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Daniel Matamala: “El doble estándar de los políticos se repite una y otra vez”

El periodista nuevamente señaló con el dedo al abanico de colores e intereses que compone ese amplio sector y que, en su opinión, siempre ha culpado a la prensa cuando ha sido descubierto cometiendo un acto de corrupción.

Un nuevo señalamiento a la clase política, hizo este domingo Daniel Matamala en su habitual columna de opinión titulada "Hágase la luz", poniendo el acento en el denominador común en que se convierte la prensa a la hora de buscar un responsable cuando son públicamente investigados por diversos ilícitos, en los que se le cuestiona su falta de probidad.

En el artículo publicado por La Tercera, el periodista pone de ejemplo el "Caso Luminarias", que es transversal a los partidos políticos y en el que están involucrados hasta ahora autoridades y funcionarios de municipios en 13 de las 16 regiones que tiene el país, y que representan a todo el espectro político de derecha a izquierda, pasando por sus respectivos matices, y por un monto en sobornos que contabiliza $1.659 millones.

"Los involucrados son de todos los colores políticos. La corrupción y los abusos no son de izquierda ni de derecha, sino que aparecen en cualquier lugar en que se acumule dinero y poder, con poca transparencia y fiscalización", dijo el comunicador.

Añadió que dada esa situación, es que las sociedades modernas se dotan de una serie de mecanismos para mantener a raya el poder, con instituciones formales como la Fiscalía, la Contraloría, el Consejo de Defensa del Estado (CDE) o el Consejo para la Transparencia y otras de orden social como la prensa, ONGs, asociaciones de usuarios, etcétera.

"Todas ellas, por cierto, también cometen errores y tienen intereses. Pero, con todas sus imperfecciones, sirven como molestos lomos de toro en las avenidas de la corrupción y el abuso. Por eso, los dictadores se deshacen de ellas, clausurando instituciones independientes y acallando a las voces incómodas".

En el caso de las democracias, acotó, “cada vez con mayor éxito, los políticos atacan sistemáticamente a esos organismos y sus miembros, para minar la confianza pública en ellas”.

Ataque violento al mensajero

Matamala remarcó que "basta que un político chileno sea descubierto con las manos en la masa, para que acuse a fiscales y periodistas de sesgo o activismo, y envíe a jaurías de seguidores a atacar con virulencia al mensajero".

Incluso, enumeró varios ejemplos respecto a las reacciones que tienen las autoridades chilenas y sus partidos cuando son expuestos públicamente con el respaldo de antecedentes de una indagatoria en la que son investigados por diversos delitos de fraude al fisco.

"Si la prensa recoge evidencia que involucra a Jadue, el Partido Comunista denuncia una "sucia campaña" en su contra. Si la Contraloría encuentra irregularidades en municipios UDI, ese partido imputa "sesgo de izquierda". Si la Fiscalía acusa a Marco Enríquez-Ominami, este se declara víctima de "una persecución jurídica con fines políticos". Si un diario revela las cuentas de José Antonio Kast en Panamá, él habla de una "dictadura mediática progresista"".

Por eso, enfatizó, "ver la corrupción en el sector político opuesto o en el candidato que aborreces es fácil; la verdadera prueba es intentar examinar la evidencia de que tal vez uno de los tuyos tiene las manos emporcadas en un negocio sucio. Es más fácil cerrar los ojos y sumarse a la turba que ataca al mensajero, destruyendo cualquier forma de control".

“Cuando lo logran, quienes detentan el poder pueden estar tranquilos. Saben que sobre sus negocios turbios nunca se hará la luz”, concluyó.

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