En una revancha de las últimas finales de la NBA, Boston Celtics derrotó al campeón Golden State Warriors, pero la gran estrella de los californianos, Stephen Curry, tuvo su propio momento de brillo: terminaba el primer tiempo y el base le robó la pelota nada menos que a la figura del rival, Jayson Tatum... y no conforme con eso marcó un triple más allá de la mitad de la cancha para vencer la chicharra.