La sociedad actual, fanática del alto rendimiento y los logros, generalmente evalúa de manera positiva a las personas que mantienen una actitud ligada a ello, sin embargo, observa de manera negativa a quienes no poseen esta postura, calificándolos como perezosos.
Y es que en la cultura en la que vivimos, es habitual pasar por momentos o etapas en las que estamos desmotivados y no queremos precisamente seguir con esta corriente. No obstante, de acuerdo a la psicología, esto no quiere decir que no nos importen las cosas, sino que puede ser un síntoma de algo que va más allá, como lo es el agotamiento, la depresión o la soledad.

¿Por qué estamos desmotivados?
La mayoría de nosotros ha pasado por un momento de desmotivación, un estado mental que puede estar marcado por una desconexión de los factores que nos entregan un buen estado de ánimo cada día.
Según la profesora en Stiller School of Business en Champlain College, la Dra. Lindsey Godwin, sostiene en Psichology Today que frecuentemente las personas buscan resolver este síntoma con tácticas que pueden funcionar a corto plazo, pero que no entregan los resultados que esperamos. Lo anterior incluye horarios ajustados, rastrear los hábitos o prometer recompensas al finalizar una tarea.
Frente a ello, la especialista hace una distinción de dos tipos de motivación: la extrínseca (recompensas, elogios, calificaciones y más) de la intrínseca (curiosidad, propósito y disfrute), siendo esta última la que nos ayuda a concluir las cosas, aun cuando el panorama es difícil.
De esta manera puedes superar la desmotivación
De acuerdo a Godwin, existen tres maneras de recuperarnos de un episodio falto de motivación, especialmente la intrínseca, que son:
- Analizar por qué realizamos una tarea, ya que se puede perder el impacto que tenía en nosotros en un principio.
- Buscar qué sensación deseamos al realizar algo, y primero evocar eso antes de esperar sentirse motivado.
- Dejar tiempo para lo que sí disfrutamos, al menos 15 minutos, ya que cuando realizamos solo tareas que no nos agradan, el cerebro deja de distinguir lo que quiere hacer de lo que debe hacer.