La UC está a un día de volver a saltar a la cancha en el Campeonato Nacional 2022. Lo hará mañana ante Everton en Viña del Mar, cuadro al que recibirá en San Carlos de Apoquindo, en uno de los últimos duelos del tetracampeón del fútbol chileno en su recinto.
El estadio de los "Cruzados" está a poco más de dos meses de ser cerrado, para luego entrar en fase de modernización, donde será ampliado hasta llegar a una capacidad de 20 mil personas sentadas, y entregado a fines de 2023 como el reducto más vanguardista de Chile.
Y aunque la promesa del club y de los arquitectos es entregar un recinto con tintes europeos, lo cierto es que tendrá un "toque chileno", pero por malas razones: la violencia en los estadios nacionales. A diferencia de lo que ocurre en Europa, las rejas, de momento, sí están contempladas.

Estadio europeo con rejas sudamericanas
"El tema de la seguridad es complejo dentro del estadio. Tenemos un ideal de cómo nos gustaría que fuera la experiencia dentro del estadio, hay una búsqueda por un estándar internacional, una imagen de un estadio más europeo a la que nos hubiese gustado apuntar", dijo a Radio ADN Samuel Araneda, uno de los arquitectos a cargo del proyecto.
"Hay que aterrizar eso y están solventadas las soluciones que implica Estadio Seguro, como las vallas más altas. Hay una deuda como fútbol chileno desde la infraestructura y más atrás, desde quienes toman las decisiones. Cumple con las medidas que se solicitan buscando que esos elementos no interfieran con la comodidad de los espectadores", complementó.
Ahora el conjunto de Cristián Paulucci se enfocará en sacar la mayor cantidad de puntos en su cancha en esta primera rueda, para luego mudarse a una nueva casa, donde las alternativas que más seducen son el Estadio Nacional y el Santa Laura.