“Nada se destruye, todo se transforma”, es la frase que utilizó el químico Antoine Lavoisier para referirse a la conservación de la materia, pero lo curioso es que se puede aplicar en cualquier ámbito de la vida, como, por ejemplo, el luto. La tristeza de perder a un ser querido con el correr de los días, de los meses, de los años; se calma, pero no se olvida, y lo sabrán mejor que nadie aquellas madres que han tenido que llorar a sus ángeles en silencio.
Sí, suena frívolo, pero es una realidad de la que pocas veces se habla o, mejor dicho, de la que nunca se ha hablado, y principalmente porque existe una estigmatización en torno al aborto. Si me preguntan por qué, lo primero que se me viene a la cabeza es por miedo o por el típico “qué dirán” tan característico de una sociedad cegada por el tabú.
Ahora, si les soy honesta, probablemente sea por el pánico que genera remontarse a ese escenario traumático, donde todo se nubla, donde te cuestionas e incluso, en el que se puede llegar a experimentar el sentimiento de culpa. Pero, también, porque las mujeres que han experimentado esta situación sienten que no serán comprendidas, y como no, si hay frases que en vez de cobijarte te hacen sentir peor: “Por algo pasó”, “Tal vez no estabas preparada”, “No tenías tanto” y “Da lo mismo, podrás tener más hijos”, son solo algunas de ellas.
Es ahí cuando me pregunto ¿Cuál es el fin de minimizar el dolor ajeno, acaso el luto es válido solo en lo tangible? Particularmente, creo que no. Las mujeres que han perdido a sus hijos de manera espontánea son madres y tienen el mismo derecho a sentir, a extrañar, a recordar y darle un espacio en sus vidas a esos seres que alguna vez fueron parte de ellas, con libertad y sin temores.
Pero lamentablemente, la realidad, la triste realidad es mucho más cruel de lo que se imagina, pues no existen redes de apoyo que asistan a estas mujeres, a veces ni siquiera se cuenta con las familias, y de cierta forma, eso las obliga a cargar con una mochila que con el paso del tiempo se vuelve más pesada.

Luto en silencio: ¿Cómo afecta a la salud mental de las mujeres?
A mí, personalmente, siempre me ha llamado la atención el poder abordar este tema, pues de cerca conozco la realidad que viven algunas mujeres y lo difícil que se puede tornar esta situación tanto en la pérdida como en el duelo, y las consecuencias que puede tener en la salud mental de cada una de ellas.
Para efectos de este reportaje periodístico tuve la posibilidad de entrevistar a Paz (27), quien experimentó un aborto espontáneo a sus 18 años de edad y cuando apenas tenía dos semanas de gestación. Al ser consultada por los sentimientos que experimentó cuando cayó en cuenta de lo que le estaba sucediendo, su expresión cambió, tanto como si la devolvieran a aquel momento.
“Inicialmente, sentí miedo, no sabía muy bien lo que pasaba, ya que sentía un dolor muy fuerte en el vientre. Parecido a cuando te baja el período, pero tres veces más fuerte. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, de lo que me estaba pasando, el miedo se agudizó aún más, pues, no tenía a quién recurrir. Si bien, mi familia siempre me ha dado el apoyo suficiente, en ese momento preferí callar, era chica, hace seis meses había comenzado mi relación amorosa y no sabía muy bien qué hacer”, comenzó diciendo la chica.
En torno al luto, me comentó con un nudo en la garganta que es algo que aún no logra superar, ya que nunca ha tenido la posibilidad de verbalizar lo que hace casi nueve años le ocurrió: “Durante todo este tiempo he guardado silencio, más que nada para evitar que me hagan preguntas incómodas o me juzguen por no haberlo contado, pero eso no significa que la pérdida esté superada, al contrario, no hay día en que no piense en lo sucedido”.
Al querer indagar más, me comentó que por varios meses bloqueó sus emociones, pero al cabo de un año, comenzó a experimentar crisis de pánico y otros trastornos de salud mental, que en algunos momentos la hacía “detestar” a los niños que tenía cerca de ella o las mujeres embarazadas.
“Estaba enojada con la vida y apartarme de la realidad, era un método de defensa. Si bien, no busqué ese embarazo, el sentir que me habían arrebatado algo, lo hacía distinto”, precisó. Al mismo tiempo, aseguró que el haber sufrido un aborto espontáneo le ha generado una serie de inseguridades e incluso le ha hecho replantearse la idea de convertirse en madre.
María (54) también quiso entregar su testimonio, ella perdió a su hija cuando tenía casi seis meses de embarazo. Si bien, el doctor tratante se dio cuenta cuando tenía 24 semanas de gestación, ella aseguró que desde hace mucho antes no sentía el movimiento de su bebé.
“Quedé en estado de shock, no sabía qué pensar, no sabía qué camino tomar. Me entregué a los doctores y la verdad, ya no me importaba lo que pasara conmigo. No sabía cuál iba a ser el desenlace al inducirme a un parto (no asistido), me dijeron que me iban a someter a un tratamiento y al cabo de 24 horas iba a tener contracciones, sabiendo que la bebé estaba muerta. Era un dolor de alma y físico”.
Sobre el duelo, aseguró que es algo que se vive en silencio, ya que hay muchas preguntas, pero ninguna respuesta. “Después con el tiempo te das cuenta de que las cosas a veces pasan para mejor. En mi caso, mi bebé venía con malformación congénita”, expresó.

Al escuchar estos dos testimonios, recurrí a Lilian Moreno Segura, Psicóloga Clínica, quien me comentó que el haber sufrido un aborto espontáneo puede afectar de sobre manera a la salud mental de las mujeres. “Sienten los mismos síntomas que si falleciera un hijo nacido vivo, los efectos son iguales a cualquier otro proceso de duelo y consta de cinco etapas: la negación, la ira, la culpa, la negociación, la depresión y la aceptación”, comenzó explicando. Eso sí, aclaró que la mayoría de las féminas llega a consulta cuando el cuadro depresivo se hace visible, y puede ser a los años después o incluso luego de haber tenido otro hijo.
En torno al luto en silencio, la profesional, aseguró que las mujeres prefieren callar para no herir a los demás y porque experimentan el sentimiento de culpa.
“Muchas veces el duelo no es posible elaborarlo sola, se necesita de la ayuda de un profesional y medicamentos, una vez que se haya salido de esta primera fase, se recomienda conversar con tu familia y/o pareja, porque la muerte sí es un tema tabú. Ahora, si se quiere recordar al bebé, lo mejor es hacer un rito o una especie de funeral, pero lo más importante es vivir el dolor, no callarlo, y así sanar”, concluyó.
¿Qué es un aborto espontáneo, cuáles son las principales causas y qué se recomienda?
Victoria Arancibia, Enfermera del Hospital Metropolitano de Santiago definió el aborto espontáneo como “la pérdida natural del embarazo antes de la semana 20 de gestación, cuyas principales causas son los problemas cromosómicos del feto, anomalías del embrión y los problemas de salud de la madre”.
Sobre los riesgos que podrían tener las mujeres, la profesional aseguró que, con relación a la parte física, puede haber infecciones, hemorragias y complicaciones en embarazos futuros. Por lo mismo, recomendó contar con un equipo multidisciplinario en el caso de que haya más planificación familiar.
Por su parte, Claudio Caro, Ginecólogo Obstetra, insistió que debe haber una planificación previa al embarazo: “Uno debe prepararse antes de concebir para conseguir el mejor resultado posible. Es bueno pedir exámenes hormonales, tener niveles normales de glicemia e insulina, y tomar vitaminas previamente para tener una despensa llena para el momento del embarazo”.
Si eres parte del porcentaje de mujeres que ha sufrido un aborto espontáneo, debes saber que no estás sola en esta lucha, pues al igual que tú, existen otras que enfrentan esta dura realidad día a día, solas o acompañadas. Lo importante es poder visibilizar y empatizar con el dolor de todas aquellas que lloran a sus hijos no nacidos.