Estuvo seis meses vistiendo la camiseta del Club Universidad de Chile y volvió a Argentina con un título en la maleta: la Copa Chile 2013, donde los azules vencieron 2-1 al Club Universidad Católica. Hablamos de Sergio Velázquez, exlateral derecho que llegó ese año al Centro Deportivo Azul para reemplazar a Matías Rodríguez.
El argentino, quien se retiró el 2019 a los 29 años, salió de Defensa y Justicia para tener su primera experiencia fuera del país. Pero su estancia en Chile fue de dulce y de agraz. Si bien logró un trofeo, con Darío Franco en la banca técnica, y dando el pase clave para el gol del triunfo de Juan Ignacio Duma en Temuco, no tuvo la continuidad que él hubiese querido.
En conversación con En Cancha, el trasandino cuenta los motivos que lo obligaron a tomar la decisión de terminar tempranamente su carrera, repasa su estancia en la U y aquella final ante los cruzados que todavía está en la memoria de muchos hinchas del Romántico Viajero.
- A los 29 años te retiraste del fútbol. ¿Por qué a tan corta edad?
Me retiré por varios factores. Estar en el fútbol significa estar en una burbuja, el ambiente es bastante malo y decidí no seguir ligado. Tuve una diferencia con algunos representantes y eso terminó por cansarme del ambiente y tomé la decisión de retirarme. El 2019 fue el último año que tuve contrato. Ahora estoy de chofer en una universidad en Florencio Varela (zona sur de Buenos Aires) y con emprendimientos propios como la venta de ropa.
- ¿Qué diferencias?
No voy a entrar en detalles, pero hubo situaciones que se pudieron haber resuelto de mejor manera. Pasa que un futbolista puede pasar tiempo sin enterarse de cosas y solo te queda confiar en lo que te dice tu representante y el club. La situación se volvió insostenible y terminé dejando la carrera y la relación con este tipo de personas. No estaba para vivir esas situaciones y dije que no quería jugar más al fútbol.
- ¿Has seguido las últimas campañas de la U? ¿Qué opinión te merece la situación que vive el club?
Sí, he seguido en general las temporadas. Quizás ahora no está en un buen momento, pero sigue siendo el equipo más grande de Chile y creo que más temprano que que tarde saldrá a flote. Se va a acomodar otra vez. Esto de tener malas temporadas es común en los equipos de la talla de la U y es normal que aparezca la ansiedad en la gente que desea que de inmediato todo cambie, pero eso no es fácil, ya que cada seis meses van cambiando jugadores y técnicos. Es difícil armar un plantel y que se conecte en un corto tiempo. Todo es un proceso.
- ¿Cómo analizas tu paso por Universidad de Chile? ¿Fue el más importante de tu carrera?
Sí, obvio que sí. Mi paso por la U fue breve pero intenso. Yo estaba en Defensa y Justicia en la B Nacional de Argentina y a los cuatro días después pasé a jugar Copa Libertadores. El club en el cual me encontraba no era una institución consolidada como ahora y pasar de un extremo a otro fue fuerte. A Chile llegué a disputar tres campeonatos seguidos. Fue otra la exigencia y por eso fue mi experiencia más linda.
Matías Rodríguez, su asistencia en la final frente a la UC, y Darío Franco
- ¿Crees que te dieron poco tiempo? Solo estuviste seis meses...
Sí, creo que sí. Seis meses es muy poco para afianzarse y más que nada para intentar responder a las expectativas, ya que llegué a reemplazar a Matías Rodríguez que había dejando una huella tremenda. A partir de ahí, la vara estaba muy alta y en poco tiempo es imposible llenar el vacío que generó su partida.
- ¿Fue un peso extra llegar a reemplazar a Matías Rodríguez?
No lo viví así en el momento porque yo no veía mucho fútbol y menos de afuera de Argentina. Cuando llegué mis compañeros me hablaron mucho de Matías y ahí me fui enterando de la huella que dejó. La vara estaba alta, pero eso no fue problema mío.
- Pese al poco tiempo y a tu irregularidad fuiste pieza importante en la final de Copa Chile 2013 frente a Universidad Católica tras asistir en el 2-1 final. ¿Cómo recuerdas ese momento?
Me acuerdo que el partido estaba muy lindo, tenso y con un gran ambiente, como son los clásicos. Cuando entré tenía la sensación que lo íbamos a ganar. Antes del gol tuvimos varias ocasiones de gol. Lo teníamos ahí pero no podíamos marcar, situación que generó miedo porque en cualquier contra te podían marcar. La jugada del gol la preparamos en la semana con Darío Franco. Entrar con doble pared, centro atrás y que alguien apareciera en el área. Se dio todo. Yo estaba bien posicionado, con Charles Aránguiz hicimos la pared y centré. Por eso el festejo fue muy completo, porque se dio algo que trabajamos en los días previos.
- Roberto Cereceda, un compañero tuyo en esa época en la U, señaló que el peor director técnico que tuvo en su carrera fue Darío Franco. ¿Compartes? ¿Cómo fue tu experiencia con el DT?
Es contradictorio lo que pienso de él. Si bien lo enfrenté antes de ir a Chile, no lo conocía perfectamente. Cuando me llamó para reforzar a la U, fue una novedad ya que fui a un lugar donde no conocía a nadie del cuerpo técnico. Lo que sí sabía era cómo trabajaba y la exigencia en los entrenamientos. En el tiempo que me dirigió tuvimos grandes diferencias porque quizás él esperaba más de mí o porque siempre era así, un DT que en el partido no paraba de moverse, le salían llagas en la boca, es decir un enfermo del fútbol, cosa que puede ser buena o mala. Hay jugadores que les llega lo que transmite y algunos que les desmotiva, como a mí. No es mal técnico, trabajamos bien, pero como en todo a veces se dan las cosas y a veces no. Discutimos y a los dos días lo resolvimos y borrón y cuenta nueva. Incluso cuando me devolvó a Argentina coincidí con él en Defensa y Justicia. Hablamos y me dijo que no me iba a tener en cuenta, que iba a hacer la tercera opción. Pero de mi lado al menos cero rencor.