El director técnico Víctor Rivero (Valparaíso, 15/3/1980) bien podría ser declarado patrimonio de la Quinta Región. Llegó siendo un niño a Santiago Wanderers, se formó con una verdadera leyenda del fútbol chileno y, luego de una corta carrera como arquero, se puso el buzo para dirigir a los principales equipos de la zona.

En rigor, a Rivero solo le faltan San Antonio Unido y Concón National para haber dirigido a todos y cada uno de los elencos de la Región de Valparaíso; una marca singular, sin dudas. Y aunque también ha tenido experiencias en otras latitudes (Rangers, Cobreloa y Deportes Iquique) es en la Quinta donde más se le reconoce. De hecho, hoy todos hablan de él por haber mantenido a Deportes Limache en Primera División, en la primera experiencia de ese club en las grandes ligas.

El entrenador habló con En Cancha Prime y contó cómo partió esta historia, en el Puerto, hace más de tres décadas: “Desde los 8 hasta los 15 años, hice las divisiones inferiores en Santiago Wanderers y después tuve un proceso de selecciones amateur en el Deportivo Santa Inés, donde estaba Juan Olivares. Eso me llevó incluso a una Selección Chilena de aficionados... Volví a Wanderers, donde Juan Olivares me llevó, y ante la poca posibilidad de jugar empiezo a salir a préstamo a equipos de Tercera, como Provincial Ligua, San Luis de Quillota y Limache. Después de quedar en libertad de acción en Wanderers, vuelvo a San Luis en 2002 y al año siguiente logramos el ascenso a Primera B, en el equipo en que estaba Humberto Suazo. Me mantuve un año más ahí y me fui a Calera por cinco años, hasta 2010”.

-¿Qué tipo de arquero era usted?

Era bastante ágil. Como Juan Olivares se caracterizaba por tener un muy buen saque de pie, inculcaba y trabajaba mucho ese fundamento. Era arriesgado y valiente. Me perjudicó mi altura en un principio (en juveniles de Wanderers, 1.54; luego, 1.80) pero eso después lo trabajamos en un tratamiento que duró unos tres años. Jugué hasta donde debería, nada más. Me quedó la espinita de no haber jugado en Primera División, pero quizás eso me sirvió para, al momento de ser entrenador, apuntar a dirigir en la serie principal.

-Se retiró muy temprano del fútbol…

A los 30 años partió mi carrera como entrenador. Primero como ayudante con Emiliano Astorga en Unión La Calera hasta 2012 y luego Palestino. Él se va a Wanderers y comienzo mi carrera como DT en 2014 con San Luis.

Formación de San Luis de Quillota, con el hoy DT de Deportes Limache en el arco. Foto: Personal Víctor Rivero.
Víctor Rivero.Formación de San Luis de Quillota, con el hoy DT de Deportes Limache en el arco. Foto: Personal Víctor Rivero.

Leyendas del fútbol chileno bajo la lupa de Víctor Rivero

-Nombres importantes para el fútbol chileno acaba de mencionar. ¿Hablemos un poco de ellos? Juan Olivares, leyenda de Wanderers y mundialista con Chile…

Más allá del entrenador de arqueros, es mi padre futbolístico. Llegué a los 8 años a Wanderers y estuve con él hasta los 20. Cuando me fui a los 15, lo hice a su club amateur, donde comencé una preparación más personalizada. Antiguamente, no se ocupaban los preparadores de arqueros y trabajar con él me permitió tener los fundamentos del puesto, jugar a niveles que me llevaron a una Selección. Para mí, es la persona más importante e influyente en el arco y también con los valores que me inculcó…

-¿Y Humberto Suazo? ¿Cómo era el Chupete antes de la fama mundial?

En esos tiempos, Humberto venía de jugar en Universidad Católica. ¿Y cómo era? Bueno, eso que tienen los genios, bastante irreverente… Era una etapa en que quizás nunca podríamos haber dimensionado hasta dónde iba a llegar, pero si él no hubiera estado en ese equipo de San Luis nunca hubiéramos logrado el objetivo que el club perseguía hacía 13 años (el ascenso). Me reencuentro con él después de 20 años, en que hizo esa carrera a nivel mundial, goleador del mundo, y ahora empieza su experiencia como entrenador y yo, técnico hace diez años…

-Siempre se dice que Humberto Suazo comenzó tarde; quizás hasta dónde hubiera llegado de haber dado el salto a la fama antes…

Más que iniciar tarde, él se demoró en explotar. Pero el mismo Humberto lo ha contado, que la muerte de su papá lo afectó. Él estaba solo en Santiago, fue un par de veces a préstamo… En San Luis encontró un poco de esa confianza y el año anterior lo había vivido en cierta medida en San Antonio… Fue padre, entonces, ese año alcanzó su madurez personal y futbolística. Lo recuerdo bien: él termina de competir en Tercera División, donde hace 50 goles, y es llamado a ese Preolímpico que se realizó en Chile (2004), en que no pudo jugar porque los otros futbolistas estaban en Primera División. Pero ahí fue el golpe, el momento que necesitaba para que su carrera despegara…

-¿Qué lo motivó a usted a ser entrenador y cómo fue la transición de jugador a técnico?

Siempre tuve la inquietud de estudiar. Estaba en equipos de Tercera División, del Ascenso, donde los años duraban hasta octubre o noviembre y comenzaban en febrero. Sabía que cuando el fútbol se me terminara, si no tenía una carrera profesional iba a tener que trabajar en algo ‘normal’, por así decirlo. Tuve estudios universitarios, que no los pude continuar por temas de tiempo y, cuando se me dio la posibilidad de hacer la carrera de entrenador, primero hice el curso de preparador de arqueros y posteriormente el de entrenador, mientras jugaba. No sabía que en algún momento dirigiría en Primera División, pero cuando se presentó la posibilidad, cuando se me hacía difícil encontrar club, salió la opción de trabajar con Emiliano Astorga, así que la tomé.

-¿Con Emiliano Astorga arrancó como ayudante técnico o preparador de arqueros?

En 2010 llega Astorga a Unión La Calera, fui parte del ascenso y, luego, Andrés Toro es quien me invita a participar. Yo era un poco de las dos cosas. Allí comencé, cumpliendo ambas funciones…

10 años de carrera como técnico lleva el actual DT de Deportes Limache. Foto: Agencia Aton.
Víctor Rivero.10 años de carrera como técnico lleva el actual DT de Deportes Limache. Foto: Agencia Aton.

Víctor Rivero: un símbolo de la Quinta Región

-Pese a que ha entrenado en otros lados, usted es un hombre de la Quinta Región. ¿Esa es su zona de confort o es algo circunstancial?

Me he fijado en eso también y quizás un desafío que tengo es poder trascender más allá de la Quinta Región. En Cobreloa estuvimos a un paso del ascenso, por ejemplo. Siempre me lo cuestiono y debe ser por tener acá una tranquilidad emocional y familiar. Eso nos permite como cuerpo técnico hacer bien nuestro trabajo…

-¿Wanderino?

¡De corazón!

-¿Le gustaría tener una revancha como entrenador de Wanderers? Porque su paso por el club en 2021 no fue bueno…

Esa vez me traicionó el corazón wanderino. La vez que fui a Wanderers yo sabía que no debería haberlo hecho. Cuando salí del club, hace 25 años, me prometí que algún día iba a volver. No se dio como jugador, pero sí como técnico. Yo tenía claro que no tenía que volver cuando lo hice, pero fue una decisión pasional. Mi familia influyó mucho también. Después de haber salvado a Calera del descenso en un escenario imposible, cómo no iba a hacerlo con el club de mis amores. Me sirvió como experiencia, que las decisiones no se toman con el corazón y sé que en algún momento voy a volver.

-¿Pero por qué estaba tan seguro de que no debía tomar a Wanderers?

En comparación a lo que habíamos hecho en Calera, era totalmente distinto. Llegar con un plantel conformado, en mitad de un campeonato, donde tienes que tomar decisiones. Yo no era tampoco la prioridad del club, ya que el técnico que iba a llegar no lo hizo por el rechazo de la gente (Ivo Basay). Los jugadores querían a otro entrenador y, bueno, cuando uno va a una situación límite como esa, tienen que estar todos alineados; en esta ocasión, no era así.

Víctor Rivero en Santiago Wanderers. Foto: Agencia Aton.
Fütbol Chileno.Víctor Rivero en Santiago Wanderers. Foto: Agencia Aton.

-Ahora está en Primera, pero una buena parte de su carrera la ha hecho en la B. ¿Qué le parece esa división? Porque se ha transformado en una categoría que gusta mucho en el fútbol chileno…

¡Es una carnicería! Imagínese que de los diez años que llevo dirigiendo, ocho los hice en Primera B. En algunos casos, dirigí solo en liguillas buscando la gloria (Unión San Felipe). Es emocionante, con las virtudes y los errores de esta división. Nosotros, por ejemplo, terminamos ascendiendo el año pasado y el último partido del Campeonato lo perdimos 6-0. Después, en la Liguilla, sacamos el 90 por ciento de los puntos. También está el premio a la regularidad, como el campeonato con San Luis (2014/15), que lo ganamos de punta a punta. También me tocó casos inusuales, como el de Calera (2017) que tenías que ganar una liguilla al mejor del torneo anterior y después otra llave al campeón de la Copa Chile, que había sido penúltimo de Primera, Wanderers… La B es un torneo donde cualquiera le puede ganar a cualquiera; eso lo hace emocionante.

La valoración del entrenador chileno

-Todos los campeones de este año en nuestro fútbol tuvieron directores técnicos chilenos. ¿Por qué cree que a veces se mira en menos un poco al entrenador chileno?

Es infravalorado, pero quizás también sea un poco por responsabilidad nuestra. Al entrenador chileno le falta proponérselo, creérsela. Lamentablemente, tenemos al otro lado de la Cordillera la mejor escuela o la mayor cantidad de técnicos que hay en el mundo, entonces de alguna manera opacan nuestro trabajo. Es más fácil creer en el de al lado que en nosotros. Esperemos que lo que se hizo este año ayude a la credibilidad del técnico chileno.

-Se lo pregunto porque pareciera que al equipo grande siempre tiene que llegar un extranjero; a la Selección Chilena, lo mismo…

El hecho de no haber técnicos chilenos en el extranjero, que en Chile no hay tantos entrenadores nacionales que hayan tenido logros. Esa es la misión nuestra, ser capaces de ganar credibilidad. Así como se les han dado muchas oportunidades a técnicos extranjeros y que no han resultado u otros que nos hicieron ganar títulos que no habíamos conseguido en 100 años, pero es resorte nuestro estar preparados. ¿Exigimos la oportunidad? Para eso tenemos que estar actualizados y ganarnos la credibilidad.

-¿Qué proyecciones tiene como entrenador? ¿Fútbol chileno? ¿Afuera? ¿Quinta Región?

Seré sincero: me proyecto a conseguir un cupo internacional con Deportes Limache y, para ello, tenemos dos instancias importantes. Este miércoles 10, en la final de la Copa Chile, en que vamos a ir con todo. De no lograrlo, vamos a tener una revancha el 25 de enero en la Supercopa, que entrega un cupo internacional para 2027. Quiero seguir compitiendo, aprender de los errores que se cometieron este año y mejorar. En lo personal, en estos momentos no puedo pensar en salir de la Quinta Región, por la enfermedad que aqueja a mi suegro, así que la proyección inmediata es apoyar a la familia.

-Si a principios de año le hubieran dicho que estaría jugando la final de la Copa Chile, ¿lo hubiera creído?

Quizás no imaginaba llegar a una final de Copa Chile, pero sí creía que el equipo, si lograba encontrarse, podía pelear un cupo a Sudamericana por la tabla anual. Si hacemos memoria, dejamos escapar muchos puntos en la primera parte del año; incluso, hay una estadística que dice que si los partidos terminaran en el minuto 90, Limache habría ido puntero. Dejamos escapar unos 12 puntos después de los 90 y eso nos habría permitido ahora estar peleando por cupos internacionales. Lo que sí y algo que nos ayudó mucho en creer en el equipo fueron esas presentaciones que tuvimos ante Colo Colo en la Copa Chile. Vinieron a reafirmar las convicciones en el equipo que habíamos conformado.

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