¿Qué es el informe Valech y cuál es su relevancia en el contexto del los 50 años del Golpe de Estado?

El Informe Valech, un testimonio doloroso de la represión y la tortura durante la dictadura militar, emerge nuevamente en la memoria colectiva en el contexto de los 50 años del Golpe de Estado. Una mirada profunda a su significado y su poder en la búsqueda de la verdad.

Informe Valech En el informe se dio cuenta de los distintos métodos de tortura, las consecuencias de la prisión política y la tortura para las víctimas y se identificaron 802 de los 1.132 recintos de los que se reunieron antecedentes.

Bajo el manto de conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, la administración del Presidente Gabriel Boric ha revivido un tema que había permanecido en las sombras: el secreto que envuelve al Informe Valech.

Fue el propio ministro de Justicia y Derechos Humanos, Luis Cordero, quien, en una jornada reciente, desveló la intención del Gobierno de considerar un levantamiento parcial de ese misterio. Pero esta revelación no viene aislada, sino que se entrelaza con el recién anunciado Plan Nacional de Búsqueda por el Ejecutivo.

La propuesta de Cordero no es temeraria. En ella se aboga por una divulgación cuidadosa, donde el respeto prevalece. La información sería presentada de manera reservada, siempre con el beneplácito de aquellos que sufrieron lo indecible en aquella oscura época bajo el mando de Augusto Pinochet Ugarte. El propósito subyacente: trazar el destino incierto de los detenidos desaparecidos.


El amanecer de la verdad: La Comisión Valech

En una época en que Chile decidía enfrentarse a sus demonios, en la conmemoración de los 30 años del Golpe, se constituyó la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, mejor conocida como Comisión Valech.

Bajo la sombra del Palacio de La Moneda, un 26 de septiembre de 2003, Ricardo Lagos, entonces presidente de la nación, estampó su firma en un decreto supremo, dando vida a una instancia para la verdad. Su propósito no era menor: llenar los vacíos que la Comisión Rettig había dejado atrás ya que sólo arrogó algo de luz sobre los asesinatos a manos de agentes estatales durante la época de Pinochet, pero había en ella silencios ensordecedores respecto a la prisión y tortura. Aquella firma de Lagos buscaba dar voz a esos silencios.

Ricardo Lagos recibiendo el Informe Valech | Foto: El Blog de Rigardo Lagos
Ricardo Lagos recibiendo el Informe Valech | Foto: El Blog de Rigardo Lagos

Su labor no era sencilla, debía recoger los testimonios de decenas de miles de víctimas, desgranadas por todo el país.

Al igual que un cirujano que debe enfrentarse a una herida supurante, la Comisión, bajo la dirección del obispo de la arquidiócesis de Santiago, Sergio Valech, abordó estas memorias dolorosas. El resultado fue un voluminoso informe que reconoció a 27,255 víctimas, poniendo fin a años de silencio y negación. Más tarde, y luego del segundo informe, el Estado de Chile reconoció en el 2011 un total de 38.254 víctimas de prisión política y tortura.

El reflejo en el espejo: El informe desvelado

Un documento como el informe Valech no puede simplemente leerse, debe ser sentido. La digitalización de sus páginas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos ha permitido que se perpetúe este testimonio del dolor y la resiliencia.

Con una meticulosidad que recuerda a un bordado hecho con hilo y aguja, el informe delineó patrones de abuso y tormento. Pero, al igual que cualquier gran obra maestra, lo que verdaderamente resalta, página a página, es el espíritu humano: las historias de resistencia, la camaradería en los momentos más oscuros, la esperanza que surgía de lugares inesperados.

En el corazón de la polémica: Implicancias y críticas

Sin embargo, como cualquier esfuerzo humano, el informe Valech no estuvo exento de críticas. Hubo voces que consideraban que se quedó corto, que no profundizó lo suficiente en las implicancias de las fuerzas armadas y de orden en las violaciones a los derechos humanos. Otros sostenían que puso un foco excesivo en la tortura, sin considerar otras formas de represión.

A pesar de ello, no cabe duda de su impacto y relevancia. El informe no solo sacó a la luz los horrores de la dictadura, sino que también permitió el acceso a reparaciones para las víctimas y sus familias, concediendo reconocimiento y justicia.

Medio siglo después: Mirando atrás con determinación

Memorial dedicado a los Detenidos Desaparecidos (DD.DD.) en la dictadura, instalado al interior del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos | Foto: Museo de la Memoria
Memorial dedicado a los Detenidos Desaparecidos (DD.DD.) en la dictadura, instalado al interior del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos | Foto: Museo de la Memoria

Cincuenta años después del Golpe de Estado, el informe Valech es una piedra angular en la construcción de la memoria histórica de Chile. En el juego del recuerdo, donde las luces y sombras a menudo se entrecruzan, este documento se erige como un faro de verdad.

Sin embargo, detrás de este informe y pasados los años, hay un susurro persistente y que incomoda, uno que clama por transparencia. Es el susurro del secreto que envuelve parte del informe Valech, un velo que ha durado más de dos décadas, cubriendo los nombres de aquellos que inflingieron un dolor inenarrable a miles.

La exigencia de levantar ese secreto no es solo una cuestión legal, sino una imperiosa demanda ética y moral que emana desde el alma de las víctimas, sus familiares y que se sigue proyectando en las nuevas generaciones.

La sociedad civil, organizaciones de derechos humanos y sobrevivientes siguen pidiendo que se revele toda la verdad, y, sobre todo, que se identifique a los perpetradores y se confronte el horror con nombres y apellidos.

No se trata solo de una necesidad de justicia, sino también de asegurar que las futuras generaciones comprendan plenamente la profundidad del abismo al que Chile fue arrastrado desde las más altas cúspides sociales. Las más influyentes.

La nación, sin duda, hoy está en una encrucijada, balanceándose entre el pasado y el futuro, entre optar una vez más por el silencio o develar al fin la verdad.

Levantar el secreto del informe Valech es más que un acto administrativo; es un paso hacia la sanación, una forma de reconocer plenamente el dolor y garantizar que nunca más se repita. Es el desafío de un país que busca cerrar las heridas, pero también el compromiso de una sociedad que anhela construir un futuro basado en la empatía y la justicia.