordando cómo un golpe que distinguió a grandes jugadores del pasado está desapareciendo, “tal como las raquetas de madera en su momento (transformándose) en una reliquia que genera admiración y nostalgia, pero cuyos días parecen estar contados”.
“Aquí yace el revés a una mano, el Apolo que los amantes de la belleza en el juego creían era inmortal”, fue el encabezado en mayo de Le Monde, que pese a enfocarse más en tendencias culturales y políticas, le dedicó un espacio a esta ejecución en descenso.
“Lo que más cautiva sobre el revés a una mano es la forma en que un jugador talentoso puede usar el movimiento, especialmente a la carrera, para esconder hasta el último momento la dirección del tiro”, reflexionó The Atlantic, otro sitio reconocido que no suele dedicarse al deporte. “Poder y consistencia son las únicas habilidades involucradas; también hay engaño, y por lo mismo arte. Más que cualquier otro golpe en el tenis, el revés a una mano es tan bueno como el jugador que lo usa (...) Se convierte en una firma del que lo manipula”.
El tenis moderno deja obsoleto al revés a una mano
¿Cómo se explica la desaparición de un tipo de golpe que antes dominaba el tenis y que maravilla incluso a los seguidores más casuales del deporte? Los expertos coinciden en dos puntos principales: la velocidad y potencia del tenis actual, y la ventaja comparativa que pegarle con las dos manos.
“Existe la sensación de que tal vez ya no es posible llegar a la cima sin un revés a dos manos. Los servicios son demasiado poderosos, el ritmo demasiado rápido para dar tiempo para acomodarse, y ‘esconder’ un revés débil perfilándose para la derecha parece ser demasiada desventaja en el tenis actual”, analiza Racquet Magazine.
Las nuevas raquetas de cuerda artificial le entregan mucho más poder a los jugadores, que de por sí hoy cuentan con un estado físico incomparable con el de sus predecesores. Poder golpear más fuerte, y más rápido, hace que la capacidad de reacción y la variedad -por sobre lo estilístico- se privilegie.
En un tenis moderno donde el saque-volea ya no existe, y los partidos se ganan o se pierden en largos rallies desde el fondo de la cancha, mantener el ritmo con el oponente parece más efectivo y recomendable que intentar terminar todo con un solo disparo sorpresivo. No por nada, el propio Federer, con toda su grandeza, perdió más de lo que ganó ante sus némesis, Djokovic y Nadal, quienes siempre buscaron “aprovechar” su lado débil.
David Nainkin, el jefe técnico de la Federación de Estados Unidos, ha reconocido que su consejo para las nuevas generaciones es que se enfoquen en aprender y desarrollar el revés a dos manos, porque es “más estable, y su movimiento es más corto y simple”. “Es casi imposible triunfar con el revés a una mano ahora. De hecho, creo que será todavía menos común en diez años más”, sentencia.
Lejana es la época en que Jack Kramer, el primer entrenador de Pete Sampras, le recomendó olvidarse del revés a dos manos que lo había hecho lucir en juveniles porque creía que con ese golpe no podría llegar a lo más alto como profesional.
Fernando González, el último gran exponente chileno
Chile no escapa a esta tendencia, por supuesto. Todos los mejores jugadores nacionales del momento usan el revés a dos manos: Alejandro Tabilo, Nicolás Jarry, Cristian Garín y Tomás Barrios. El último gran tenista chileno que empleó una sola mano fue Fernando González, quien ya en su momento iba contrario a la tendencia de sus contemporáneos como Ríos o Massú.
De los diez primeros jugadores nacionales en el ranking ATP, solo uno sigue el patrón de González: Diego Fernández, de 24 años y cuyo mejor ranking histórico es 652°.
Esto ciertamente se condice con lo que Hans Gildemeister ve cada día en su Academia.
“Siempre depende del profesor, ver qué estilo le conviene más al jugador. Pero la teoría indica que, técnicamente, a dos manos es más fácil para los niños, porque te entrega más variedad y porque lo puedes conectar tanto de frente como en ‘open stance’, algo que no puedes hacer a una mano”, señala Gildemeister. “Además, como la mayoría son diestros, eso también les permite generar más potencia con la ayuda de la izquierda”.
El ex número 12 del mundo era un caso atípico, uno de los pocos tenistas destacados en la historia que le pegaba con ambos perfiles a dos manos. Y por eso, defiende el tiro que le permitió destacar en una época en la que la mayoría de sus rivales empleaba el otro estilo de revés.
“Para mí, la gran ventaja es que es más difícil de leer para el rival, puedes ‘esconderlo’ mejor. No por nada (Guillermo) Vilas siempre me decía que yo lo enloquecía con mis ‘dropshots’, porque nunca podía adivinar dónde se lo iba a tirar”, recuerda con humor.
Para Gildemeister, esta tendencia llegó para quedarse en el tenis y no se ve por dónde vaya a cambiar. “Si antes los niños querían imitar a Sampras o Becker, ahora todos quieren ser como Sinner o Alcaraz”, indica. “Antes te decían ‘quiero pegarle el revés como Federer’, pero ahora que van quedando menos exponentes de ese estilo, eso también va a hacer que vaya disminuyendo”.
“De los niños que vienen por primera vez, de diez te diría que uno, o dos máximo, tienen la tendencia natural a pegarle a una mano”, sentencia.