Rodrigo Pony Ruiz dejó Chile con apenas 22 años de edad. Lo que comenzó como una oportunidad inesperada, tras un amistoso ante el Real Madrid, terminó convirtiéndose en una vida entera fuera de su país natal.
Desde que arribó al Puebla en 1994, el exdelantero nunca más volvió a vivir en Chile y aunque su carrera en México fue extensa y exitosa —al punto de tener una estatua en el estadio de Santos Laguna—, la historia en su tierra natal no tuvo segunda parte. Visitó el país por última vez en 2023, en uno de los momentos más duros de su vida: el funeral de su madre.
El histórico atacante hispano repasa con En Cancha Prime cómo llegó al fútbol mexicano, la adaptación a una liga intensa y competitiva, y la consolidación de una carrera que, si bien no fue del todo reconocida en Chile, sí lo convirtió en referente del fútbol extranjero. “No me proyectaba tanto, solo vivía el día a día”, confiesa Ruiz, quien también habla con honestidad sobre el deseo —jamás concretado— de cerrar su carrera en su país.
-¿Cómo llegaste al fútbol mexicano? ¿Fue una decisión difícil?
Para nada. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. A veces, estas cosas se dan sin planearlas. Fue después del partido contra el Real Madrid, el 22 de mayo del ‘94. Ganamos 1-0 (gol de Ruiz) y todo el equipo tuvo una gran actuación. El técnico del Puebla, que estaba viendo el partido, se fijó en mí. Y bueno, no lo pensé mucho. Tenía 22 años y sabía que era un paso importante para mi carrera. Nunca imaginé que iba a quedarme tanto tiempo en México, ni que nunca más volvería a vivir a Chile... pero así fue. A veces las decisiones que tomas sin tanto análisis son las que marcan el camino.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió al llegar a México, tanto dentro como fuera de la cancha? ¿Viajaste solo o acompañado?
En ese momento estaba casado, así que vine acompañado. Hoy sigo casado, pero con otra persona, ya en México. En lo profesional, lo que más me gustó fue descubrir una liga muy competitiva. Más allá de que se juega con un ritmo un poco más intenso que en Chile, también me impresionó el nivel técnico, la infraestructura, todo. Es una liga importante, aunque en esos años mi única referencia eran algunas noticias, como que Ivo Basay jugaba por acá o lo que había hecho Richard Zambrano en Santos Laguna. Esa era la única idea que tenía del fútbol mexicano.
-¿Sentiste que debías revalidar tu talento al llegar o desde el primer momento hubo respeto por el jugador chileno?
Desde entonces, al futbolista chileno siempre se le ha respetado en México. Nos adaptamos bien, encajamos. Si uno hace memoria, casi siempre los chilenos rinden acá y eso es atractivo para la liga. Pero en lo personal, como vine a préstamo, sabía que tenía que trabajar duro para que ese préstamo se transformara en una opción de compra y así poder establecerme más tranquilo. Siempre fui muy autocrítico y exigente conmigo mismo. Disfrutaba jugar, pero nunca fui conformista. Creo que esa mentalidad me ayudó a consolidarme y terminar retirándome acá, en México.
-¿En tus planes estaba quedarte tanto tiempo? ¿Pensaste en ir a Europa o probar en otra liga?
La verdad, nunca me ilusioné con eso. Siempre viví el día a día, sin pensar a largo plazo. En su momento, cuando jugaba en Chile, ni pensaba en la Selección, en un Mundial o en Europa. No sé si fue bueno o no, pero a mí me funcionó: me mantuvo enfocado en el presente. Así pasaron los años, uno tras otro, hasta que me di cuenta de que ya llevaba una década acá. Con 32 años ya ves todo distinto y entiendes mejor dónde estás parado.
Pony Ruiz: un regreso a Chile que nunca fue
-¿Nunca consideraste volver a jugar en Chile?
No, porque tampoco se dio la posibilidad. Nunca recibí una oferta concreta. Tal vez si hubiese llegado alguna propuesta formal lo habría pensado, pero no ocurrió. Una vez, cuando estaba en Toros Neza, la Católica vino a jugar a Ciudad de México y hubo una conversación informal, nada más. Nunca algo serio ni de Colo Colo, la U o Unión Española.
-¿Te quedaste con la espina de no haber cerrado tu carrera en Chile?
En ese momento, no. Pero ya retirado y con más años, claro que uno piensa: ‘Hubiese sido bonito jugar un par de años más en Chile, pelear un título, compartir más con esa camada de Unión Española del 94′. Varios salimos al extranjero y quizás pudimos haber logrado algo grande juntos. Son cosas que uno recuerda con nostalgia, pero no me puedo quejar. Tuve una carrera larga, linda y no me arrepiento de nada.
-¿Te hubiese gustado jugar en algún club chileno en particular que no se dio?
No. Esa pregunta me la han hecho también sobre si me hubiese gustado jugar en América o en otro equipo grande de México. Pero no. Siempre fui muy respetuoso de los clubes que me abrieron las puertas y no me proyectaba tanto. Nunca fui de idealizar esos escenarios.
-Estás en un grupo selecto de chilenos que brilló en México, ¿te sientes referente del fútbol chileno?
No, para nada. Sería muy ególatra de mi parte pensar eso. Acá han jugado grandes chilenos, grandes extranjeros y también muy buenos futbolistas mexicanos. Ya el hecho de que me reconozcan por lo que hice es un premio enorme, y con eso me basta.
-Pero tienes incluso una estatua en el estadio de Santos Laguna...
Fue un gesto que agradezco muchísimo, pero no me vuelve loco. Me mantiene con los pies en la tierra. Siempre he dicho que el mejor reconocimiento que uno puede tener es el cariño y respeto del hincha, y eso lo viví y lo sigo viviendo. La estatua está ahí, en el estadio, pero lo más valioso es el afecto de la gente.
-¿Crees que en Chile se valora lo que lograste en México?
No, evidentemente no. Pero no es algo que me quite el sueño. Estuve mucho tiempo fuera y probablemente hay desconocimiento o simplemente no se dimensionó lo que hice acá. Quizás fue poco lo que hice en Chile como para ser recordado. Pero bueno, nadie es profeta en su tierra, y eso lo entendí hace tiempo.
La opción de jugar por el Tri
-¿Te hubiese gustado jugar por la Selección de México?
Sí, lo he pensado. Cuando me nacionalicé, ya no podía optar a jugar por México, pero en su momento se dio mucho esa pregunta. Tal vez habría coincidido con Jared Borgetti, con quien hicimos una gran dupla en Santos. Habría sido interesante vivir eso. Si me preguntas directamente, sí: me hubiese gustado.
-¿Te sientes más mexicano que chileno?
Llevo más de la mitad de mi vida acá. Son ya más de 30 años en México. Pero eso no significa que reniegue de mis raíces. Amo Chile, tengo mi familia allá y claro que me gustaría en algún momento pasar más tiempo allá, no solo de visita. Disfrutar más de mi gente, de mi país.
