El fútbol internacional tiene un anecdotario rico y extenso. Relatos asombrosos, en que caben hazañas deportivas colosales, equipos inolvidables y momentos irrepetibles. También, episodios asombrosos y de tal rareza que, aunque no representen importancia vital en el devenir histórico de la actividad, sí vale la pena consignarlos.
¡Cómo fue a pasar algo así! es la exclamación obligatoria. Por ejemplo, cuando en pleno partido entre Francia y Kuwait en el Mundial de España 82, el jeque de esa nación del Golfo Pérsico entró a la cancha y exigió que un gol que le habían marcado a su país fuera anulado; el árbitro le hizo caso...
O hasta la misma Mano de Dios protagonizada por Diego Armando Maradona en México ’86. Un instante único en la historia del fútbol y que hasta hoy deja a muchos con la boca abierta.
Esta historia nada tiene que ver ni con Mundiales ni con grandes figuras en la historia del fútbol, pero es tan singular, irrepetible y asombrosa, que debería ser muchísimo más conocida de lo que realmente es.
Cuarta División de Inglaterra, 1970. El protagonista, el escocés Thomas George “Chic” Brodie o, mejor dicho, el futbolista que vio cómo su carrera llegaba a su fin, cuando un perro lo lesionó irremediablemente durante un partido.
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La increíble historia de la lesión de Chic Brodie
Es difícil de creer, pero un simpático can que se metió intempestivamente a una cancha de fútbol le provocó una lesión tan severa a un jugador, que significó el final de su carrera deportiva.
Ocurrió el 27 de noviembre de 1970, en un duelo entre Colchester United y Brentford, cuadro este último en que Broadie era el arquero, por la Cuarta División inglesa.
Broadie tenía 33 años y una carrera no muy destacada. Había jugado en cuadros menores, como el Gillingham, Wolves, Northampton Town y en Manchester City (pero el verdadero e histórico Manchester City, no el de Pep Guardiola e inflado por los petrodólares).
Segundo tiempo del partido, que Brentford ganaba cómodamente por 4-0, cuando un terrier blanco se metió a jugar al césped del estadio. La acción seguía y el perrito, feliz, perseguía la pelota por toda la cancha.
Hasta que en un momento determinado, el balón le llegó a Brodie. ‘Cachupín’ se le fue encima con amistoso gesto para seguir con sus animadas jugarretas. ¡Desastre! El resultado para el portero fue calamitoso: rótula hecha añicos, corte de ligamentos y adiós al fútbol profesional para siempre.
Brodie intentó volver a la actividad algunos años después, pero solo le dio para jugar algunos partidos en equipos amateur. Se mudó a Londres, donde las ofició de taxista, y falleció a los 63 años, producto de un cáncer.
Sin dudas, la lesión más surrealista en la historia del fútbol.
